Movilidad individual para ganarle al transporte público

Este tema es un claro ejemplo de cómo a veces fallamos como consumidores, a pesar de ser cautivos del monopolio estatal de este servicio terciarizado en empresas privadas. Ser críticos y demandantes de mejoras es nuestra obligación como clientes. O bien, ante la adversidad, se abren nuevas posibilidades de movilidad cotidiana como la individual e independiente.

El artículo pretende terminar siendo una reflexión a la tendencia de consumo del transporte público en estos últimos años, visto como platense que lo usa periódicamente. Los que lo compramos a este servicio día a día, sabemos que no lo tenemos bien prestado. Lamentablemente parece que hemos hecho una historia con hincapié en viajar barato, pero no bien. Desde aquí surge el nuevo espectro de opciones para moverse en lo cotidiano de manera más individual y con menos dependencia de terceros.

Ahora, como personalmente soy un atento observador de la historia, traigo aquí una anécdota del papá de un amigo de toda la vida, que se llamaba Oscar, platense él y político en la época de la presidencia de Ricardo Afonsín. Una vez me contó que viajaba a Buenos Aires en el ferrocarril Roca en un vagón confitería, donde leía el diario y tomaba café cómodamente con sus eventuales compañeros de viaje que le tocaba en ese día. Lo hacía dos veces por semana promedio. Iba tranquilo, tal como lo recordaba en su nostálgica reseña. Tomando este sencillo ejemplo de cómo viajaba él, vemos cuán lejos estamos de este tipo de consumo de transporte público al compararlo con el que tenemos hoy.  Esto no hace más de 40 años. Parece que en vez de haber ido para adelante, recién vemos en el tren unos cables de lo que será el tren eléctrico, sin vagones confitería seguramente, pero esperemos que con aire acondicionado y un poco más cómodos que los vigentes. Sólo un atisbo de mejora a la luz de lo que era viajar en aquellos trenes que usaba Oscar.

En las principales capitales del mundo, metrópolis como París, Londres, Nueva York… y varias más, han logrado un desarrollo en ese sentido que da gusto vivirlos a veces. Prácticos, sencillos y cómodos. Nosotros, hoy nos estamos acostumbrando a la SUBE como ejemplo de practicidad, ya que se puede usar también en los peajes por ejemplo y fácil de recargar. Pero no tenemos esos subtes, esos micros, ni esas líneas de distribución tan amplias que te permiten llegar de los alrededores al centro en cómodas circunstancias de tiempo y forma. Y no es tan lejano pensar en nosotros viendo esas capitales, ya que de ahí vinimos, porque nuestros ancestros llegaron al país como inmigrantes sabían de eso.

Mi experiencia, que es otra más cercana a la de Oscar, marca por ejemplo mis viajes a Buenos Aires (como cualquier platense, esa ciudad nos atrae por amor, estudio, trabajo, ocio, pero siempre queremos volver a nuestras queridas diagonales) eran en tren en el Roca a Constitución, poniendo la mochila adelante para no dar oportunidad al hurto entre tantas maniobras de seguridad personal. O bien, en el famoso “Costera”, parado en el angostísimo pasillo del micro durmiéndome parado y ¡haciendo equilibrio dormido! Siempre mirando por la ventana la eterna construcción de la tan ansiada autopista Buenos Aires - La Plata (increíble que tantos años pasaran sin una unión de ese tipo entre esas dos capitales). A nivel local, nuestras líneas de micros son básicas y prolijas a la hora de las rutinas de horarios y unidades, pero no dejan de ser también parte de esta historia de dejadez.

Por esto entiendo que hemos implementado un nuevo marco de simplificación de nuestra movilidad en lo cotidiano, bajándonos de autos para subirnos a motos, viendo la bicicleta como una opción mas sana y menos costosa. Quizás un poco más riesgoza, pero elegimos eso por encima de viajar muy mal. Esto es parte de esta historia donde empezamos a crear nuevos medios de transporte en los que no dependamos de gobernantes para viajar bien y llegar en como quisiéramos a nuestros compromisos, cualesquiera fueran ellos.

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En fin, la queja constructiva como consumidores es nuestra responsabilidad, y no ha sido nuestro fuerte definitivamente. De a poco y con constancia debemos aprender a serlo. Porque pagamos un servicio, y nos merecemos mucho mejor trato. Si no, miremos las bicis y las motos pequeñas que han llegado a un grado de evolución muy prácticas para nuestra vida cotidiana, con una accesibilidad y mantenimiento mas alcanzables que los autos y que terminan siendo una excelente opción, dependiendo el caso. Más aún en una ciudad como la nuestra, llena de estudiantes y pequeña en distancias. Esto ya ha pasado en el mundo, y se empieza a leer aquí.