Gimnasia fue todo corazón y se trajo el pasaje a cuartos

Por WALTER EPISCOPO
COMENTARIO

El agua acumulada sobre el campo de juego, y más la cantidad, no estaba en los planes de nadie, y terminó desnaturalizando un partido que en otras condiciones seguramente no se hubiera disputado. Pero Diego Abal no hizo picar la pelota, dijo se juega, y en esos términos, antes que nada Gimnasia y Racing debieron olvidarse gran parte de lo ensayado durante la semana para encontrar la forma de mover la pelota corriendo la menor cantidad de riesgos.

Ni bien optaron por un traslado con pases largos, sacando la pelota lo antes posible del fondo, porque tenerla significaba poner en peligro el arco propio, Acuña encontró en la puerta del área y sacó un zurdazo fuerte que pegó en la mano derecha de Gorga, que tapaba, y Diego Abal, quien en una noche complicada también para él evitó ser demasiado fino en las zonas calientes, hizo seguir.

Licht, quien se resistió a rebolearla, escaló antes de cumplirse el primer cuarto de hora, y tras recibir un pelotazo de Sebastián Romero adelantó la pelota contra el agua y los marcadores, hasta cruzar un centro bajo que Carrera conectó en el primer palo. Atento, Orión tapó abajo, junto al palo, y el primer ataque a fondo de los albiazules terminó siendo un tiro de esquina.

Mejor adaptado a las condiciones del terreno, el Lobo volvió a llegar a fondo un puñado de minutos después, ahora a partir de una salida a toda velocidad de Niell, quien buscó la entrada por el medio de Carrera, que levantó por sobre el arquero. El desesperado cierre de Pillud, más el palo, salvaron a una Academia que no encontraba el modo de ponerse futbolísticamente a la altura de su rival.

El agua, que convirtió a la cancha de Lanús prácticamente en una pileta, la velocidad con que se movió Gimnasia, desde movimientos tan simples como efectivos, y los altibajos de Racing, terminaron por favorecer el trámite de un partido que con los apuntados factores en contra igual creció hasta merecer el calificativo de entretenido.

Otra más a favor del Lobo antes de que se fueran al descanso: cuando se había traspasado la barrera de la primera media hora, y de nuevo con Licht como punto de partida, la pelota le llegó a Imperiale, quien desde lejos, y en línea recta, le pegó al arco sorprendiendo a Orión, que no pudo retener, aunque Ibáñez no alcanzó a usufructuar.

La Academia no logró descifrar el problema que representaba llevar la pelota desde su arco, y tras un par de remates desde lejos, sin complicaciones para Alexis Martín Arias, recién dispuso de una chance que pudo traer consecuencias cuando Lisandro López dominó en la puerta del área y terminó sacando un zurdazo que no encontró el arco.

El gol que mereció en el primer tiempo, Gimnasia lo encontró a poco de iniciado el complemento. Pablo Alvarez frenó a Niell que escapaba por derecha, y tras la amonestación del marcador, Licht se hizo cargo del tiro libre correspondiente. La pelota viajó hasta sorprender a Orión, quien no pudo más que dar un rebote que capitalizó Imperiale para empujar al gol.

El 1 a 0 del Lobo terminó de abrir un partido que se hizo verdaderamente de ida y vuelta, porque más allá del desgaste físico, Racing salió a buscar el empate, dejando terreno libre para las respuestas de Gimnasia. En ese ida y vuelta, de pronto entró en escena Martín Arias, el arquero que sacó tres pelotazos con destino de gol. Espectacular estuvo el arquero, así de simple.

De contra, primero llegó Ibáñez, inmediatamente después del gol, y tras la tapadas en cuestión, una corrida de Vegetti continuó con un centro para la llegada de Ibáñez, quien le pegó exigido e hizo explotar la pelota en el travesaño.

Hasta el final, insistió el conjunto de Avellaneda, que con campo y pelota a disposición, acorraló a un equipo Tripero que aguantó delante de su arco hasta que el árbitro marcó el final. Triunfo, pasaje a cuartos y que pase San Lorenzo.