La Bombonera, pero en el cine

En las cientos de salas de todo el país habilitadas para el estreno, dijo ayer la gacetilla oficial, “Boca 3D”, sumó en su primera semana un total de 145.000 personas, inédito para un documental en la historia del cine argentino. Los que van al cine a ver la peli y los que van a la Bombonera son todos, o casi todos, hinchas de Boca. Y así como celebran el triunfo aún si el equipo juega mal, también festejan en el cine aún cuando, como observan muchos críticos, la película pueda tener errores técnicos. Van a la Bombonera y al cine con la camiseta puesta. Cantan los mismos cantos en uno y otro lugar. Son hinchas en estado puro.

Fútbol y cine en Argentina eran algo común en tiempos del primer peronismo. “El hincha”, “Pelota de trapo”, “El crack” y “El centroforward murió al amanecer” son acaso algunos de los títulos más emblemáticos de aquellos tiempos. El Mundial 78 fue reflejado por Sergio Renán con “La fiesta de todos”, una concesión a la dictadura de Videla. Pocos años atrás, “El hijo de Butch Cassidy”, uno de los cuentos más delirantes de Osvaldo Soriano, sobre un supuesto Mundial de la FIFA jugado en la Patagonia en plena Segunda Guerra Mundial fue llevado al cine en versión de falso documental por dos italianos admiradores del escritor argentino, que era fana de San Lorenzo. Y, en tiempos más modernos, tuvimos primero a “Metegol”, una bella animación de Juan José Campanella y guión de Eduardo Sacheri, inspirada en “Memorias de un wing derecho”, un cuento del Negro Fontanarrosa. Y luego, este mismo año, “El 5 de Talleres”, sobre el retiro difícil de Patón Bonassiolle, capitán y volante de Talleres de Remedios de Escalada.

Otra cosa son las historias de los clubes. River, igual que algunos otros, nos ofreció en 2013 un momento de su historia con el documental “Esos colores que llevás”. Federico Peretti, su director, homenajea a “la bandera más grande del mundo”, armada cuando el equipo estaba en el peor momento, en pleno descenso a la B. Es un homenaje a los hinchas que aman a su equipo. Cero “folklore” mal entendido, al punto que prescinde deliberadamente de palabras como “Boca” o “Bombonera”. “Boca 3D” también es película-documental de club (hay un mínimo de ficción con Funes, el memorioso que cuenta la historia del equipo). Y, por si fuera poco, es la primera en 3D, como destaca la promoción. La Bombonera no sólo aparece en palabra. Es casi el leit motiv de la película. El escenario en el que el 3D cobra más vida. Por eso explotan las salas de cine casi igual que en la tribuna. Es casi como estar ahí. Caen papelitos en la tribuna y en la sala. Cantan todos juntos. Puro carnaval. Me cuentan de cines que eligieron bajar alguna peli extranjera y dedicarle más salas a Boca 3D. Y de cines que tuvieron que parar Boca 3D para advertirle a la gente que sus cánticos impedían escuchar a las pelis que se proyectaban en salas contiguas. Las imágenes de la Bombonera 3D corresponden a un Boca-River. No es el último Superclásico de la Bombonera y el escándalo. El del Panadero y el gas pimienta. Porque “Boca 3D” es una película homenaje.

Hay momentos muy emotivos. Carlitos Tevez, entrevistado dentro del estadio de la Juventus vacío en un lunes de mediodía italiano, recuerda a Darío Coronel, su amigo y compañero de equipo de Fuerte Apache, que delinquió y murió bajo las balas de la policía. Carlitos cuenta con alto registro de sensibilidad el día de la despedida, él partiendo hacia la selección Sub 17, su amigo hacia la muerte. Y también está el testimonio del “Chapa” Rubén Suñé, capitán duro del Boca del Toto Lorenzo, autor del gol de tiro libre en la única final directa de la historia contra River (Nacional de 1976), un gol sin imágenes filmícas, porque siguen sin aparecer. Suñé, tan duro adentro de la cancha, tan frágil afuera, cuenta cómo no pudo sobrellevar el retiro y eligió tirarse de un sexto piso. Sobrevivió y se recuperó. Alternan con otras muy buenas apariciones, como las del Beto Márcico contando algunas intimidades o la revelación de Antonio Rattín, que cuenta que antes de la final de la Libertadores del ‘63 le ofrece al DT Adolfo Pedernera golpear a Pelé para provocar la expulsión de ambos. “Porque el Santos sin Pelé es otra cosa y Boca puede jugar sin mí”.

Hubo muchas críticas porque faltaron testimonios directos de acaso los dos principales hacedores del último Boca campeón de todo, el DT Carlos Bianchi y el crack Juan Román Riquelme. Trabajé en “Boca 3D”. Su director, Rodrigo Vila, fana de Boca, y autor de un gran documental sobre Mercedes Sosa, me contrató para aportar investigaciones periodísticas que ayudaran al guión final. Vila buscó a Bianchi y a Riquelme hasta que pudo. Salvó la ausencia de Bianchi con muchas imágenes en las que aparece el Virrey y menciones constantes de los jugadores hacia él (Martín Palermo y el Mellizo Barros Schelotto). Y salvó la ausencia de Román con todo un segmento dedicado a él. A su magia, al caño a Yepes. Está el Topo Gigio. Y está ante todo el momento en el que Román agradece la estatua que le hicieron los hinchas en el Museo de Boca, un Riquelme con ojos vidriosos y voz entrecortada declarando su amor por Boca. Su partido despedida contra Lanús. Así como no hay entrevistas a Bianchi ni Riquelme, tampoco están Sebastián Battaglia o Roberto Mouzo, jugadores con records históricos en Boca, uno el más ganador, otro el que más partidos jugó. Y Diego Maradona sólo está en imágenes restauradas y en el momento emotivo de la despedida. Hay que admitirlo, no debe ser fácil contar cien años de historia en cien minutos. La arbitrariedad es inevitable.

Por eso, más que las “ausencias” de ambos (tampoco aparece el actual presidente Daniel Angelici), es más polémica la presencia acaso exagerada de Mauricio Macri. Macri sí habla de Bianchi, pero es peor, porque lo pone casi a la par de los demás técnicos que tuvo durante su presidencia. Es cierto, Macri lideró como presidente al Boca más exitoso de la historia, al Boca que es estrella de la peli por méritos propios y también porque hay más imágenes y más jugadores reconocibles para el público joven. Pero son demasiadas intervenciones de Macri, con lo que eso implica en plena campaña electoral en el país. Si hasta el único periodista que aparece es Fernando Niembro, hoy candidato a diputado en el partido de Macri. Los hinchas de River, inevitable, lanzan sus burlas más crueles en las redes sociales. “Mientras ustedes sacan entradas para ‘Boca 3D’, nosotros sacamos pasajes para ir a Japón”. O que “en dos salas tuvieron que parar la peli porque el efecto 3D hace que el gas pimienta llegue a los espectadores”. Leí también algunos críticos a los que no les gustó la peli como producto cinematográfico, muy cuestionadoras de los resultados del uso del 3D, la herramienta más valiosa, porque es la que diferencia de un buen documental de ESPN y la que acaso justifica pagar una entrada de hasta 120 pesos.

También leí críticos que cuestionan la omisión a cualquier momento difícil. La 12 aparece como fiesta cuando la menciona Carlitos Tevez. No hay violencia, no hay conflictos, no hay crisis, apuntan las críticas. Difícil que las haya cuando “Boca 3D” se propone como homenaje. Así parecen entenderlo los miles y miles de hinchas que, igual que cuando van a la cancha, se visten sus camisetas, coordinan viaje conjunto y, acaso salvan tanta presencia de Macri y prefieren salir cantando de la sala, felices porque el Boca de “Boca 3D” gana como nadie. Y gana en tres dimensiones. Ahora, eso sí, debe volver a ganar títulos dentro de la cancha. Para que la fiesta sea completa.

Por

Ezequiel FernAndez Moores