Nunca se dio por vencido y logró un premio más que merecido

Por NICOLAS NARDINI
COMENTARIO

RAFAELA, Santa Fe
Enviados especiales

El espíritu de búsqueda tuvo su premio en la noche rafaelina. Estudiantes, sin apartarse ni siquiera en la adversidad en el marcador, de su idea de manejar la pelota y los espacios, supo reponerse tras un revés inicial, dio vuelta el marcador con goles de Carrillo y Vera y redondeó una noche feliz al quedarse con una victoria tan trabajada como inobjetable.

El gol tempranero de Rafaela, vía Depetris, alteró los planes albirrojos. Esa carambola a la salida de un tiro de esquina que derivó en la anotación de Depetris, le complicó la historia de movida al Pincha, porque el dueño de casa, tras esa ventaja en el amanecer del partido, pasó a sentirse más cómodo al replegar sus líneas y apostar a la contra.

A Estudiantes le costó encontrar los espacios y, fundamentalmente, le faltó claridad en los últimos treinta metros. Con la apuesta por el módulo 4-3-3, la intención de Milito quedó clara desde el comienzo. Dos punteros bien abiertos adelante, Carrillo peleando todas por el centro y los tres hombres del medio jugando por encima de la línea divisoria, con el objetivo de achicar espacios hacia adelante y ganar la batalla geográfica del partido. Pero el gran contrapeso fue la falta de precisión en las entregas de tres cuartos de campo en adelante y las escasas pelotas punzantes para el artillero de Magdalena.

Con Auzqui por derecha y Cerutti por izquierda en el comienzo (luego rotaron de banda) el equipo no logró, en el primer tiempo, el desequilibrio deseado porque ninguno de los dos estuvo preciso en el uno contra uno. Tan solo una de Cerutti sobre la media hora de juego, en una de las pocas acciones en que logró sacarse la marca de encima en diagonal desde afuera hacia adentro.

Damonte no estuvo fino en la primera línea de pase y el Pincha se apoyó más en el traslado de Acosta que, aún pecando de individualismo en más de una ocasión, fue quien aportó más rupturas de estructura en la etapa inicial.

Al equipo le faltó volumen de juego. Hubo pocas asociaciones y el más perjudicado por esa situación fue Carrillo, a quien le llegó poco juego. La única clara que tuvo en el acto inicial fue una cortada en diagonal, tras un buen pase de Acosta, que le tapó Conde achicando su ángulo de disparo.

TUVO PACIENCIA

La palabra clave en la etapa complementaria para Estudiantes fue paciencia. Porque apegado a ella supo encontrar, primero con el balón en movimiento y luego a través de la pelota parada, la manera de vulnerar al equipo local que, abroquelado en el fondo, sólo pretendía defender para sostener la tempranera ventaja.

De movida una buena pelota entre líneas de Luciano Acosta -de lo mejor del equipo- le permitió, por fin, al esforzado Carrillo quedar de frente al arco con una posición frente ante el portero rival. Y el artillero no perdonó. Fue el 1 a 1 para el Pincha, que desde allí siguió buscando, aún sin encontrar siempre la claridad deseada, la manera de retirarse ganancioso. Los cambios de Milito le dieron más peso arriba al equipo, que en el último cuarto de hora terminó jugando con dos punteros bien definidos, más dos delanteros por adentro. Y en una pelota parada, cuando el dominio albirrojo era claro, Vera definió con justeza un gran envío de Cerutti y adelantó al equipo que más había buscado a lo largo del trámite.

En calidad de visitante registraba cuatro salidas sin triunfos (dos empates y dos derrotas). Y ahora acumula cuatro juegos sin derrotas.

No fue una victoria con un juego brillante. Pero sí de trató de un triunfo claro, justo y merecido. Volvió a gritar fuerte fuera de casa y se volvió con los tres puntos a La Plata.