Paso en falso del Pincha, que resignó dos puntos

Por MARTIN CABRERA

Estudiantes parece que necesita que se termine el año. Todo lo (muy) bueno que había mostrado en las once fechas anteriores empezó a perderlo en este tramo del torneo. La semana pasada perdió el invicto en su visita a Banfield y ayer empató sin goles como local ante Talleres de Córdoba, resultado que no le permitió recuperar su diferencia con los equipos de atrás y que empezó a mostrarlo vulnerable, aturdido y agotado.

Los más optimistas mirarán la parte llena del vaso: a pesar de no haber ganado mantuvo la diferencia de dos puntos con el segundo. La mayoría verá una realidad palpable: el equipo que ahora está detrás suyo es Boca, necesitado de ganar algo y sin Copa Libertadores ni Sudamericana en el próximo año.

El Pincha ayer no pudo con Talleres, que hizo un planteo inteligente. Y eso no significa que se haya retrasado ni embarullado el partido en la mitad de cancha. Hizo su juego, con mucha marca a los dos números 5 de Estudiantes y siempre con jugadores abiertos que impidieron que los laterales locales pasaran al ataque. Tan simple como efectivo fue su plan.

A Estudiantes le faltó un conductor, o al menos dos jugadores que rompiesen por las bandas: estuvo impreciso Lucas Rodríguez y muy tibio Juan Cavallaro. Entonces cada avance se murió en un pelotazo, en un pase mal entregado o en un remate sin sentido a las manos del arquero. Ni siquiera tuvo chances con pelota parada, porque los pocos corners y tiros libres a su favor fueron ejecutados muy pero muy mal.

La única aproximación en el primer tiempo que despertó algún aplauso en la parcialidad local fue una corajeada de Carlos Auzqui por la izquierda, que acabó con un remate recto y a las manos de Guido Herrera. Casi nada para un equipo puntero, casi nada para un equipo que fechas atrás se llevaba por delante a sus rivales.

El segundo tiempo no cambió en la disposición táctica de los equipos ni en la movilidad de Estudiantes, que siguió siendo un equipo largo y lento. Pero al menos tuvo en jugadores clave la cuota de temperamento para despertar al resto.

Entonces, con Cavallaro un poco más al medio, con un Sánchez que fue mejorando en sus proyecciones y con Ascacibar como el nexo entre el medio y el ataque, Estudiantes empezó a dar señales de querer ganar el partido.

En el primer tramo del complemento tuvo una situación clara, muy clara. Fue a los 12 minutos, cuando Lucas Viatri aguantó muy bien la marca de Leonardo Godoy, le puso muy bien el cuerpo para sacarlo de la jugada y dejar solo a Carlos Auzqui con el arquero. El delantero le pegó fuerte y cruzado, pero la pelota pasó a algunos centímetros del poste derecho.

Luego Nelson Vivas movió el banco y a falta de 20 minutos metió en el campo a Jeisson Vargas por Rodrigo Braña. El chileno se paró al lado de Ascacibar y desde ahí para la derecha trató de formar sociedades, que salvo en contadas ocasiones nunca prosperaron.

En ese contexto de partido chato y sin llegadas, el Pincha tuvo una oportunidad de gol en tiempo de descuento que pudo haber torcido el rumbo del partido. Por la derecha Sánchez desbordó y tiró un centro al corazón del área para Javier Toledo, que alcanzó a toca la pelota, que acarició el palo.

El equipo de Nelson Vivas no estuvo preciso. Evidenció cansancio físico y mental. No encontró tranquilidad para abrir el partido. Tal vez ese haya sido su peor defecto. Es verdad que mantuvo el orden defensivo y nunca se regaló para las contras. Pero perdió la voracidad que lo llevó a ser uno de los mejores equipos del país. Tuvo poca rebeldía y fútbol. No tuvo una tarde feliz, justo en el peor momento, porque ahora todos los análisis irán por el lado de que empieza a perder fuerza y consistencia.

No estuvo fino Estudiantes, ni en lo futbolístico ni en lo anímico. Dejó escapar dos puntos que en la previa estaban adentro de la bolsa. Sigue puntero pero con pocas reservas de combustible. Faltan dos fechas y la diferencia con los de abajo se achican. Por ahora le alcanza para seguir arriba, pero...