El último discurso, el más duro

En su última intervención en la Asamblea General de la ONU como Presidente, Néstor Kirchner se mostró más enérgico que en anteriores oportunidades al sumar a sus usuales cuestionamientos en ese foro al FMI y a Gran Bretaña una dura denuncia contra Irán por su falta de colaboración para el esclarecimiento del atentado a la AMIA.

En 2005 y 2006 Kirchner también se había referido en ese ámbito a la lucha global contra el terrorismo, recordando que la Argentina fue víctima de dos sangrientos atentados en la década de 1990, contra la Embajada de Israel y la AMIA.

Pero esta fue la primera vez que reclama abiertamente desde el atril de la ONU la captura internacional de los sospechados por la justicia argentina de ordenar el ataque a la mutual judía.

Hace dos años, el Presidente había centrado su discurso en la crítica a las recetas económicas del FMI, mientras que el 2006 su reclamo al Gobierno británico tendiente a reanudar las negociaciones sobre la soberanía de las Islas Malvinas cobró especial fuerza en su exposición.

En esta ocasión, en cambio, su enérgico llamado a Irán y a la comunidad internacional para que colabore en el enjuiciamiento de los acusados por la justicia argentina en torno a la causa AMIA se convirtió en el eje central de la disertación del mandatario ante los 192 países miembros del organismo internacional.

Ayudó para ello el clima de expectativa que giró en los últimos días alrededor de las posibles palabras de Kirchner, sobre todo luego de la tensión que generaron las advertencias del encargado de Negocios iraní en Buenos Aires, Mohsen Baharvand, quien señaló que su discurso podría marcar una postura "proclive a la guerra".

Al igual que en las anteriores ocasiones, el estricto reglamento de tiempo de la ONU le dio a la palabra de Kirchner un tinte de discurso "veloz", matiz que aminoró durante su mención a Irán para marcar con fuerza cada una de sus palabras.

La primera dama escuchó al jefe de Estado sin sacarle los ojos de encima, como recordando, "párrafo a párrafo" las palabras presidenciales, al igual que el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zaninni, el ideólogo de los discursos del santacruceño.

Entre Cristina, Zaninni y el mismo Kirchner fueron quienes hasta último momento estuvieron realizando las revisiones de "última hora" de la posición de Argentina ante la ONU, especialmente de las palabras escogidas para dejar sentado el reclamo a Irán.