"Maxi vivía para sus hijos y para el Lobo"

"Maxi dejaba todo por Gimnasia. Era adoración la que tenía por el Lobo. El viernes salió del trabajo, y como no llegó a salir con el micro de la Filial desde Berisso decidió ir hasta La Plata y tomarse el tren para no perderse el partido", comienza a narrar entre sollozos Mónica Goñi quien después de retornar ayer desde Lomas de Zamora -donde debió trasladarse a reconocer el cuerpo de su hermano-, no encontraba consuelo pensando cómo otra vez el destino le jugó una mala pasada a su familia y debe llorar la muerte de otro ser querido.

"Todavía no nos recuperamos del asesinato de mi sobrino Matías, y ahora nos pasa esto con mi hermano. Esto no puede seguir así, no hay justicia. Que no vengan a decir ahora que mi hermano les quiso hacer algo, porque está demostrado que esos tipos salieron a disparar a cualquiera y la bala lo alcanzó a Maxi como podría haber matado a cualquier otro", destacó indignada Mónica en diálogo con este medio.

Maximiliano Goñi era el papá de Lautaro, de 9 años, y Maira, de 5, y el pasado 29 de noviembre había cumplido 31 años. Su vida pasaba por sus hijos y el Lobo, aunque también seguía a todos lados a Villa San Carlos, el equipo de sus amores de su terruño. Maxi vivía en la casa 100 de la Manzana 3 del Barrio Juan B. Justo, y aunque la crisis económica lo mantuvo durante unos años trabajando de changarín o sufriendo la crueldad del desempleo, desde hacía un tiempo la suerte le había cambiado, y tras hacer unos cursos en la UOCRA, consiguió trabajo estable en el puerto de Ensenada.

"Maxi no estaba con la barra. No se equivoquen. Siempre siguió al Lobo a todos lados, pero nunca se metió en problemas. Era un buen muchacho, y Gimnasia era su vida", relató su hermana Mónica, quien luego buscó ilustrar con una anécdota su amor por la camiseta azul y blanca: "Mirá si sería fanático del Lobo que su primer hijo, Lautaro, rompió bolsa en la cancha de Gimnasia", destacó con sus ojos llenos de lágrimas.

Pero desde el interior de Mónica surgió una profunda indignación que fluyó como desahogo: "El gobernador Scioli va a tener que venir a darme dos pésames. Se es así... Soy la tía de Matías Goñi, el muchacho de 21 años al que mataron cuatro menores en Lomas del Golfo, Mar del Plata, para robarle la moto hace dos años atrás. Hoy los autores del homicidio cumplen arresto domiciliario gracias a la sentencia del Juez Reinaldo Fortunato".

"Ahora me quitaron a mi hermano. No encuentro consuelo -sigue narrando Mónica-, estoy indignada y nadie nos da respuesta", destacó Mónica recordando lo sucedido el 5 de febrero de 2008 cuando Matías, acompañado por su novia, se dirigía hacia su casa del barrio Lomas del Golf en una moto perteneciente a su hermana, cuando fue interceptado por un grupo de menores que lo golpeó con un tronco y tras caer al piso lo remataron con una roca.