La fiesta de la pulseada cerca de La Plata

La intención es devolverle a la pulseada su popularidad histórica, ya que es un juego que de chicos todos los varones han practicado alguna vez

En la década del 80 fue "el boom". Con la película "El Halcón", protagonizada por Silvester Stallone, pero también con los inolvidables campeonatos que organizaba Gerardo Sofovich en su programa de los domingos que alcanzaba notables picos de ráting. Allí estaba un tal Arévalo, un fornido calvo que parecía imbatible, y luego una larga lista de competidores llegados desde distintos puntos del país que luchaban a brazo partido para llevarse el premio mayor, por entonces 10.000 pesos que se asemejaban a una pequeña fortuna. Eran los años dorados de las "pulseadas" o "Lucha de brazos", como se llama internacionalmente a esta disciplina deportiva que dura no más de dos a tres segundos por match y en la que priman la fuerza y la técnica pero también las mañas.

La práctica es antiquísima, aunque después de aquella época dorada de la televisión, su divulgación se fue perdiendo. Sin embargo, muy cerca de La Plata, en la localidad de Alejandro Korn, los campeonatos de pulseadas constituyen el "plato fuerte" de los domingos. Y el de ayer, era un domingo especial porque llegarían a Korn referentes internacionales de la actividad, dos ex campeones mundiales brasileños que medirían fuerzas con los créditos locales, entre ellos un fuerte competidor de 32 años que en los últimos cinco años no había perdido jamás una pulseada.

"Este es un deporte que se hace con mucha pasión", cuenta el local Ernesto Ferrari, quien supo llegar a disputar una final en los programas de Sofovich pero quien además fue subcampeón mundial en el año 2004, actualmente retirado a sus 51 años, y quien hace las veces de anfitrión en su gimnasio de Alejandro Korn.

"Todo se hace con mucho esfuerzo y por amor a la actividad -dice- para que nuestros jóvenes puedan adquirir experiencia para participar en torneos internacionales. Nosotros pertenecemos a la Asociación Argentina de Luchadores de Brazo y ésta a su vez a la Federación mundial. Para esta fecha, y con la finalidad de promover el deporte, nos visitan dos campeones mundiales de Brasil, un país que es muy fuerte y está muy bien posicionado a nivel internacional".

EL CREDITO DE LA REGION

En el gimnasio "El Paraíso", ubicado en la calle más céntrica de Alejandro Korn, una localidad de unos 50.000 habitantes, vecinos y allegados acudieron ayer temprano para alentar a Gastón Britez, un muchacho de 32 años oriundo de Domselaar -ubicado a 12 Km de Korn- quien en su récord personal ofrecía un invicto de 5 años.

"Practico esta actividad desde los 16 años -le contaba ayer a EL DIA- y en aquella época hacían furor las pulseadas de Sofovich, que además ofrecía muy buenos premios. Yo me anoté para participar, pero el requisito era ser mayor de 21 años y no pude. Pero lo que me dió más bronca, fue que al que ganó en la televisión yo después lo enfrenté y le gané. Después participé en más de 70 torneos y llegue a estar invicto durante cinco años, hasta el 2009, cuando perdí con el brasileño que viene hoy a Alejandro Korn. Hoy el local soy yo, así que veremos si me puedo tomar revancha".

El brasileño se llama Reynaldo Bento, tiene 34 años y es de San Pablo, donde se dedica a la seguridad privada. Pesa 120 kilos, fue 8 veces campeón brasileño de peso libre o completo, y en el año 2008 fue campeón mundial en el torneo que se desarrolló en Canadá. Y vino especialmente a nuestro país para promocionar la actividad y para enfrentarse con Britez, de quien dijo "tengo entendido que es el mejor pulseador de la Argentina. Ya lo enfrenté una vez y lo vencí, veremos que es lo que sucede hoy".

FUERZA Y TECNICA

Mientras el público espera por la competencia de fondo entre Britez y Bento, son muchos otros los que miden fuerzas en la mesa principal del gimnasio. Uno de ellos es Javier "Toro" Alvarez, de 40 años y quien compite en la categoría hasta 100 kilos.

"Acá influye mucho la fuerza y el peso pero también la experiencia -cuenta Alvarez- diría que el 70 % es fuerza y el 30 % técnica, pero muchas veces, lo que define una lucha es justamente ese 30 %. En la federación mundial participan más de 100 países, y los más fuertes son Rusia, Estados Unidos, Canadá, Ucrania, Polonia y Brasil. En Argentina tenemos un buen nivel y muy buenos deportistas que en los mundiales han hecho un gran papel".

"Ultimamente en nuestro país el deporte ha perdido un poco de popularidad -cuenta por su parte Ernesto Ferrari- yo me acuerdo que cuando llegué a la final en el programa de Sofovich, a la vuelta me estaba esperando todo el pueblo. Y cuando volví del Mundial, no había casi nadie. Por eso ahora se organizan estos certámenes internacionales, para devolverle a la pulseada su popularidad histórica, ya que es un juego que de chicos todos los varones han practicado alguna vez".

LA GRAN FINAL

Antes del choque esperado entre los mejores exponentes de Brasil y Argentina hubo en Alejandro Korn una veintena de encuentros. Compitieron dos hermanos entre sí "al mejor de 5", se iniciaron varios que debutaron en la categoría novicios y mostraron también sus habilidades deportistas locales que se preparan para asistir, en septiembre, al torneo mundial que se disputará en Brasil, entre ellos Pablo Bein, un pulseador de 33 años que ayer ganó sus cinco encuentros en la categoría de 80 kilos, y Paulo Morbio, el otro brasileño, de 29 años, quien tiene su propia academia de Lucha de Brazos.

Hasta que, a la hora señalada, frente a frente, entrelazaron sus brazos el invicto local Gastón Britez y el ex campeón mundial, el brasileño Reynaldo Bento.

En el gimnasio de Korn se respiraba adrenalina. Y hubo, como en aquella película de Stallone, gritos, caras desencajadas, y mucho nervio. Las manos atadas, los codos firmes sobre la mesa, y la concentración al máximo. El combate sería al mejor de cinco.

La primer pulseada fue reñida y la ganó el brasileño. La segunda fue todavía más larga y la ganó el argentino. En la tercera pasó "un chico" arriba el visitante y en la cuarta, si ganaba este, se terminaría todo. El aire se cortaba a cuchillo, nuevamente los dos frente a frente y el factor sorpresa que comenzaría a jugar. El brasileño apeló a ella y desplegó una salida rápida e inesperada que acabó con el invicto del local.

La tarde comenzaba a caer y la fiesta de la pulseada se acababa en Alejandro Korn. Vencedores y vencidos recogieron sus premios para pasar de la rivalidad a la amistad. Por un día, la vieja pulseada de la infancia había cobrado la notoriedad que sus cultores reclaman para el deporte que aman.