Alzas y bajas para la carrera al 2015

Por MARISA ALVAREZ

La definición de las candidaturas en la provincia de Buenos Aires marcó la culminación de la primera etapa del proceso electoral de este año. Un capítulo decisivo, que paró nuevos actores en el escenario político y modificó -mejorando o debilitando, según los casos- los posicionamientos de los principales protagonistas, no sólo para esta pelea en las urnas sino fundamentalmente con miras a la carrera hacia el 2015, cuando se renovarán mandatos en la presidencia de la Nación y la Gobernación.

MASSA Y UN LUGAR VACIO

Las primeras lecturas de este proceso indican que, sin duda, las acciones que más subieron fueron las de Sergio Massa. La sola decisión de presentarse como candidato, al frente de un espacio propio que confrontará con las listas oficialistas, terminó de generar una enorme expectativa en torno de su figura, que refleja hasta qué punto existe un “vacío” de representación en lo que se engloba como “la oposición” y que suele traducirse en una de las frases más escuchadas en la Argentina de estos tiempos. La que dice que “el Gobierno no tiene oposición”. Claro que para convertirse en quien cubra definitivamente ese vacío, Massa deberá cumplir con las expectativas que ha generado, a lo largo de un camino sembrado de desafíos. Pero por lo pronto, aparece como el dueño de las mayores chances para lograrlo (ver pág. 6)

SCIOLI, EN SU PEOR MOMENTO

Como contracara del ascenso de Massa, Daniel Scioli atraviesa su peor momento desde que ingresó a la política a mediados de los 90. Aunque no será candidato en esta instancia, sus movimientos y decisiones de cara a estos comicios devaluaron fuertemente las acciones de quien fue el primer dirigente del peronismo que declaró sus aspiraciones presidenciales para el 2015.

Los analistas señalan que, por lo pronto, su posicionamiento de cara a “la política” ha sufrido un golpe de consecuencias imprevisibles.

Su amague de dejar el oficialismo para forjar una sociedad electoral con Massa pareció aportar la gota que faltaba para convertir en definitivamente irremontable su siempre pésima relación con el kirchnerismo. Un quiebre que, por lo visto, no alcanzó a reparar su resolución final de permanecer en ese espacio. En el kirchnerismo dicen que el hecho de no haber incorporado ningún sciolista a las listas del Frente para la Victoria es una señal de que en la Casa Rosada ya lo consideran definitivamente afuera “del proyecto”.

Pero esa “movida inconclusa”, quebró, además, no sólo la históricamente compleja relación de Scioli con Massa, sino también con el nutrido núcleo de intendentes y dirigentes regionales que dieron vida junto al tigrense al Frente Renovador. Un núcleo que -estiman los observadores- sumaría jefes comunales a partir del nuevo y fulgurante ascenso de Massa y que podría convertirse en el sector de mayor influencia en el peronismo bonaerense.

Por lo demás, la negociación con Massa en busca de unificar electoralmente al peronismo no K y su final deserción deterioraron también su relación con Francisco De Narváez.

La marcha y contramarcha del Gobernador hasta generó broncas que, al menos por ahora, se destilan por lo bajo en el ala política del sciolismo, donde algunos dirigentes aún sostienen que no pueden “entender” porqué retrocedió de un acuerdo que hasta tenía las listas de candidatos ya escritas y que incluía una promesa de Massa de hacer pública su intención de disputar en el 2015 la Gobernación, para que quedara claro que no iba a interferir en su aspiración presidencial.

Ahora, si aprueba -como lo indican los sondeos previos- el examen electoral de octubre, Massa se convertirá en su más duro competidor por la candidatura a la Presidencia.

Scioli ha confiado siempre en su “vínculo” con la gente, donde viene cosechando desde hace años una alta opinión positiva que se traduce en votos a la hora de las urnas. Por eso, no se ha ocupado, por caso, en generar una estructura propia de sustentación.

Y aunque aún en su entorno hay quienes creen que midió mal “los tiempos” y que, en nombre de ese vínculo y dadas las expectativas ciudadanas, debió resolver ahora sus “diferenciaciones” con el kirchnerismo dejando ese espacio, el Gobernador sigue apostando, por estas horas, a su relación directa con la sociedad, según confiesa a personas de su círculo de confianza.

Con la estrategia de mantenerse totalmente al margen de esta campaña electoral, la idea de Scioli es “esperar”. El tiempo, y las próximas encuestas, dirán si el daño que le produjeron sus últimos movimientos de cara a “la política” también se reflejó en su inserción en la sociedad.

CRISTINA, FRENTE A UN ESCENARIO MODIFICADO

Los analistas coinciden que el escenario político que dejaron las definiciones electorales de los últimos días también aportó nuevas complicaciones para Cristina Kirchner.

La Presidenta -y, en verdad, todo el universo kirchnerista- no creyó nunca que Sergio Massa iba ser finalmente candidato en estos comicios por un espacio que enfrente al kirchnerismo.

Faltaban horas para el vencimiento del plazo de presentación de las listas de candidatos y en la Casa Rosada seguían expresando su convencimiento de que Massa no iba a “jugar”. Creían que, por lo tanto, el intendente de Tigre les iba a terminar haciendo un favor electoral, conduciendo un espacio que, con candidatos menos instalados y menos atractivos, le iba a terminar restando votos al resto de las opciones opositoras, en especial a la del peronista disidente Francisco De Narváez.

“Como contracara del ascenso de Massa, Scioli atraviesa su peor momento desde que ingresó a la política. Sus últimas movidas lo dejaron descolocado”

Pero ahora en el kirchnerismo admiten que la postulación de Massa puede significar una dura derrota del oficialismo en el distrito donde necesita ganar para “ganar en el país”.

Y reconocen que, por lo pronto, el armado del massismo significa una fuerte escisión del universo oficialista en la Provincia, que podría ser apenas el principio de una fuga del kirchnerismo hacia una reestructuración del peronismo. Se sabe que, en ese sentido, que hay no pocos intendentes que se han mantenido ahora en el Frente para la Victoria que prevén dejar ese espacio a poco de superadas las elecciones.

En ese sentido, debe tenerse en cuenta que estas elecciones encontraron a la Presidenta sin un candidato fuerte en la Provincia, en un reflejo de que el kirchnerismo no ha generado figuras en este tiempo.

DE NARVAEZ, COMPLICADO

Francisco De Narváez, por su lado, también vio caer sus acciones en la configuración electoral que dejó el cierre de listas, a partir de la candidatura de Massa.

El diputado nacional, que inició este proceso como una antesala para su candidatura a gobernador en el 2015, siempre supo que si el tigrense competía, el caudal de adhesiones que le venían marcando las encuestas caería de manera decisiva. Pero además, encontró serias dificultades para generar su propio armado. Tanteó alianzas con Mauricio Macri que no se concretaron y cerró luego un acuerdo con la agrupación peronista anti K La Juan Domingo que al final tampoco llegó en pie a la hora del cierre de listas, terminando así con el sindicalista Hugo Moyano como único aliado y socio electoral.