Primero la amistad, luego los colores

INFORME
Por MARTIN CABRERA

Cuentan que la idea nació a finales del año pasado, cuando se confirmó que Estudiantes y Gimnasia iban a jugar un clásico de verano en Mar del Plata.

¿Vamos?, preguntó alguien en uno de los tantos asados mensuales, ante la mirada desconfiada de los presentes.

En ese momento, de risas, anécdotas y demás, todos dijeron que sí, creyendo que la propuesta se iba a terminar, como las achuras y la porción de vacío.

Pero en la barra de amigos el tema fue recurrente. Al día siguiente continuaron los llamados y el viaje tomó más fuerza que nunca: a Mar del Plata, con amigos y la camiseta.

Juan Manuel González y Hernán Nobile, fanas de Gimnasia, viajaron ayer a La Feliz con Juan Roletto y Leandro Rinaldi, de Estudiantes. No necesitaron custodia policial, ni que le liberaran la ruta. Cada uno se puso su camiseta y, tomando mates, se fueron a la Costa como tantos otros, y como miles de platenses lo hicieron a través de los años para pasar un fin de semana con su gente.

“EN EL GRUPO HAY PINCHAS Y TRIPEROS”

“Somos amigos de toda la vida. Nos conocemos de la escuela, de la noche, del café... Somos un grupete bastante grande, algunos del Lobo y otros Pinchas”, comenta Juan Manuel González, ex jugador de rugby de Los Tilos, que no duda en afirmar: “¿Cómo no voy a poder hacer un viaje así con mis amigos?”. La reflexión parece simple, pero a juzgar por los últimos episodios, varias preguntas yacen en el ambiente.

Durante la semana la rivalidad fue en aumento, al punto que un grupo de hinchas de Gimnasia atacó a piedrazos la sede de Estudiantes, dañando la fachada e hiriendo a un menor que se encontraba en el lugar. No tardó en llegar la respuesta: los del otro lado pintaron algunas paredes de la cancha del Bosque.

“Nosotros nos vamos con las camisetas, hablando de fútbol, cargándonos y aceptando al otro. En definitiva es un partido de fútbol”, continua y sólo remarca: “Lo único que tuvimos que hacer antes de viajar fue pedirles permiso a nuestras respectivas mujeres”.

Hace una pausa y agrega un detalles que pinta de cuerpo entero el sentido del viaje: “De un lado sacamos las remeras y las banderas de Gimnasia; del otro las de Estudiantes”.

“ESTE VIAJE ME LLENA DE ALEGRIA”

“Poder hacer este viaje con amigos me llena de alegría. A Mar del Plata podemos ir en cualquier momento, de hecho hemos ido tantas veces que ni me acuerdo. Pero esta vez está el clásico, que es la frutilla del postre”, dice Hernán Nobile, también hincha del Lobo.

Según cuentan los viajantes a la hora de la nota, no habían arreglado en qué auto iban a ir, pero que eso era lo de menos. “Si vamos en el mío primero los llevamos a ellos a su ingreso y después nos encontramos”, tira Leandro Rinaldi, de Estudiantes, que hizo una pausa en su trabajo para ir al lugar de encuentro con su camiseta color blanca.

“Nosotros ya sacamos nuestras populares y estaremos alentando al Pincha como siempre”, agrega Juan Roletto, que tiene una particularidad que para adornar esta noche es imprescindible: toda su familia es de Gimnasia.

Guillermo Roletto, el papá, fue jugador de Gimnasia a finales de la década del ‘50 y comienzos de la siguiente. También el tío defendió la azul y blanca. Y hay más: su otro hermano y su hermana son del Lobo.

- ¿Cómo hiciste para vivir tanto tiempo en esa casa si a todos les gusta tanto el fútbol?

- Sencillo: con respeto. Nunca nos cargamos ni nos agredimos. Sabemos cuándo hay que decir una palabra.

Juan Roletto se hizo hincha de Estudiantes porque su padre lo llevó a jugar al fútbol cuando era niño. “Y quedé. Me acuerdo que me iban a ver jugar a la cancha auxiliar y no querían entrar. Se llevaban las reposeras y miraban el partido desde la calle 1 o por el lado del Bosque”.

DESPUES DEL PARTIDO

La pregunta parece ser lógica: ¿qué pasa después del partido?

- “Nos vamos a comer y a seguir con el partido. No hicimos apuestas, tal vez las hagamos durante el viaje. Pero nos cargaremos, nos defenderemos y discutiremos, pero todo termina ahí”, afirma Roletto.

González se atreve a proponer que los hinchas del equipo ganador viajen adelante, mientras que los perdedores o hagan en el asiento de atrás. “Mirá que a mí me gusta llevar al asiento para atrás…”, lo bromea uno y gonchi le responde: “Bueno, seguro que en la semana podés hacerlo, no el domingo”.

El cuarteto tiene pensado pasar la noche de hoy en Mar del plata y regresar el lunes, una vez que ellos hayan descansado y el grueso de la gente, regresado. “Seguro que para el otro clásico se van a prender más y tal vez tengamos que venir en más de un auto. Eso sí, antes les vamos a tener que pedir permiso a nuestras esposas…”, cierran con una broma estos cuatro amigos, que no se consideran unos adelantados, pero que sí saben están dando un mensaje de convivencia y paz a una sociedad futbolística que hace rato la perdió.