Obras y sitios enigmáticos (I)

Por SILVANO JORGE TREVISAN

El vuelo MH370 de la Malaysia Airlines partió de Kuala Lumpur en dirección NE con destino a China, pero el Boing 777 malayo terminó, sorpresivamente, cayendo en el Océano Índico a varios miles de kilómetros en dirección contraria (SW). Los investigadores se preguntan cuáles fueron las causas de tan drástico cambio y utilizando los equipos más sofisticados escrutan el mar en busca de una respuesta. Lo sabrán certeramente cuando aparezca -si aparece- la famosa Caja Negra, que ahora resulta que no es negra y mas bien debería llamarse la Caja Misteriosa. ¿Por qué? ¿Cómo? Quién? Se tiran hipótesis pero el desenlace, por ahora, es incierto y los interrogantes subsisten...

El hecho, sin embargo, no es novedoso. La historia, la mitología y el folclore abundan en hechos, obras y sitios impregnados de enigmas, ocurridos a lo largo del tiempo una y otra vez. Muchos de esos sitios y obras, por estar en ruinas, no revelarán jamás su secreto origen; otros, que aún se mantienen en pie, han sufrido tantos cambios, que las razones de su existencia han desaparecido, y la mayoría carece de pruebas contundentes e irrebatibles que corroboren las hipótesis y den una respuesta definitiva. Joyas como Machu Pichu, Petra, Teotihuacán, Cnosos, la Pirámide de Keops, la Torre de Babel, las Líneas de Nazca, Troya… son sólo unos pocos pero concluyentes ejemplos. Veamos algunos de los que hemos tenido la posibilidad de observar personalmente.

STONEHENGE

El más famoso monumento megalítico del mundo puede contemplarse en la ondulada planicie de Salisbury, en el corazón de la Inglaterra meridional. ¿Era un observatorio para predecir sucesos astronómicos? ¿Era un centro religioso? ¿Quiénes, cómo y cuándo lo construyeron? ¿Cómo transportaron tan pesados macizos rocosos?

Lo que hoy queda de Stonehenge (“¿Formación antigua de piedras?”) es sólo una sombra, aunque solemne, de su gloria original. Una gran parte de los bloques se cayeron, han desaparecido o yacen bajo la verde hierba. En su origen, tenía cuatro anillos pétreos concéntricos; uno conformado por columnas de arenisca de unos 5 metros de altura, unidas por dinteles horizontales correctamente ensamblados a las piezas verticales: otro, de menor diámetro, de rocas azuladas; hacia el centro, una herradura de trilitos (pórticos pétreos de tres elementos) y, finalmente, otra herradura de turquesa en cuyo centro se instalaba la Gran Piedra del Altar, gruesa mesa de arenisca color verde. Y todo rodeado y protegido por un foso externo y un robusto monolito elevado, la Heel Stone (“Piedra Talón”) de 2.40m de espesor y 4.70m de alto, que marcaba la ruta y resguardaba el ingreso.

Su construcción se inició cerca del año 3.500 aC (o sea, unos 700 años antes que la Pirámide Keops, en Egipto). Las piedras provenían de las canteras de Gales, distantes 320 kms. En total eran cerca de 80 piezas, trasportadas primero en barco por mar y por el río Avon y finalmente por tierra, arrastradas sobre rodillos de madera. Algunas de las piedras pesan cerca de 30 toneladas, de modo que su traslado debe haber sido una tarea ciclópea, considerando los medios disponibles en aquella época.

Muchas son las preguntas que se formularon y se formulan los arqueólogos sobre este sitio. La astroarqueología -ciencia relativamente nueva- sostiene que Stonehenge era un sofisticado calendario útil para programar tareas agrícolas ya que se ha comprobado que un rayo de sol pasa por la Heel Stone e impacta sobre un determinado monolito exactamente en los solsticios de verano (junio) e invierno (diciembre).

¿O era, simplemente, un tributo al sol, proveedor de vida? ¡Cuántos enigmas que aún esperan una interpretación!

LA TUMBA DE QIN SHI HUANG

Fundó el Primer Imperio de China Unificada y murió temeroso del otro mundo. Por eso Qin Shi Huang se hizo enterrar protegido por un enorme ejército de terracota, en las llanuras cercanas a la histórica ciudad de Xián.

Había nacido en el año 259 aC como Zheng Ying y contaba sólo 13 años cuando sustituyó a su padre en el poder. A los 20 se autoproclamó Emperador con el nombre de Qin Shi Huang. Murió, repentinamente, a los 51 años. Durante su breve reinado –duró apenas 31 años– cambió la historia de China, unificándola; creó el sistema de pesas y medidas, y comenzó la construcción de la Gran Muralla..

Tras más de 20 siglos bajo tierra, sus soldados comenzaron a emerger en el año 1974 en excavaciones arqueológicas que aún siguen y que han traído a la luz, hasta la fecha, más de 8.000 hombres con sus armas, carros y caballos. Pero las excavaciones continúan y la cantidad de soldados sigue creciendo, tanto como el misterio de su origen y la técnica constructiva usada.

Visitamos esos batallones y los registramos pormenorizadamente. Pero cuando quisimos ver la tumba del Emperador, sólo nos mostraron un túmulo de tierra. “Allí dentro está”, nos dijeron. El túmulo tiene forma de baja pirámide, de 76m de altura actual (originalmente: 115m), con una base ligeramente ovalada cuyo diámetro mayor mide 515m.

¿Cómo es el sepulcro por dentro? He aquí la gran intrigante incógnita, pues hasta la fecha nunca fue abierto. De todas maneras, importantes y confiables arqueólogos e historiadores chinos lo describen de esta manera. La cámara mortuoria, dentro del túmulo, tiene la forma de un tronco de pirámide invertido. Su piso, situado a 30m de profundidad, mide 80m x 50m. y ha sido decorado con montañas, ríos, lagos y mares, en los cuales el agua se ha representado con mercurio. En su interior habría gran cantidad de objetos preciosos pertenecientes al Emperador y a su familia. En el techo, ligeramente abovedado, se han figurado el sol, la luna y las estrellas, estas últimas mediante diamantes incrustados. Posee, además, dispositivos de alarma y flechas envenenadas que se autodisparan ante el ingreso de profanadores de tumbas, tan comunes en aquellos tiempos.

El túmulo sigue intacto y mediciones efectuadas entre 1980 y 2003 han revelado una acumulación de mercurio en el centro y la emanación peligrosa de gases del mismo metal, lo que probaría tanto la veracidad de la descripción como la presencia de una estructura interna que no se ha hundido ni ha sido saqueada. También se ha comprobado la existencia de una especie de dique subterráneo en las inmediaciones que desvía las aguas e impide su ingreso a la tumba.

Un mausoleo así no tiene ningún precedente conocido en la rica historia del pueblo chino, pues este es el único de carácter imperial en todo el país. Por esa razón, la Unesco declaró a todo el complejo Ejército de Terracota-Mausoleo Patrimonio Cultural de la Humanidad. Otro dato curioso: Mao tenía tanta simpatía por este Emperador que en 1961 firmó un decreto protegiendo la zona contra cualquier posible depredación.

Los chinos son muy pacientes, no corren riesgos innecesarios y usan métodos muy lentos en sus investigaciones. En este caso, tampoco aceptan ayuda exterior para verificar la exactitud de sus hipótesis en virtud de que han convertido este mausoleo en un símbolo de la nación. Actualmente, utilizan una tecnología de avanzada con sensores remotos para fotografiar los objetos colocados en el interior, mientras esperan las innovaciones tecnológicas que les permitan, por fin, abrirlo con seguridad.

Por ahora, el misterio, la intriga y las dudas siguen vigentes.

LA CATEDRAL DE CHARTRES

La suave colina de Chartres, a unos 90 kms de Paris, fue, desde tiempos remotos, un área religiosa. Ya en época de los celtas funcionaba allí un centro de culto, con la instalación de un dolmen trilito del tipo de Stonehenge. Luego se erigieron seis iglesias cristianas: cuatro pequeñas, en los años 743, 858, 962 y 1020, todas destruidos por incendios; la quinta, fue una catedral gótica, también abatida por las llamas en el S.XII. Pero lo que estos siniestros nunca abatieron fue la fe y la invencible energía de aquellos arquitectos, constructores y fieles, que siempre levantaban una nueva iglesia en el mismo sitio de la derruida.

La 6ª y última, comenzada en el S.XII, es la que hoy contemplamos: una de las expresiones más sublimes del arte gótico universal, renombrada por sus vitrales y por la veneración de la Madona, magnífica y brillantemente representada en el panel central de una amplia ventana del Coro, la que ha dado a esta catedral el nombre de “Notre-Dame-de-la-belle-Verriére” (Nuestra-Señora-del-Bello-Vitral)

Pero tanto el magnífico vitral como todo el templo, contienen enigmas, grandes o pequeños. He aquí algunos:

¿Fue una de las primeras catedrales góticas? ¿Cómo y dónde nació este estilo, tan apropiados para un templo? No hay coincidencia, ni una respuesta contundente. Según una hipótesis, nace cuando Bernardo de Chiaravalle (1090-1153), fundador de la Orden Cisterciense, envía a los Templarios a Jerusalén para buscar los secretos del cristianismo ocultos, según se decía, bajo las ruinas del Templo de Salomón ¿Fueron ellos, en su regreso a Francia diez años después (1128), los que trajeron la semilla original de este estilo, que rápidamente se extendió por toda Europa, precisamente en esa época? ¿Lo desarrollaron luego los cistercienses? Temas de controversias, a favor y en contra, pero la verdad sigue incierta.

Se sostiene que Chartres se construyó en unos 30 años, ¿Cómo hicieron los albañiles, escultores, ingenieros, arquitectos, astrónomos, vitralistas y demás artesanos, para concluir tan exquisito santuario en tan breve tiempo?

El Bello Vitral, que muestra a la Virgen de tamaño mayor que el natural, sentada y con el Niño en su regazo, escapó a un incendió que destruyó la primera catedral en el año 1194. ¿Un milagro?

Un pequeño misterio más ¿Por qué se colocó en el piso de piedra del templo, en el ala oeste del crucero, una laja pétrea, rectangular, única de mayor tamaño y atravesada respecto del resto de las piezas que la rodean y con un punto claramente marcado en su superficie? Curiosamente, al medio día en el solsticio de verano (21 de junio), un rayo de sol pasa a través de un pequeño espacio transparente del colorido vitral de San Apolinario e incide exactamente sobre ese punto. ¿Qué pretendieron demostrar el arquitecto, el picapedrero, el vitralista y el astrónomo que, con deliberado acuerdo, lograron ese efecto?

También intriga saber por qué la planta de Chartres se concibió según las proporciones que obedecen las leyes del llamado Número Áureo (1,6180…) o Divina Proporción, ya que las distancias entre columnas y las longitudes de las naves, crucero y coro son múltiplos del “Número de Oro”, como lo llamó su descubridor, Euclides (300 – 265 aC).

Todas las preguntas que aquí figuran, al igual que las referidas al avión malayo, siguen esperando respuestas convincentes..