La fiesta por dentro

Por Nicolas Isasi

Los preparativos en el Hotel Hilton de Puerto Madero comenzaron bien temprano. Camiones con luces, cámaras, grúas, paneles de pantallas led y cientos de técnicos, productores y acróbatas que se movían sin parar, preparaban el espectáculo más importante de la televisión y la radio nacional.

A las 18 se produjo el arribo de periodistas, cronistas y fotógrafos a la sección de prensa para la acreditación oficial. De a poco se llenaban las inmediaciones a la alfombra roja. Una de las novedades era la pantalla digital para sacarse selfies (autofotos) que se subían a las redes sociales en el mismo momento en que llegaban al hotel. A las 19 empezó la transmisión desde la alfombra roja con Paula Chaves e Iván de Pineda como conductores. En el final del recorrido se encontraba el modisto Fabián Medina Flores que comentaba los mejores vestidos a la vez que dialogaba con ellos. La entrega de premios tuvo como anfitriones a Guido Kaczka y Mariana Fabiani.

En los cortes, algunos aprovechaban para hablar, tomar algo o pasar al salón evitando ser entrevistados. También se escuchaban los desesperantes gritos de varios fotógrafos hacia Paula Chaves, Soledad Silveyra o Pampita con el objetivo de retratarlas, pero sin tener mucho éxito siendo que seguían las órdenes de los organizadores. Los primeros en llegar fueron Teté Coustarot, Arturo Puig y Guido Kaczka. Para las 20.30 había por lo menos medio salón, que se completó durante la primera pausa.

Los impuntuales

Mirta Legrand, nominada a mejor conductora, llegó tarde, por lo menos media hora después de empezada la transmisión. Horas antes, en su ciclo de El Trece, había aclarado que para poder ir a la ceremonia tenía que dormir una siesta porque venía haciendo dos programas seguidos desde el sábado a la noche.

Julio Chávez también se demoró. El actor llegó al Hilton directo desde el Paseo La Plaza, tras hacer una función de su obra, “Red”.

Pablo Codevila tuvo una situación similar, sin embargo, al encontrarse en el centro de la ciudad, cerca de los festejos de River, no pudo tomar ni un taxi. Debió hacer dedo hasta que un particular lo acercó a la puerta del exclusivo hotel porteño.

Las perlitas

Paula Chaves fue una de las primeras figuras en ser entrevistada por el platense “Rulo” de “CQC”, quien le ofreció su propia estatuilla (un muñeco pintado de dorado con una cabeza de virulana al estilo Metegol). El problema fue que Paula agarró el pequeño premio sin saber que estaba recién pintado, manchándose a minutos de salir al aire en la presentación de la alfombra roja junto a Iván de Pineda. Al instante le solucionaron el problema, y terminó la nota, pero esta vez, sin tocar el trofeo.

Marley, perdido como de costumbre, parecía no saber en qué categorías estaba nominado y reía sin parar mientras los cronistas le contaban sobre las ternas.

Cris Morena tuvo un problema constante con su aro desde que llegó, y lo repetía una y otra vez ante cada cronista mientras recorría la alfombra.

Moria, apartada del escenario, junto al abogado platense Fernando Burlando, se ponía molesta cada vez que le preguntaban por Carmen, diciendo que no iba a hablar de ese tema. Inmediatamente seguía con otra cosa, o se alejaba del cronista insistente.

Roberto Pettinato vio que su lugar estaba ocupado por una de las griegas, se quejó y hasta le hizo un gesto con la mano como para que se marchara. Más tarde se dedicó a sacarle fotos y hacer algunas selfies con su hija Tamara en el lobby central del hotel.

Cuando llegó la comitiva de “Tu cara me suena” al sector de prensa con el Martín Fierro en sus manos, Jay Mamón le cantaba a Marley como si estuviera en la cancha: “Fantino, Fantino!” mientras todos reían. Al momento de retirarse, el cantante volvió a cargarlo y le preguntó frente a todos los periodistas: “Marley, ¿qué se siente perder con Fantino?”.

Andrea Politti, ganadora como mejor conductora, fue una de las sorpresas, estando ternada con Mirtha o Susana, quienes no sólo tienen varias de esas estatuillas en su casa, sino que cuentan con más de 20 años en ese rubro.

Con una seguridad excesiva para la gente de prensa, el salón principal se encontraba cerrado a la zona de los periodistas. Habitualmente en el último corte se permite el acceso a todos para el Martín Fierro de Oro, pero esta vez estaba por terminar la emisión y todavía no podían acceder. En medio de gritos, empujones y algunos insultos, la ola de periodistas presionó de tal manera que se rompieron todas las estructuras de paneles (puertas ficticias) que separaban ese sector del salón, lo que permitió un ingreso al mejor estilo estampida.

Además, Lucía Galán se reconcilió con Andrea del Boca, diciendo que “en la vida hay que sumar, y que se juntarían a hablar próximamente”.

El beso entre Agustina Cherri y Calu Rivero que fue furor en las redes sociales no hizo más que enfatizar la “falta de cámara” de algunos famosos, sedientos de captar la atención aunque sea por un plano de 3 segundos.

Las críticas de los mismos famosos estuvieron presentes durante toda la noche. Algunas tenían como eje a los más inquietos de la fiesta: entre ellos, las hermanas Victoria y Stefania Xipolitakis, además de Alejandro Fantino y su mujer, Miriam Lanzoni. También molestó, y mucho, que algunas estrellas salieran a fumar a un sector cercano a los sanitarios: Mirtha Busnelli salió a retarlos a los gritos. Las ausencias de Canal 7 y aquellas figuras que se llevaron hasta los centros de mesa tampoco pasaron desapercibidos en una velada que dejó mucha tela para cortar.