José Supera: el desierto está encantador

En su tercera novela, “Los desiertos”, José Supera nos lleva a un desierto en medio de una ciudad oscura y poblada de gente desesperada y en silencio; nos pone una pistola en la cabeza y nos dice que lo acompañemos; o mejor, que nos pongamos el traje del personaje; o mejor, que subamos a ese tren fantasma que dura lo que duran las páginas. José Supera es escritor y periodista y, desde hace poco, está al frente de una banda de música donde escribe en vivo en una pantalla gigante: “La Hermandad de la Uva”. Pero volviendo a la novela “Los desiertos” (editada por Club Hem Editorxs), en las páginas uno puede percibir un pedido desesperado porque lo acompañen en su soledad, porque ya desde las primeras líneas se puede leer “Leyendo estas líneas me pertenecés. Leyendo abriste una puerta que no puede volver a cerrarse. No quieras escapar. Es inútil huir de este silencio”. La historia arranca en un coqueto bar de alguna ciudad que podría estar en cualquier parte del planeta. Un hombre entra y se acerca a una señora coqueta de un barrio norte, que podría ser el barrio norte de muchos lugares del planeta. La señora está sola y el hombre que la aborda se sienta en su mesa y sin decirle nada, desliza una hoja y la señora lee y se entera por el escrito que el hombre está apuntándole por debajo de la mesa con un arma. Desde ahí, empezará un peregrinaje en esta ciudad superpoblada y, a la vez, desierto.

Supera es un francotirador de las palabras, dijo ese gran escritor que es Carlos Ríos, en el texto de la presentación, donde también estuvo el reconocido escritor Félix Bruzzone. Caballos con jinetes apocalípticos van por los desiertos de José Pepe Supera, dice Aurora Venturini en el prólogo. “Los desiertos” es hipnótica y envolvente, nos termina por persuadir que aunque no lo sepamos, no lo creamos, todos estamos irremediablemente solos, y que los otros son apenas actores, extras, de nuestra ilusoria realidad, escribe el dramaturgo Javier Daulte en la contratapa del libro.