Cada vez son mayores las luces de alarma

A los magros resultados del intercambio comercial en el primer semestre del año, se suman otros serios problemas que vienen a generar aún más alarma en el complicado frente externo argentino. Así a la menor venta de granos, se sumó también bajas en limones, peras, manzanas y otros productos clave en las economías regionales. Además subsiste la fuerte puja entre el Gobierno y el campo respecto a las retenciones agropecuarias, que una vez más están en el centro de los reclamos del sector agropecuario.

Eso explica, junto con la interpretación del sector exportador de que el dólar está aún muy retrasado, la demora en las exportaciones de algunos productos. Incluso, se estima que también siguen demoradas, cuando no en silobolsas miles de toneladas de granos y oleaginosas más a la espera de un cambio de tendencia en los precios que a inconvenientes administrativos, como ser los controvertidos ROE.

Lo cierto es que más allá de estas disputas internas, los precios de granos y oleaginosas cotizaron en claro retroceso. El precio de la soja, el principal producto que exporta Argentina, cayó en los últimos dos meses un 15 por ciento en el mercado internacional por las cosechas récord tanto en Estados Unidos como en el hemisferio sur.

Un informe de la consultora Ecolatina señaló que, pese a que la evolución del precio internacional de la soja resultó mucho mejor al esperado a fines del año pasado, “a mitad de año la situación cambió”. En los primeros meses de 2014, señala el informe, la cotización del poroto de la soja superó los 500 dólares por tonelada, pero en junio el precio de la soja se redujo un 6,2% y, al 22 de julio, la caída acumulaba ya un 15,5 %, hasta los 435 dólares.

Y si bien, el precio de la soja fue el que más se retrajo el resto de los commodities agrícolas producidos en el país también descendieron. Por otro lado, pese a que la devaluación mejoró sustancialmente los ingresos de los productores también elevó sus gastos (buena parte de los insumos agrícolas están dolarizados). Por lo que la caída de los precios internacionales, puede disminuir la inversión en el sector. En los últimos diez años se observó un fuerte mejoramiento en los términos de intercambio, esto alejó la restricción externa al mismo tiempo que generó incentivos a profundizar la sojadependencia. Es necesario diversificar las exportaciones apuntalando las economías regionales. Y si bien es poco probable que 2014 sea el comienzo del fin del intercambio favorable, sin duda la caída del precio de la soja es un llamado de atención.