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Séptimo Día |ENTREVISTA A JORGE ASIS

“Los candidatos a la sucesión tienen que ponerse los pantalones largos”

El prolífico escritor, convertido en un periodista “artesanal” -como le gusta definirse- afirma en esta entrevista con EL DIA que debería promoverse una suerte de “Pacto de La Moncloa express”. Y no descarta una salida anticipada del kirchnerismo, dado que el grupo gobernante “no tiene reservas”

27 de Julio de 2014 | 00:00

Por MARIANO SPEZZAPRIA

“Es un disparate que me sigan descalificando por menemista, porque ya ni Menem es menemista”. Con esa frase, Jorge Asís confirmó que se encuentra atravesando una etapa de su vida en la que se siente “prescripto de todo”, aunque admitió que “nunca” dejará de llevar una mochila por haberse involucrado directamente en un proceso político que aún sigue despertando fuertes polémicas.

Asís dejó de ser embajador en 1999 -pasó años como representante ante la UNESCO en París- y además de continuar con la literatura, dedicó su tiempo a incursionar en el “periodismo artesanal”, como él mismo definió a una actividad que le permitió reinventarse con la simple acción de volver a las fuentes y “hacer lo que sabía, que es escribir”, aseguró el intelectual oriundo de Villa Domínico.

Desde ese barrio del suburbio partió, a finales de la década del 60, a estudiar periodismo en la ciudad de Buenos Aires, mientras se ganaba la vida como vendedor domiciliario y se afincaba en las ideas de izquierda, que lo llevaron a participar de manifestaciones en las que “se defendía a la Unión Soviética”. Una existencia después, Asís se indigna cuando cuestionan al peronismo.

“Estoy harto de que cualquiera diga que el peronismo es una fábrica de pobres. Que yo sepa, el peronismo ha sido una máquina reproductora de clase media. Yo soy un producto cultural de ese proceso”, enfatizó el autor de “Flores robadas en los jardines de Quilmes”. De todos modos, dijo que si no aparece un nuevo discurso es debido “a la característica light de la política actual”.

Asís, que fue el primero en difundir los pormenores del “affaire Ciccone”, que tiene contra las cuerdas al vicepresidente Amado Boudou, también advirtió a los principales candidatos a la sucesión presidencial que deben “ponerse los pantalones largos” y los llamó a promover una suerte de “Pacto de La Moncloa express” para acordar la transición hacia el recambio gubernamental.

En esta entrevista con EL DIA en su departamento de Retiro, Asís afirmó que ese pacto se hace necesario porque “el kirchnerismo no tiene reservas”. Tampoco descartó la posibilidad de una salida anticipada de Cristina Kirchner: “Alfonsín se fue antes y quedó como un modelo de democracia”, aseguró. Y dijo que evaluar esa alternativa no implica tener un pensamiento “desestabilizador”.

¿Qué lo llevó a ejercer lo que usted llama el “periodismo artesanal”?

En 1999 dejé de ser embajador. Lo fui durante 10 años, pero después no tuve muchos trabajos. La vez que gané mi dinero más fácil fue en la mesa de Polémica en el Bar, con Gerardo Sofovich, pero duró pocos meses. Después anduve con proyectos alucinantes, como dirigir un diario de oposición. Hasta que me di cuenta de que tenía que hacer lo único que sabía hacer, que era escribir.

¿Su trayectoria política lo complicó para “volver a las fuentes”?

Digamos que arrastraba muchos conflictos, personales y políticos. Había pasado por la izquierda, dejé de ser de izquierda, luego el menemismo. Y arranqué con la idea del portal, cuya entrega número 1 se la mandé sólo a 39 contactos. La verdad, internet me salvó. Ahora la “newsletter” (del portal (jorgeasisdigital.com) llega a unos 28 mil suscriptores, que leen mis artículos.

¿Con esta actividad, se pudo sacar la mochila del menemismo?

No, nunca. A mi para descalificarme, cuando no hay argumentación me tiran lo del menemismo. Pero es un disparate, porque ya ni Menem es menemista. Cuando algunos todavía me dicen embajador, siento que hablan de un extraño. El perfil alto me dificulta la labor informativa, porque a las fuentes hay que protegerlas. Pero tuve unos cuantos aciertos y eso se reconoce.

¿Cuál es la diferencia entre su periodismo y el que se hace en los medios masivos?

Para un periodista de un medio gráfico, el lapso de decisión sobre lo que se va a publicar está bastante condicionado. No es lo mismo ser uno el que decide qué publica y qué no. Aunque yo me doy cuenta hasta dónde puedo llegar. Ahora estoy en una investigación que si hubiera sido por urgencia y ansiedad, ya la hubiera largado. Pero como periodista y escritor, soy un parrillero.

¿Los reproches que usted padeció por el menemismo, los sufrirán también los kirchneristas?

Posiblemente. Ojo, que algunos kirchneristas tienen mi respeto intelectual. Porque reconozco lo que es tener que salir a defender, por una cuestión de lealtad, una causa perdida. Y respeto mucho más a Diana Conti, a Artemio López, a los que salen y discuten, que al oportunista que ve cómo zafar. En algún momento se van a cuidar de no ser señalados como colaboracionistas del kirchnerismo.

¿Cuándo empezó a escribir sobre posibles hechos de corrupción?

En el 2005 publiqué La Marroquinería Política, en cuya portada se ve una valija cargada de billetes. Ese es el reproche que yo me permito hacerle a los grandes medios, que cuentan sólo desde 2009 o 2010 lo que ya estaba en la información desde 2005. En eso, el periodismo artesanal me dio un espacio importante, en un contexto vacilante de gente que lo sabía y que no lo contaba.

¿Eso sucedió porque el Gobierno empeoró su relación con los medios?

Lo que cambió fue fundamentalmente la relación con el Grupo Clarín. Néstor Kirchner había logrado la hegemonía a través de un trípode: él como poder del Estado, (Hugo) Moyano con los gremios y (Héctor) Magnetto en la comunicación. Luego, tenía a (Carlos) Zannini para legalizar cualquier demencia que se le ocurriera y a (Julio) De Vido para la recaudación.

Usted fue el primero en escribir sobre el tema Ciccone...

Ese tema me amarga y me demuestra lo que es esta sociedad política y mediática. Cuando publiqué “El paraíso de The Old Fund”, el 7 de julio de 2011, ya no tenía 40 seguidores. Ya no era un blog intimista, por eso todos sabían quién era Boudou. Todos sabían quién era “el descuidista”. Es como que se sorprendan a partir de 2008 con la existencia de Lázaro Báez.

¿A partir de esos hechos, no se podría imponer un discurso que endilgue la corrupción a todo el peronismo?

Puede ser. Depende de la capacidad que tenga alguno para manejar su propia ideología. Pero lo que sucede en realidad es la desaparición del discurso. ¡Y estoy harto de que cualquiera diga que el peronismo es una fábrica de pobres! Que yo sepa, el peronismo ha sido una máquina reproductora de clase media. Yo mismo soy un producto cultural de ese proceso.

¿Cuál es a su criterio el futuro que se le presentará al peronismo?

Está de moda la saturación del peronismo. Hay un agotamiento y una especie de agobio de mucha gente que, con gran facilidad, responsabiliza de todo al peronismo. Pero yo diría que si hoy aparece un discurso peronista, no antiguo pero con densidad y magnitud, los vuelve a desubicar a todos. Aunque no aparece por las características “light” de la política. Y el peronismo nunca fue “light”.

¿Se refiere a la imposición del “marketing” sobre las decisiones de los dirigentes?

Lo que digo es que un peronista no depende de las encuestas. Un peronista perfora las encuestas, las supera, marca los números de las encuestas. Sin embargo, ahora lo que pasa es que lo ves al tipo en televisión, está lindo, la camisita le queda bien, pero...

¿Qué le recomendaría a los candidatos a la sucesión presidencial?

Les diría a un Macri, un Massa, un Scioli, un De la Sota, un Sanz incluso, que tienen que convencer sobre este punto: para hacer negocios en la Argentina, no es imprescindible estar cerca del poder. Sólo con eso, sería una revolución total para este país. Y creo que los eventuales candidatos a la sucesión tendrían que ponerse los pantalones largos. Y esto no es una chicana para nadie.

¿Cree que no están lo suficientemente maduros?

No digo eso, pero deberían preocuparse, ponerse a la altura de las catástrofes que van a recibir, más que manejarse por las encuestas. Aunque tienen una gran ventaja, que es que el mercado por lo general se adelanta y hay perspectivas favorables para la Argentina. Pero que no se confundan, estas perspectivas se dan porque “La Doctora” se va.

¿Qué deberían hacer los candidatos entonces?

Promover una suerte de “Pacto de La Moncloa express” y poner un poco más. La Argentina está en el piso en materia de credibilidad. Yo suelo hablar de los “opositores envueltos”, porque el cristinismo los encierra y muchos no saben cómo salir. Pero el opositor tiene que asociarse y compartir la responsabilidad de las decisiones.

¿Ese pacto sería para acordar la transición?

Lo que yo digo es que el kirchnerismo no tiene reservas. Que no pase, pero si la señora tiene un resfrío muy potente, nos quedamos sin cabeza y abajo hay anarquía. Nadie puede imaginar que Boudou pueda ser presidente de la Argentina. Y lo único que podría hacer (Gerardo) Zamora es llamar a elecciones. Podrían adelantarse las elecciones, por qué no.

Lo van a acusar de golpista...

No creo analizar esto sea desestabilizador. (Raúl) Alfonsín se tuvo que ir antes y quedó como un modelo de democracia. Creo que en esta Argentina paralizada, que sólo tendrá más movimiento por la cercanía de la partida, ningún sucesor va a poder generar el menor cambio hasta marzo de 2016. Y arriesgarse a semejante estancamiento es un pecado de lesa ingenuidad.

¿Qué le parece que sucederá con Boudou?

Boudou es el pícaro de Mar del Plata que sedujo políticamente a la flaca de Tolosa. Es un tema de la picaresca bonaerense, que tiene personajes como José Núñez, que luego es Núñez Carmona, y este chico de Villa Elisa, (Leonardo) Fariña. No creo que sea tan fácil salir de ese error, conseguir que tome una licencia alguien que fue ministro de Economía y puede decir “por esto no me caigo”.

¿Qué le queda de su origen en Villa Domínico?

Esa fue mi primera existencia, que se registró allí hasta los 24 años. La verdad, me recuerdo como un personaje literario. Después vinieron los libros publicados, el éxito. Tuve muchas máscaras, pero ya estoy prescripto de todo. Las cosas que en algún momento me amargaron, me amargo hoy sólo de pensar que me amargaba por semejante pelotudez.

¿Qué lo amargaba?

Al éxito literario lo viví con mucha culpa porque era una etapa indigna (”Flores robadas...” fue publicada en 1980). Hice muchos intentos por generar una imagen para reclamar aceptación. Pero a esta altura me importa todo tres pomos, te lo puedo asegurar. Hoy tengo cuero en lugar de piel.

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