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Perros que marcan el camino

La única escuela argentina de lazarillos entrena a sus perros en la República de los Niños. Depende del Club de Leones La Colonia, de Quilmes Oeste. En agosto entregarán la segunda camada

27 de Julio de 2014 | 00:00

Por AGUSTINA MUSSIO

Randy no lo sabe, pero lleva un chip en el cuello que lo vuelve diferente del resto. Vaga por las calles de la República de los Niños como si nada, ajeno a su importancia. Es martes a la tarde y el lugar está casi vacío. El cielo comienza a limpiarse después de un mediodía lluvioso y entre las nubes se filtran algunos rayos de sol. Una nena con buzo rosa y orejas de Minnie sobre su cabeza se detiene para mirarlo, pero Randy no se distrae, su conducta es impecable: cumple a raja tabla con las reglas que le fueron enseñando desde que lo seleccionaron. Aunque suene místico se podría decir que es un elegido, de su camada lo fue, pero tampoco eso sabe. Se detiene frente a los cordones de la vereda y ante las escaleras. Anda concentrado en marcar lo que entiende por obstáculos. Lo están entrenando y atraviesa la etapa final. En un mes será entregado a quién se convertirá en su nuevo dueño; todavía no se conocen, pero formarán un binomio en el que Randy aportará la capacidad que ofrecen sus ojos.

Es uno de los cuatro perros lazarillos que se entrenaron durante dos años en la República de los Niños y que el próximo 27 de agosto se entregarán a personas ciegas. Pertenecen a la única escuela de perros guías que funciona en Argentina y depende del Club de Leones La Colonia, de Quilmes Oeste. Sus fundadores, Carlos Botindari y Hugo de Arce, eligieron como escenario para el adiestramiento el parque infantil que se levantó hace más de medio siglo porque entienden que puede funcionar como una réplica de la ciudad: con calles, veredas, puertas, arcos, subidas y bajadas. Y como en los días de semana el ambiente es tranquilo, se convierte en “un espacio ideal”.

LA FORMACION DE LAZARILLOS

La Escuela de Perros Guía Argentinos funciona hace cuatro años, y es la segunda camada de perros que entrega. En octubre del año pasado entregaron 2 y en el país pasaron a circular un total de 24, los 22 anteriores fueron importados por sus dueños de Estados Unidos. A fines de agosto se sumarán los Golden Retriever que actualmente transitan la etapa final del adiestramiento: Randy, Danco, Roco y Samba. Estos cuatro hermanos tienen dos años y medio. Fueron seleccionados de cachorros a partir del test de Campbell que marcó una inclinación en sus temperamentos: mostraron una tendencia dominante o equilibrada y por eso los eligieron. Quedaron excluidos otros perros de la camada señalados como dominantes agresivos, sumisos y también los independientes; por peligrosos, temerosos y desapegados, respectivamente.

Pero que hayan sido elegidos por su carácter no implica que armonicen con cualquier dueño. “Tenemos perros que son de temperamento medio alto y otros de temperamento medio bajo. No se le puede dar uno con tendencia dominante a alguien de perfil muy bajo porque no van a llegar a buen puerto: el usuario termina siendo manejado por el perro y no es la idea. Buscamos que se forme un binomio, que se complementen como una sola persona”, cuenta Maximiliano Araoz, el entrenador.

Los perros elegidos son castrados y se les implanta un chip electrónico que registra toda la historia clínica y un teléfono de contacto en caso de pérdida. Para acceder a esa información es necesario deslizarles un lector de barra por el cuello. Las razas preferidas para el trabajo de guía son Golden Retriever y Labrador Retriever, o la cruza de ambos. “Son muy predispuestos y sociables. Lo ideal sería que sean hijos de padres lazarillos pero en el país no existía y recién ahora estamos formando una línea de sangre de este trabajo específico”, explica Araoz.

Cada uno de los perros seleccionados se entrega, a los 65 días de vida, a una familia sustituta, que son las encargadas de socializar al animal en la fase inicial de su aprendizaje. En lo posible, deberán integrar a la mascota a sus rutinas para que se acostumbre a diferentes situaciones de la vida cotidiana, como el tren, los autos, la playa y los ascensores. Es importante que de cachorro aprenda a manejarse con serenidad frente a otros animales, y gradualmente se lo irá acostumbrando a la pirotecnia para que de adulto pueda moverse con libertad también en los días festivos. Cada dos semanas un entrenador de la escuela visita al perro para supervisar su evolución. Después de un año el futuro lazarillo pasará a vivir con quien será su adiestrador. De esta manera arrancará una nueva etapa para el animal.

Se espera que con tres entrenamientos diarios, de no menos de una hora, aprenda a recoger llaves, billeteras y el bastón, entre otros objetos; en un transcurso de cuatro meses. También a marcar (deteniendo la marcha) desniveles, subidas, bajadas, escaleras, puertas, aberturas y charcos de agua en calles o veredas, además de otros posibles obstáculos para no videntes. La fase final de su entrenamiento incluirá salidas a la calle. “Se tienen que acostumbrar al tránsito en hora pico, al disturbio y a los otros perros”, explica el adiestrador. Antes de la entrega definitiva, el perro pasará por un proceso supervisado de adaptación a quien será su dueño.

LA NORMA QUE AMPARA

El 22 de mayo del año pasado se sancionó la ley 26.858 de Perros Guía y Animales de Asistencia que permite que los ciegos (hay alrededor de 650.000 en Argentina y se estima que 70 en La Plata) entren con sus animales a comercios, oficinas y transporte público de todo el país, pero el problema continúa para los adiestradores. “Ahora hicieron una reforma a la ley que dice que el perro en entrenamiento puede ingresar pero no especifica que con un adiestrador y se agarran de eso para negarse. ¿Cómo le enseño al perro a subir a un colectivo si no puedo subir antes que su futuro usuario?”, se lamenta Maximiliano Araoz.

Para acceder a un perro guía es necesario ser mayor de edad, contar con un certificado de discapacidad, demostrar la inexistencia de problemas motrices y saber manejarse con el bastón blanco, debido a que en muchas situaciones los perros se rigen por los movimientos de ese elemento. También es fundamental la capacidad de desarrollar un buen vínculo con animales. “Nosotros evaluamos las planillas que nos mandan con un psicólogo y con un oftalmólogo, para analizar la historia clínica, y ahí determinamos si la persona podrá manejarse con un perro guía. Una vez que está aprobado, empezamos a trabajar con un perro acorde a las características del solicitante”, cuenta Carlos Botindari, director del área administrativa. Hugo de Arce agrega: “No todos los ciegos pueden manejarse con un perro guía. También se evalúa la necesidad, porque nos ha pasado que lo quieren como mascota y es un perro de trabajo”. En noviembre entrarán a la etapa de adiestramiento siete perros que ahora se encuentran con familias sustitutas.

Contar con el dinero para comprarlos es otra condición que dejará excluidos a unos cuantos. Los lazarillos cuestan 16.000 dólares (tomado a 7,50). La escuela se compromete a “reponerlos” de forma gratuita cada diez años, cuando recomiendan “jubilarlos”. Carlos Botindari dice que con ese monto cubren los gastos de los cinco o seis perros que podrían ser entregados a una persona a lo largo de su vida. Según los datos que aporta, en Europa cuestan 55.000 euros y 48.000 dólares en Estados Unidos.

“Sit” escucha Randy y se sienta. “Muy bien”, le dice el entrenador y le ofrece como recompensa una especie de caramelo de proteínas. El perro bambolea la cola. Maximiliano explica que las palabras en inglés son más cortas que en español y sirven para que los lazarillos las diferencien con mayor claridad del entorno. Tres nenas se acercan junto a su madre con intención de acariciar al Golden. Pero el adiestrador las detiene a tiempo y les explica que no se puede porque viste su ropa de trabajo. Una capa amarilla sobre el lomo le indica a Randy que es su horario laboral y no se debe distraer mientras la lleva puesta. Pero cuando se la sacan (al menos tres veces al día para que haga sus necesidades y descanse) se vuelve una mascota juguetona como muchas otras.

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