“Empezar de cero” Jimi Hendrix en primera persona

Por JUAN RAPACIOLI

La intensa vida de uno de los guitarristas más influyentes de la música popular se refleja en un libro configurado por el cineasta Peter Neal a partir de una minuciosa recopilación de entrevistas, escritos y cartas que el músico dejó antes de morir a los 27 años.

Publicado por la editorial Sexto Piso, el libro recoge diversas etapas de la vida de Hendrix (1942-1970), ordenadas cronológicamente, que dan cuenta de la intensidad, la sensibilidad y la continua expansión de conciencia que marcó a este artista nacido en Seattle, Estados Unidos, autor de piezas inolvidables como “Hey Joe”, “Purple Haze” y “Foxy Lady”.

El libro, que incluye canciones y poemas traducidos del autor de “Voodoo Child”, así como dibujos de su figura y su mítica guitarra, rescata una mirada íntima sobre diversos temas como la música en vivo, la experimentación con drogas, la relación del rock con el blues, las posibilidades de la guitarra eléctrica, la cultura hippie y las mujeres.

“Básicamente, hay dos tipos de música -sostiene Hendrix-. El blues es un reflejo de la vida, y después está la música solar, que puede no tener tanto que decir a nivel lírico, pero que tiene más significado musicalmente. Es algo más sencillo, con menos preocupaciones y más significado”.

Y apunta: “La música está en constante cambio, dependiendo de la actitud de la gente. Si el ambiente es estático, ruidoso y agresivo, la música se vuelve igual. Si el ambiente empieza a volverse pacífico y armónico, la música se volverá así. Así que dependerá de la gente”.

Para Hendrix, “sería increíble poder producir música de una forma tan perfecta que se filtrase a través de uno, como rayos, y a la larga lo curase. Me interesa esta combinación de música y color. Es un área extra de conocimiento”.

En otra parte del libro, el líder del grupo The Jimi Hendrix Experience habla sobre otros artistas, como el músico y poeta estadounidense Bob Dylan, de quien versionó los temas “All Along The Watchtower” y “Like a Rolling Stone”.

“Dylan tiene una voz horrible técnicamente, pero es bueno, porque canta cosas en las que cree. Las sensaciones de verdad son las únicas cualidades que realmente merece la pena buscar cuando escuchas una voz”, reflexiona el guitarrista.

Y luego señala: “La guitarra y la música son lo más importante para mí. Las mujeres van después. Con la música no hay tiempo para nada más. No tengo intención de casarme. Ni me lo planteo. El matrimonio y otras formas artificiales que han pasado de generación en generación dicen que es malo hacerle el amor a una chica o a una puta”.

“No son más que normas artificiales -afirma-. Esos pedazos de papel llamados certificados de matrimonio son sólo para la gente que se siente insegura. Puedes entregarte a alguien, y puedes apartarte de alguien si eso es lo que quieres. En un segundo, porque, no lo olvides, se trata de tu vida”.

Después, sobre sus aspiraciones musicales, explica que “mi plan no es salir ahí­ afuera con una orquesta de noventa integrantes y tocar dos horas y media de música clásica. Mi plan es utilizar ambas cosas sin que se sepa que es rock y música clásica, y que el conjunto sea algo completamente distinto”.

“Sería como cualquier otro paso -apunta-, una mezcla del pasado y del futuro. Cuando finalmente lo consiga, todo el mundo se enterará”.

El libro, traducido por Raquel Vicedo, se sumerge de forma novedosa en el pensamiento de este artista inquieto, perfeccionista, elegante y desprolijo que vivió rápido y murió joven, dejando un legado que se sigue visitando a través de las generaciones y donde el motor siempre fue la libertad.

“Libertad es la palabra clave en todo esto. La gente no lo comprende porque sus mentes son demasiado complicadas. ¿Por qué crees que los seres humanos de este planeta son tan distintos los unos de los otros? Es por algo. Cada uno hace las cosas a su manera. Puedes hacer exactamente lo que quieras. Cuando te llega la hora, te tienes que marchar solo”.