La invasión de la telenovela brasileña

Huérfanos, asesinos, herencias, muertes y melodrama: la fórmula de la telenovela latinoamericana nunca pasa de moda y hoy Brasil hace escuela, con sus ficciones, por el mundo. En Argentina, que hace rato parece ausente en el mercado del género, muchos recuerdan el furor de “El clon”, mientras hace apenas un año el final de “Avenida Brasil” aplastaba al Bailando de Tinelli.

Ahora, una nueva telenovela llegó a la pantalla chica argentina desde Brasil: “Flor del caribe”, furor absoluto en su país de origen y que ya ha sido comprada para su emisión en siete países incluyendo Estados Unidos, se estrenó por la tarde en la pantalla de Telefé, en el marco de “Historias del corazón”, quien también puso al aire la exitosísima “Avenida Brasil”.

Se trata de la quinta telenovela carioca que pone al aire el ciclo presentado por Virginia Lago.

Es que la telenovela de la tarde ha desaparecido de la tevé argentina: el segmento está copado por los programas de chimentos y el ciclo de Virginia Lago es una de las pocas ofertas de ficción que, además, emite dramas importados. Argentina es un país de orgullosa tradición en la telenovela, pero en la década del ‘90 comenzó a prestar su pantalla a las emisiones del resto de América latina y ya nunca recuperó su esplendor, sin poder competir con la explosión de la industria de Brasil.

Los costos de producción son un factor clave: producir una telenovela cuesta más que adquirir un producto terminado, y también más que la mayoría de los programas sobre la farándula que se reproducen en el aire. No hay lugar para inversiones fuertes del “prime time” nocturno porque tampoco hay un mercado de millones de telespectadores como en Brasil. Así, la “telenovela de la tarde” se ha ido perdiendo, y hoy las pocas ficciones que pueden verse a la hora de los bizcochos son de afuera.

La ficción en Argentina, además, ha dado un vuelco a partir de la polarización entre las dos grandes productoras, Underground y Pol-ka, que compiten entre sí con un modelo de serie alejado de la clásica telenovela latina, que mezcla un costumbrismo menos melodramático con una estética más ligada a las series de Estados Unidos.

LA TELENOVELA EN BRASIL

Brasil, en cambio, apostó por el género clásico: hoy, O Globo, la cadena que creó “Avenida Brasil”, es una especie de Hollywood latino. Tiene el mayor centro de producción televisivo de América Latina, llamado Projac, que se extiende por 165 hectáreas.

Las telenovelas incluyen temáticas polémicas como la discriminación, las adicciones, la clonación, la brecha social o la homosexualidad. Trabajan con mucha anticipación, con especialistas contratados para dar verosimilitud a los aspectos históricos y sociales, y con cabezas de autores que son quienes arman las novelas, no los productores, como pasa en Argentina, donde la trama, los invitados y los giros persiguen el rating.

En Brasil, los productores han llegado a la conclusión de que la ficción se ha convertido en un sello nacional, una tradición artística y cultural reconocida por el conjunto de la sociedad, y una prestigiosa y rentable apuesta frente a los formatos del reality show que dominaron los años 90.

En Argentina, las telenovelas son de perfil más bajo y tradicional, como “Camino al amor”, protagonizada por una de las últimas parejas románticas del género, Sebastián Estevanez y Carina Zampini. Ambos habían seducido al público con “Dulce amor”, pero este año no lograron lo mismo con el envío de Telefé.

El modelo de Brasil tuvo sus representantes con “Resistiré” y “Montecristo”, que hoy asoman como los últimos exponentes nacionales del género. Y justamente quien, en las tardes de Telefé, se prenda con “Flor del caribe”, recordará “Montecristo” ya que ambas se inspiran en “El Conde de Montecristo”, la novela de Alejandro Dumas.

LA TRAMA

“Flor del Caribe” narra la historia de Casiano (Henri Castelli), piloto de la fuerza aérea, y Ester (Grazi Massafera), guía turística, que se enamoran perdidamente en la juventud. Pero Alberto (Igor Rickli), un amigo enamorado de la joven arma un plan para librarse de Casiano, que acaba preso y considerado muerto. Casiano consigue escapar y volverá dispuesto a arreglar cuentas. La serie, entonces, salpica el obligado amor imposible con aventuras y complots, además de incluir los más hermosos paisajes costeros del vecino país.

Y el público en todo el mundo, y también en el país, sigue respondiendo: al parecer, la proliferación del chimento agota, el reality cansa, pero la telenovela nunca pasa de moda.