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Espectáculos |MILEY CYRUS EN ARGENTINA

La chica mala del pop hace lo que quiere

La escandalosa cantante y toda su desfachatez desembarcan este viernes en Argentina en un show envuelto en polémicas

2 de Octubre de 2014 | 00:00
La chica mala del pop hace  lo que quiere

Shows cancelados por indecencia y protestas religiosas para evitar la llegada de una artista que escupe a sus fans, acaba de realizar “el show con la mayor resaaca de la historia” en su paso por Brasil, según sus propias declaraciones, y advierte que, en Argentina, “tengo que ser especialmente cuidadosa con el pene inflable que uso”. No es una estrella del metal quien, este viernes, tocará en el país, sino la ídola de miles de adolescentes, Miley Cyrus.

Y el secreto del suceso que atraviesa su carrera desde que lanzó su último álbum “Bangerz” es justamente su actitud. Cyrus surgió de la factoría Disney, y como toda chica de la compañía supo ser una sonriente y dulce adolescente. Pero la imagen inocente aburrió a los espectadores que crecieron con ella y a la propia artista.

Y entonces, siguiendo el corrosivo camino marcado por Britney Spears y Lindsay Lohan, Cyrus echó ácido a su pasado y relanzó su carrera. La cantante y actriz ya había insinuado sus demonios interiores en el pasado, posando desnuda a los 15 para la tapa de “Vanity Fair” o ejecutando un baile del caño en pleno Teen Choice Awards con solo 16 años.

Pero los escándalos eran menores hasta que, a fines de 2012, Miley se cortó el pelo. Bien corto. Afirmó que estaba buscándose a sí misma y ese fue el preámbulo de su irrupción en escena en 2013, cuando, en pleno escenario de los premios MTV, realizó un sugestivo baile sobre el cuerpo del cantante Robin Thicke (el infame “twerking”, pariente del perreo reguetonero), mientras lo acariciaba con una mano de goma y movía la lengua enloquecida, marca registrada de Cyrus.

Fue una de las polémicas del año, tras la cual vinieron los osados videos de “Wrecking ball” y “Adore you”, cortes de “Bangerz”, el disco que cambió su imagen y que vino a completar la reinvención en clave punk sexual que había pautado su nuevo manager, Larry Rudolph, el hombre detrás de la carrera de Britney Spears, otra que se divorcio de su imagen angelical tras pasar el umbral de los 21 años.

LA GIRA Y EL SHOW

Justamente, mañana desembarca en el porteño GEBA la gira mundial en la que Miley presenta su nuevo disco, y su nueva personalidad. Y el show llega al país envuelto en polémicas que comenzaron el año pasado, cuando el tour mundial comenzó y la ex Hannah Montana montó un pene inflable en pleno escenario.

El “Bangerz Tour” ha sido duramente criticado en la prensa norteamericana, que acusa a Miley de hacer un uso discriminatorio de sus bailarines negros y enanos, usados, según los medios, como accesorios del show. En su descenso hacia América latina, el show de Miley azoró a los miles de padres que acompañan a sus hijos a los recitales y ven cómo la cantante les escupe agua y se contonea por el escenario, dejando muy poco para la imaginación.

República Dominicana, de hecho, canceló el recital, “para evitar faltas a la moral” por “la presentación con vestuarios inadecuados, corrupción del lenguaje, imágenes y frases perversas, frases con doble sentido, apología del crimen, violencia y actos denigrantes para el culto cívico, la incitación al sexo, sexo lésbico, uso de objetos inadecuados en público, actos que atentan contra la integridad personal y son violatorios de los derechos de niños, niñas y adolescentes”.

Mientras su show es protestado por grupos religiosos y catalogado como pornográfico, y pendula la amenaza de convertirlo en un espectáculo solo apto para mayores de edad, Miley sigue haciendo lo que quiere porque, como canta en “We can’t stop”: “Es nuestra fiesta, podemos hacer lo que queremos”.

“Yo no soy una chica Disney”, afirmó la cantante en una reciente entrevista, donde explicó que sus travesuras tienen una razón de ser: “Intento decirle a las chicas que no tienen que usar maquillaje, tener pelo largo y rubio, tetas grandes, no se trata de eso”. Con su estilo desfachatado, Miley se rebela a ser un ejemplo para los jóvenes y dice que arremete contra la falta de autenticidad del mundo hoy, un sitio donde “los chicos ven mucha pornografía, pero esas chicas no existen, no son reales. Es como nosotras mirando películas románticas, eso es porno para chicas, porque esos chicos tampoco existen”.

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