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Opinión |ANALISIS

La interna que ganó Kicillof

2 de Octubre de 2014 | 00:00
La interna que ganó Kicillof

Por MARIANO SPEZZAPRIA

La salida de Juan Carlos Fábrega del comando del Banco Central no tomó por sorpresa a los conocedores de la interna kirchnerista, que nunca se preocuparon por ocultar las diferencias de criterio que mantenía con el ministro Axel Kicillof. Sin embargo, en el micromundo oficialista tomaron nota ayer de que el jefe del Palacio de Hacienda le ganó la pulseada al veterano banquero de manera fulminante, con lo cual su influencia en el Gobierno nacional es ahora determinante.

De hecho, Kicillof logró que la propia Cristina Kirchner hiciera suyos los argumentos que terminaron forzando la renuncia de Fábregas, al sugerir en público la posible connivencia de funcionarios del Banco Central con “cuevas” de la City porteña, por las cuales se mueve con soltura el dólar “blue”. La encerrona sobre el banquero la completó el titular de la Comisión Nacional de Valores, Alejandro Vanoli, quien aportó los datos técnicos para el empujón final.

CON EL DOLAR EN LA MIRA

Vanoli, que a la postre fue designado en reemplazo de Fábrega, estuvo siguiendo con lupa en los últimos días las operaciones del dólar denominado “contado con liquidación” y le acercó un informe a la Presidenta que acusaba a los bancos Mariva, Patagonia y Macro de haber facilitado esas operaciones, que no son ilegales pero que corporizan una fuga de divisas. Vanoli fue además uno de los ideólogos de la polémica reforma de la carta orgánica del Banco Central.

Y si bien no es un funcionario del equipo de Kicillof, se puede considerar que su nombramiento al frente del BCRA significa un alineamiento absoluto de esa entidad con las políticas que desarrolla el ministro de Economía. Por ende, los especialistas coincidían ayer en que se podría incrementar el ritmo de la emisión monetaria y también endurecer los controles en el mercado de divisas. Esta semana, justamente, el cepo cambiario está cumpliendo tres años de vida.

La medida se prolongó durante todo el segundo mandato de la Presidenta y que refleja los problemas que tiene la economía desde 2011. Si hay un dirigente asociado al cepo cambiario, no es otro que Guillermo Moreno. El ex secretario de Comercio está a punto de pegar la vuelta a la Argentina tras su misión diplomática en Italia, pero no haría falta que se reincorpore al Gobierno en este momento porque muchos observan que Vanoli puede ser su más fiel sucesor.

Mientras, Cristina Kirchner terminó de denotar la mal herida relación con los Estados Unidos, a cuyo gobierno acusó de apañar el accionar de los “fondos buitre” contra el país.

Si bien (Vanoli) no es del equipo de Kicillof, se puede considerar que su nombramiento al frente del BCRA significa un alineamiento absoluto de esa entidad con las políticas de Economía

“Si me pasa algo, no miren a Oriente, miren al Norte”, llegó a advertir la Presidenta en una pieza oratoria que llevó al paroxismo la lógica kirchnerista de la confrontación, en momentos en que la economía atraviesa graves dificultades. Tanto es así que informes privados dan cuenta de una caída pronunciada de la actividad para el último trimestre del año, que cerraría con una contracción en torno al 3% pese al esfuerzo del Gobierno por recomponer el consumo.

Vanoli asumirá en un Banco Central al que le costará mantener el nivel de reservas en 2015, porque deberá hacer frente a vencimientos de la deuda por unos 15.000 millones de dólares y afrontar también salida del peso hacia el “dólar ahorro”, proyectada por los analistas en otros 3.000 millones. El frente externo seguiría complicado mientras no se retomen las negociaciones para acercar posiciones con los “holdouts” y levantar el “desacato” del juez Thomas Griesa.

En este escenario, las fuerzas de oposición tendían a evaluar que la salida de Fábrega rompió el último dique de contención para la “racionalidad económica” del Gobierno, mientras que desde el sciolismo el vicepresidente del Banco Provincia, José Pampuro, advirtió que la eyección del banquero “agrega una dosis suplementaria de incertidumbre al país”. Aún en silencio, una opinión similar tendería a verificarse en los próximos días entre los gobernadores peronistas.

Así las cosas, el cimbronazo que provocó la dimisión de Fábrega obligó justamente a su sucesor designado Vanoli a postergar el anuncio de controles sobre las operaciones cambiarias, especialmente sobre bancos como el Mariva -al que Cristina Kirchner vinculó ayer con el ex presidente Eduardo Duhalde, vía Twitter- y a casas de cambio como Balanz. Pero ya trascendió que se motorizará una causa judicial contra Fábrega por el desempeño de uno de sus hermanos en una financiera.

MENSAJE DE CRISTINA

La Presidenta parece haber dado crédito a estas acusaciones, a juzgar por la referencia a funcionarios del Central por una supuesta “filtración” de información a los bancos para que aprovecharan la oportunidad de hacer negocios con el dólar “contado con liqui”. Anoche, la jefa de Estado se preguntó por medio de la red social si alguien se había sentido “aludido” por esa afirmación, cuando la renuncia “indeclinable” de Fábrega ya era hecho saliente de la jornada.

La gestión de Fábrega al frente de la autoridad monetaria duró menos de un año -había asumido el 21 de noviembre de 2013- y en su transcurso el peso se devaluó cerca del 40%, en tanto que las reservas perdieron unos 3.500 millones de dólares. Hizo toda su carrera en el Banco Nación y era una fuente de consulta económica de Néstor Kirchner, de quien fue compañero de escuela. Pero enfrentamiento con Kicillof por el manejo de la tasa de interés le marcó la suerte.

Pese a los problemas que afronta la economía, Kicillof sigue firme en el cargo y hasta podría ser designado como sucesor de Jorge Capitanich en la Jefatura de Gabinete.

A diferencia de otras épocas de crisis, el costo lo asumen ahora los presidentes del Banco Central y no los ministros de Economía, tal vez como un reconocimiento implícito de que la autonomía de la entidad ya no es tal.

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