Boca tuvo que esperar hasta los penales, pero al final pasó

BOCA LEVANTÓ EN EL SEGUNDO TIEMPO, SE PUSO UN GOL ARRIBA, Y AUNQUE FUE POR TODO, TUVO QUE DESEMPATAR CON REMATES DESDE EL PUNTO DEL PENAL

C uando el Deportivo Capiatá apareció en el horizonte de Boca Juniors, ni el más desconfiado imaginó un cruce como el que se dio. Empezando por Mariano Echeverría, el defensor del equipo Xeneize que potenció a los paraguayos al declarar, palabras más, palabras menos, que “si pasa Boca es normal, pero si pierde es una catástrofe”.

Una frase que motivó muchísimo al Capiatá. Tanto, que lo llevó a una victoria histórica en la Bombonera, y que anoche, en el estadio Feliciano Cáceres, de la ciudad de Luque, cercana a Asunción, le hizo ver que lo que había pasado una semana antes para nada había sido una casualidad. La presión sobre la pelota volvió a ser el eje de su juego, y Boca lo sufrió igual que en su cancha.

Boca no pierde en Paraguay desde la Copa Libertadores edición 2002

César Meli, a los 4 minutos, le pegó desde afuera del área, y la pelota pegó en la base del palo derecho de Antonio Franco. Dio la sensación que la historia empezaba a jugar su partido, pero no... Enseguida Capiatá afirmó su juego, lo desarticuló al rival apretando la marca sobre los organizadores, y emparejó.

Oscar Ruiz llegó por la izquierda a los 19 con un pelotazo cruzado que se fue por el segundo palo de Agustín Orión, y hasta que el primer tiempo se empezaba a ir al vestuario, porque se cumplía el minuto 41, Boca no volvió a llegar con posibilidades hasta el arco de enfrente.

Al fin el equipo con el que después de varios ensayos Rodolfo Arruabarrena intentó sorprender logró llegar por afuera, y José Fuenzalida pudo sacar un centro que Jonathan Calleri hizo seguir conectando arriba, y que llegó limpió hasta Federico Carrizo, cuyo cabezazo, de pique al suelo, se fue por arriba.

Sin goles se completó la primera etapa, con una escuadra boquense que no alcanzó a imponer el dominio que pudo suponerse en la previa. No desesperó, sino todo lo contrario, y eso favoreció la estrategia de su rival, a quien la ocupación de espacios, y el control fundamentalmente de Fernando Gago le permitió por lo menos aguantar la diferencia que lo ponía en cuartos de final.

Volvió con más energía el conjunto boquense, y cuando el segundo tiempo empezaba a diagramarse, Andrés Chávez definió con un zurdazo bombeado que no encontró el arco. El adelantamiento fue un buen síntoma para los visitantes, que de todos modos en seguida sufrieron un tiro libre que exigió a Orión.

Chávez fue el que más gatilló contra el arquero de los locales, aunque le faltó puntería. Pero insistió Boca, y aunque le costó volcar el juego a los laterales, cuando se cumplían 19 minutos, una segunda amonestación le costó la roja a Gustavo Velázquez, y con uno más los argentinos sumaron jugadores en ataque.

Un pelotazo de Nicolás Colazo, en jugada que continuó Chávez, le permitió a Jonathan Calleri convertir el gol que encaminaba esta revancha a los penales. Pero fue por todo Boca, no se conformó, y a los 30 el que a punto estuvo de aumentar fue Juan Manuel Martínez, quien no pudo gritar el gol por culpa del arquero.

Capiatá quedó acorralado, casi sin posibilidades de salir de contra. Superado el conjunto paraguayo en lo futbolístico, y desgastado físicamente. El cansancio lo llevó a sumar faltas y amonestaciones frente a un Boca cada vez más decidido.

No cambió el resultado, ganó el conjunto boquense 1-0, y eso desembocó en el desempate con remates desde el punto del penal. Hubo lágrimas y sonrisas, porque no todos fueron aciertos, hasta que Orión se quedó con el remate de Arturo Aquino, que buscó la izquierda del arquero, y firmó la clasificación de Boca a los cuartos de final, donde se cruzará con Cerro Porteño, de Paraguay, que eliminó a Lanús.