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Revista Domingo |INTERÉS GENERAL

Salud - Tendencias: la medicina tibetana, una receta con tres mil años de antigüedad

En algunos centros académicos internacionales valorizan los principios milenarios de este sistema medicinal

26 de Octubre de 2014 | 00:00

Hay un pulso que se puede suprimir mediante la presión y hay otro pulso que no se puede eliminar, muchos pulsos no son pulsaciones, sino que flotan... Son principios que pueden sonar raros a mucha gente, pero que son totalmente lógicos para quienes conocen bien la medicina tradicional tibetana.

Después de la Medicina Tradicional China (MTC), ahora se está descubriendo la Medicina Tradicional Tibetana (MTT). “La MTT tiene unos 3.000 años de antigüedad y comparte ciertos principios con la MTC y con la ayurveda, la medicina tradicional india”, explica la homeópata alemana Anna Grütte.

“La MTT no es un sistema espiritual sino un sistema medicinal que se estudia en las universidades del Tíbet”, dice Grütte, presidenta de la Academia de Medicina Tradicional Tibetana en Heidelberg.

Se basa en un principio holístico, es decir que no trata solamente síntomas como la tos, sino que se ve al ser humano como un todo. El fundamento de la MTT es la doctrina de la constitución según las tres energías corporales: el viento (lung en tibetano), la bilis (tripa) y la flema (päken).

“La MTT no es un sistema espiritual sino un sistema medicinal que se estudia en las universidades del Tíbet”

El médico generalista Frank Ludwig describe a grandes rasgos los tres tipos de constitución: el tipo flema tiende a la obesidad y es una persona más bien tranquila y lenta. El tipo viento es una persona delgada, muy atenta, nerviosa e intranquila, además de creativa. El tipo bilis es una persona que se fija en sus objetivos y es tensa y atlética.

La MTT parte del supuesto de que cada persona nace con tres energías, que entre ellas tienen relación individual, pero que una de ellas suele ser más destacada. Por tanto, el ser humano tiene fuerzas y debilidades constitucionales. Las enfermedades surgen cuando esta composición individual se desbarajusta.

Según la MTT, la causa de un desequilibro reside en un déficit o un exceso de energía. “Por ejemplo, un trastorno puede presentarse a consecuencia de un modo de vida incorrecto como el estrés o una alimentación que no se corresponde con el propio tipo”, dice Grütte. Ese trastorno lo detecta el especialista en MTT durante una conversación con el paciente, a quien pregunta por sus costumbres, condiciones de vida y su alimentación, por ejemplo.

Después viene el diagnóstico por el pulso: el médico toca el pulso en determinados lugares del brazo izquierdo y del derecho. “Se necesitan años para poder diferenciar el pulso y mucha experiencia para interpretarlo”, dice Amendt.

El fundamento de la MTT es la doctrina de la constitución según las tres energías corporales: el viento (lung en tibetano), la bilis (tripa) y la flema (päken)

A base de la calidad del pulso en diferentes partes del cuerpo el médico saca conclusiones sobre el estado de los órganos y sobre los trastornos energéticos. El historial clínico y el diagnóstico por el pulso le permiten al médico hacer un diagnóstico exacto y encontrar el tratamiento adecuado. Aquí también la atención se centra en el modo de vida y la alimentación.

La MTT también trabaja con aplicaciones externas, por ejemplo ciertas formas especiales de sangría o masaje. Además, el médico recomienda tomar píldoras hechas a base de mezclas de hierbas. Estas nunca deben tomarse sin haber consultado a un experto en MTT, porque incluso las hierbas supuestamente inocuas tienen efectos farmacológicos.

“Se argumenta a favor de esta medicina tradicional que tales métodos llevan cientos de años funcionando”, dice el profesor Gerd Antes, director del Centro Cochrane de Alemania, en Friburgo. Sin embargo, este médico duda de que esos métodos tengan algún efecto, porque “no existe una sola prueba científica de que así sea”.

Basta para que en algunas personas ayuden ciertos principios terapéuticos individuales y ya hay un amplio interés público, dice Antes. “Funciona en dos personas y 98 veces el tratamiento no surte efecto, pero esto no se da a conocer”. También Ludwig admite que faltan estudios basados en evidencias.

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