Estupor en Berisso: entraron en la casa de una mujer y la degollaron

Entre el ruido de la lluvia y los truenos, varios vecinos de una cuadra de Berisso distinguieron los gritos de desesperación de una mujer. Todavía no eran las 10 de la noche del martes. Y los que se asomaron a la calle vieron a una mujer a la que conocen desde hace años, empapada de agua y de sangre, que se sujetaba el cuello y apenas podía articular palabra. La trasladaron enseguida al hospital Larrain, donde los médicos se apuraron en ingresarla al quirófano aunque no pudieron evitar que 12 horas después la víctima muriera por la hemorragia que le produjeron dos cortes profundos en la garganta.

Se llamaba Claudia Ortiz, tenía 48 años y lo único que está claro -al menos por ahora- es que la mataron en la casa donde vivía sola, con el mismo cuchillo con el que estaba preparando la comida.

No se encontraron puertas ni ventanas forzadas, por lo que se cree que la víctima dejó entrar al homicida

Los policías de la comisaría Segunda de Berisso se enteraron del caso a las 22.40 del martes, cuando desde el hospital los pusieron al tanto del ingreso de una mujer apuñalada. La habían trasladado desde su vivienda ubicada en 167 entre 26 y 27, de esa localidad.

Ortiz tenía dos cortes en el cuello, uno lineal, y otro justo debajo del mentón, hacia arriba. Después de que la atacaron caminó hacia la vereda y llegó a cruzar la calle, gritando. La primera que salió a asistirla fue su vecina de enfrente, que la contuvo mientras otros corrían a avisarle a uno de los muchos familiares que viven cerca.

“Un sobrino la llevó en su auto al hospital Larrain”, contó un jefe policial, aclarando que en ese trayecto Ortiz no pudo revelar lo que le había pasado ni quién (o quiénes) fueron los responsables. “Sólo repetía los nombres de algunos familiares, pero suponemos que era por el shock”, agregó el mismo investigador.

Mientras la mujer era sometida a una compleja intervención quirúrgica, los policías llegaban al lugar del hecho y se lo comunicaban al fiscal en turno de La Plata, Fernando Cartasegna.

Ortiz vivía sola en una casita baja, con rejas en las dos ventanas y enclavada en mitad del terreno que da a una calle de tierra. En los fondos está la vivienda de su madre. Lo primero que notaron los pesquisas fue que ninguna de las aberturas estaba forzada y en el interior no había violencia, ni rastros de una pelea. Vieron una gran mancha de sangre en la cocina comedor, al lado de la mesada donde la mujer estaba preparando la comida, y otra en la puerta principal. A 10 metros de ahí, ya en la calle, hallaron tirado el cuchillo con el que la atacaron.

Los familiares de Ortiz que revisaron la vivienda no detectaron a simple vista faltantes, aunque no pudieron encontrar su celular. Algunas fuentes de la investigación suponen que se lo llevó el homicida, pero otras no descartan que lo haya perdido antes del crimen o mientras trataba de pedir ayuda. Lo están rastreando.

El fiscal le dio intervención al gabinete de Homicidios de la DDI La Plata, que ya entrevistó a los parientes, vecinos y allegados a la víctima, para saber si alguien vio o escuchó algo y establecer si había recibido amenazas o tenía problemas con alguien. “Por ahora no descartamos nada”, dijo un jefe de la pesquisa, ajustándose a la vieja fórmula.

Según contaron en el barrio, Ortiz estaba separada, vivía de una pensión, tenía 4 hijos -dos mujeres y dos varones- viviendo en Olavarría, nietos y sobrinos. “Con todos se llevaba bien”, comentó una vecina. Y a la hora de distraerse, dicen que la mujer elegía ir al Bingo.