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Suplemento joven |MANUEL MORETTI / FRANCISCO BOCHATON

Vivir para cantarlo

Horas antes de presentarse en el festival Ciudad Alterna, los líderes de Estelares y Peligrosos Gorriones hablan de todo a corazón abierto. Encuentro inédito entre dos compositores indispensables para entender la fascinante usina musical platense

21 de Noviembre de 2014 | 00:00

Por: Cecilia Famá / Francisco Lagomarsino

Fotos: Sebastián Casali

Ratifican su mutua admiración, recuerdan correrías de los inicios compartidos, y se ríen de antiguos cortocircuitos mientras cruzan pícaras estocadas. Un cuarto de siglo después de aquellos primeros escarceos con la música en casas de pasillos largos, pseudo petit-hôtels venidos a menos y umbrías guaridas estudiantiles, la primera entrevista compartida por Manuel Moretti y Francisco Bochatón transcurre a la vez en el pasado, el presente y el futuro; en la diferencia y en la semejanza.

Al frente de Estelares y Peligrosos Gorriones, o sencillamente con una criolla en brazos, ambos sintetizaron con inspiración y músculo lo mejor de una burbujeante escena local nutrida en el rock y la experimentación estética. Y desde polos opuestos pero inevitablemente complementarios, lo tradujeron en ardientes, hermosas, imperfectas, frágiles y memorables canciones.

Ambos, también, llevaron su lírica singular y sus instintos melódicos mucho más allá del cuadrado de Benoit, siempre con la vida y la obra pisándose los talones. Piezas como “El corazón sobre todo”, “Fiestas de alcoba”, “Las trémulas canciones”, “La ruta se ha roto”, “Mariposas”, “Un día perfecto”, “Un viaje a Irlanda”, en el caso del juninense Moretti -quien llegó a La Plata tras un “lost weekend” porteño a fines de los ’80-, o “Por tres monedas”, “La mordida”, “Macanas”, “Un ardiente beso”, “Nuestros días”, “Estos pies”, “Sé que el tiempo”, surgidas de la pluma de Bochatón al servicio de los Gorriones, dan cuenta de ello.

La escena contemporánea del rock platense no se puede entender sin ustedes, su obra y la trascendencia de sus bandas, ¿tienen esa percepción?

FB: Particularmente, me parece que sí, pero hasta cierto punto. Cuesta desde un lugar propio decirlo, porque es una pedantería y a la vez una cosa de la que realmente es difícil tomar dimensión. Sí me doy cuenta de que los Gorriones hicieron algo, y yo me considero como una persona que hizo muchas canciones. Ahora, yo no sé la calidad; eso es para que lo evalúen otros. Para mí, Manuel también lo hizo.

MM: Creo que hay algo, un aporte... Yo lo pongo en una canción, pero creo que termina siendo verdad: haberle dado mi vida a las canciones. Después de llegar a La Plata, en el ‘88, el primer show que fui a ver era de Las Canoplas; a Francisco lo vi tocar con Topografìa Difusa, con Los Pistoleros, vi cuando se formaban los Gorriones porque era amigo del Cuervo Karakachoff y lo visitaba. Yo tenía Licuados Corazones... Hubo una dinámica de compartir una escena y hay algo que nos une, que es el oficio, el amor por las canciones... Pero es mejor que te liberes; no podés pensar en si influenciás o no. Eso lo dice el tiempo. A mí me llena de alegría haber llegado hasta acá de esta manera, en que seguimos teniendo banda, canciones, cruzándonos y disfrutando.

¿Qué virtudes reconocen en el otro?

FB: Para mí él, básicamente, es un compositor. Lo que más disfruto y valoro de Manuel Moretti, y lo digo frente a él y en cualquier lado, es que es un gran compositor. Y que Argentina merece y carece, y el mundo merece y carece de compositores así.

MM: Yo ya lo dije alguna que otra vez, acerca de cuando ellos recién estaban armando Gorriones, y yo los escuché en lo del Cuervo: el talento y la intuición del arrojo... esta cosa que tenía y sigue teniendo Fran, esta impronta salvaje y hermosamente talentosa que tiene. No es ninguna novedad; yo después podría llegar a tener algún capricho técnico y decir “es un gran compositor en acordes menores”... De verdad guardo con mucho cariño esos momentos escuchándolo tocar al piano canciones que después formarían parte del primer disco de los Gorriones. Fue algo alucinante de disfrutar, como me pasó con Canoplas; ser testigo del comienzo de esa historia

También tienen en común que, en materia de interpretación, no dejan las canciones libradas a su suerte...

MM: A Francisco y a mí, si algo nos une, me parece, es el amor por nuestro trabajo, por nuestro arte. Es indudable; se puede discutir lo que sea, pero eso está demostrado a lo largo del tiempo.

FB: El trabajo posterior a la canción también nos une. Ir de gira, estar en micros, en combis, por todo el país... Eso también es similar. Lo importante es elaborar un trabajo y decir “yo lo voy a presentar de tal manera”. Decidir vivir de la música exige una disposición permanente.

MM: Y es un laburo al que le hemos puesto el cuerpo entero durante mucho tiempo. Después, qué se yo... no hay que perder nunca el amor por la composición, por la usina.

- Todo esto empezó, por mencionar un mojón, durante “La Plata Rock ‘91” en el Boulevard del Sol; un festival pionero, a pulmón, casi amateur. Ahora vienen a un evento con bandas de acá, de afuera, varias sedes... Viajando recogen ecos del crecimiento de La Plata y la gente que ha salido de acá?

FB: Sí, y hay un montón de bandas. Vivo respondiendo por qué La Plata es un semillero de bandas interesantes y bandas raras. Respondo un montón de cosas... la diversidad cultural... yo crecí viéndolo a Manuel, viéndolo al Milano, a Rudie Martínez en Víctimas del Baile o a Mister América... ¡Toqué en Mister América y era para mí un flash! Era toda una conjunción de músicos genial; íba a ver a Licuados Corazones, por ejemplo, y decía “este baterista es el más loco y este cantante es una cosa rarìsima”... Curtir todo eso no pasa en cualquier ciudad, yo lo comprobé viajando.

MM: Cuando llego, en el ‘87/88, en esa etapa extraordinariamente hermosa y espantosa para mí, nos cruzábamos todos con todos, extraordinariamente drogados, pero tocábamos todos con todos. Vos, Fran, fuiste a dos ensayos a tocar la batería conmigo... se han dado cosas así.

- La tan mentada “escala humana” de la ciudad…

MM: Para mí son Bellas Artes, la Escuela de Teatro, la historia -los Redondos, Virus, la Cofradía-, Humanidades, la dinámica del intercambio cultural las que hacen que pase lo que pasa.

FB: Además, ¡la ciudad está llena de números! Es rarísimo que esté llena de números, y esté diagramada como un ta-te-ti… Para mí, geométricamente genera una cosa de querer romper con todo, y los grupos más raros se dan por eso. Yo tenía 5 años, y a las dos pedaleadas de bicicleta entendí que de 1 iba a 2, de ahí a 3... una cosa muy rígida, matemática. Al toque uno quiere romper con todo eso y la ciudad se brinda de una manera particular.

- ¿Escuchan la música nueva que sale de La Plata?

MM: A mí me sigue pareciendo fantástico que el lenguaje de la expresión platense está siempre vigente y hay mil... está incluso en la manera de denominarse, “Señor Tomate” o “Shaman y Los Hombres en Llamas”…

FB: A mí Sr.Tomate y Shaman me gustan mucho… y paradójicamente los fui a ver en Capital; me encantaron. Y Shaman tiene su poética... la ciudad sigue generando una presión que le da una característica muy particular.

- ¿Dónde se ven en el futuro? ¿Donde los lleven las canciones?

MM: Siempre que me siga emocionando el pulso… yo lo llamo la usina. Me acuerdo de este lío que es recontra trillado, pero cierto: cuando no me emocione más tirar un acorde o un verso, ahí me voy a la verdulería. Mientras tanto, es sagrado, es alucinante. El mundo del autor, cuando pulsa, es extraordinario. Es lo más. Toda mi vida fueron las canciones. Mirá, me convertí en padre; apareció una cosa absolutamente nueva, hermosa… pero es tan extraordinario cuando aparece el pulso de la canción que es único... así que, cuánto tiempo hay.

FB: A mí me alegra la manera de vivir que me da la música. Me pasa que como esté yo, habrá una canción de ese momento... aunque sea de un momento a la tarde, de cinco minutos, ahí van a estar mi espíritu, mi mente, mi cuerpo. Más que la canción me lleve va a ser una situación de que yo voy a llevar una canción. Y si no tengo canción... no llevaré nada.

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