El otro fantasma

JUAN RODÓ PROTAGONIZA, PRODUCE Y ES DIRECTOR MUSICAL DE “PHANTOM”, UNA AMBICIOSA PUESTA BASADA EN “EL FANTASMA DE LA OPERA”

Seducido por el enganche de una historia popularmente conocida pero combinada con personajes nuevos y un trasfondo al que define como más “humano y emocionante”, Juan Rodó decidió poner en escena en la cartelera porteña “Phantom”, una pieza basada en “El fantasma de la Opera” de Gaston Leroux pero con grandes diferencias del clásico firmado por Lloyd-Webber.

Escrito en 1983 con textos de Arthur Kopit y canciones de Maury Yeston, cuenta la historia de Erik, quien oculto en una máscara por una deformidad en su rostro y viviendo en las catacumbas de la Opera de París, conoce a Christine Daae, una bella y talentosa cantante, su musa y a quien le ofrece ayuda para obtener un trabajo en la ópera. También es la historia de un hijo y un padre, Gérard Carrière, que al ser despedido como gerente del teatro, no puede proteger y ocultar más a su enmascarado hijo.

Reconocido protagonista de los principales musicales del país en los últimos 20 años, Juan Rodó encabeza el elenco de este musical junto a Eluney Zalazar, además de hacerse cargo de la dirección musical. En diálogo con EL DIA, se refirió a esta producción que se presenta los viernes y sábados, a las 21, en el Teatro del Globo (Marcelo T. De Alvear 1155), bajo la dirección general de Sergio Lombardo y coreografía de Alejandro Ibarra.

-¿Cómo conociste a este fantasma?

-Lo descubrí por accidente, hace quince años ya, buscando partituras de canciones para musicales. De entrada me llamó la atención porque la historia del Fantasma de la Opera me fascina, y me parecía interesante y muy raro que existiera otro musical con la misma temática. A partir de ahí conseguí el disco, lo escuché y quedé completamente enamorado. Desde entonces se convirtió en una de mis piezas favoritas dentro del musical.

-¿Por qué decidiste hacerla en Argentina?

-Siempre soñé con producirla y llevarla a escena. Obviamente sabía que iba a ser difícil porque, claramente, es una obra que compite con la otra y, por esa razón, parecía difícil que pudiera funcionar. Pero la decisión llegó de la mano de la creación de esta compañía colectiva de la que formo parte, Nuevos Ayres Musicales, con la que tratamos de crear un espacio de realización de obras de culto pero que no sean tan conocidas. “Phantom”, en este sentido, era ideal para debutar porque, por un lado, tiene una historia universal, que se combina con elementos desconocidos y sumamente atractivos que son los que aporta esta versión. Esa dualidad temática fue lo que me terminó de convencer.

-¿Qué mantiene y qué cambia del clásico de Lloyd-Weber?

-En esta versión se conserva el personaje del Fantasma aunque, como en el libro de Leroux, mantiene su nombre original, Erik. También está Christine Daae, quien aparece como una vendedora ambulante de canciones, un aspecto claramente novedoso. Raúl es reemplazado por Philippe de Chandon, que es un conde enamorado de Christine, y que la acompaña en su carrera. Y hay otros personajes nuevos, como Gerard Carriere, que es el administrador del teatro, y que luego confiesa que es padre de Erik.

-¿Es una versión más emotiva?

-Sí. De hecho, la relación entre el padre y el hijo es algo de lo más interesante de esta versión porque le da humanidad y corazón a la obra. Creo que es el aspecto más emotivo que tiene para el público. Si tuviera que definirla en pocas palabras podría decir que este fantasma, en este relato, está más humanizado: no se lo muestra como monstruo ni como una persona misteriosa, sino como un hombre, detrás de una máscara, que sufre ese dolor de ser marginado.

-Músico, pianista, compositor y, en esta obra, director musical. ¿Cómo vivís esta experiencia integral?

-¡Muy feliz! Primero porque me pude dar el gusto de estar tanto en la interpretación como en la dirección de los cantantes, del coro y de la orquesta, algo que pocas veces he tenido la oportunidad de realizar. Es un placer reinterpretar la partitura de una obra bellísima como esta, llena de virtuosismo, y de cosas interesantes, casi de opereta, diría, algo que tiene que ver más con la época y con el estilo del cuento que se está contando. Es increíble esta sensación de poder tener un poco la obra en la mano, y de tener a todos los personajes en la cabeza.

-No obstante, la dirección general está en manos de otra persona, Sergio Lombardi. ¿Cómo fue ese trabajo?

-Fue excelente. Primero porque Sergio es una persona muy especial, carismática, de mucho conocimiento, y con el cual nos comunicamos perfectamente. He podido ceder en él la dificultad de trabajar conmigo, reconozco que a veces es difícil lidiar conmigo (risas)... Pero me empecé a correr porque necesito la mirada de alguien de afuera y que tenga la confianza de criticarme constructivamente. Y así lo hemos hecho. Hemos logrado un gran equipo y con él entendernos en un diseño de puesta en escena que acordamos. Es un director ideal.

“A este fantasma no se lo muestra como monstruo ni como una persona misteriosa, sino como un hombre, detrás de una máscara, que sufre ese dolor de ser marginado”

-A pesar de tener 25 artistas en escena y más de 100 cambios de vestuario es una puesta independiente...

-Es muy difícil en Argentina, cada vez más, lograr que los productores apuesten por los musicales. La verdad es que siempre dan pérdidas o, en el mejor de los casos, salen hechos porque son producciones muy caras. Y yo siempre tuve la inquietud de cómo hacer para poner en escena obras con las que uno sueña, y que el público merece ver, sin subestimarlo en cuanto a la calidad artística. Entonces, la única alternativa que encontré fue la creación de una cooperativa, Nuevos Ayres Musicales, que surgió como el aporte de talentos de diferentes áreas con este formato de teatro independiente pero con ambiciones de teatro de producción. Esa es la fórmula con la que queremos seguir trabajando.

-Empezaste tu carrera como cantante lírico, sos barítono, y te topaste de grande con la comedia musical. ¿Qué te sedujo de este género del que no te apartaste más?

-La similitud, por un lado, porque no deja de ser una ópera moderna, además del vértigo del dinamismo escénico, de una actuación más teatral. Pero yo creo que el aspecto popular del musical fue lo que más me atrajo.

-¿Volverías a cantar ópera?

-Sí, por supuesto. De hecho no dejo de cantarla a diario. Entreno haciendo ópera, para elevar mi nivel vocal y para siempre estar en estado.