La tevé que no se ve

Quienes viven la sacrificada vida de quien no tiene aire acondicionado conocerán muy bien el sentimiento de despertarse en plena madrugada con la espalda hecha agua y la sensación de que conciliar el sueño será imposible.

En esos momentos de insomnio la televisión es históricamente el sosiego de las multitudes. El ruido de la tele acalla ciertos fantasmas y el brillo de la pantalla en la oscuridad del cuarto ofrecen una cálida compañía que, si no ayuda a volver a dormir, por lo menos colabora a distraer la mente.

El insomnio televisivo es una tradición de años, a pesar de lo cual, con buen tino comercial, los canales reservan repeticiones, infomerciales, productos de bajo costo y enlatados para la madrugada. Quizás sea mejor; sino, quizás ningún insomne conciliaría el sueño.

JUEVES, 0:30

Entre la medianoche y la madrugada, los canales empiezan a despedirse de su habitual programación. El Trece y Telefé dan fin a la transmisión con un noticiero, mientras que Canal 9 da lugar al programa religioso “La hora del milagro”. El canal Metro pasa un programa donde podemos aprender chino, y durante un rato permanece encendido.

Pero aprender el idioma en unos minutos insomnes no parece posible: el canal cambia buscando algo, una película (están dando “Risky Business” en TCM), un evento deportivo, que entretenga, cuando se cruza con Osvaldo Príncipi en Canal 26, dilucidando, en pleno juego, si un kilo de berenjenas es más barato que un kilo de hamburguesas envasadas.

Invitado al programa “Los famosos y el dinero”, Osvaldo despliega su habitual carisma y llega a declarar que “después de boxeo, puedo hablar de chacinados”.

DESPUES DE LA UNA

Cuando oficialmente la mayoría de los canales se van a dormir, tras las últimas noticias empiezan los infomerciales en varios canales. Ahora ofrecen la famosa juguera.

También es la hora de los programas del juego. Lamentablemente, la palabra encriptada se adivina fácil (es “canelones”; y da un poco de hambre, a estas horas). A pesar de lo cual, durante dos horas, la conductora tendrá que estirar y estirar el programa, pretendiendo que el misterio continúa.

El zapping llega a Canal 9, donde a alguien se le ocurrió que la madrugada era una buena hora para poner “El Chavo”. El zapping hace ya doler el dedo: uno pensaría que con la cantidad de canales de cable sería sencillo encontrar algo, pero resulta bastante difícil.

A LAS DOS

El canal A24 vende una crema para la piel. Los canales de noticias repiten las noticias del caso Nisman, y el policial, que aparece también en América (repite “Intrusos” y debaten la muerte del fiscal), atrapa durante un buen rato al televidente.

La repetición es una constante de la madrugada. Canal 9 termina con “El Chavo” y pone al aire, completo, el bloque de chismes de la tarde; lo mismo hace América. El cable también repite: “Fashion Police”, aparece como una buena opción, aunque sin Joan no es lo mismo. “South Park”, en plan maratón en Comedy Central, se impone, derrotando a “Avenida Brasil” en Magazine.

Vuelve la juguera, pero los infomerciales, ahora casi omnipresentes, venden también otras cosas, como un tratamiento de piel rosácea con luz pulsada intensa. Y al parecer es hora pico para ofrecer servicios médicos, porque Metro pone al aire “Medical Hair TV”, que buena parte de los televidentes sonámbulos se queda mirando, preocupados por el retroceso de su línea capilar. Ventura repite lo que dijo por la tarde en A24, “Infama” vuelve a comenzar y otra vez ganan las sitcoms: Sony ofrece una seguidilla de “Seinfeld” y “Mad about you” especial para insomnes, porque no son parte de su cartelera diurna.

LLEGA EL DIA

Los primeros rayos de luz se filtran por la persiana e invaden la habitación con igual poder que el sentimiento de culpa y tristeza del insomne: “¿Ya es de día?”, se pregunta. La tele nocturna, buena compañera, le pasa el batón a los primeros noticiosos que, en los canales especializados, desgranan entre descontracturadas charlas y un café con medialunas las novedades del día anterior, todavía el mundo durmiendo como para generar nuevas noticias.

Mientras tanto, Volver pasa “Gasoleros”, la mítica serie costumbrista donde Panigazzi explicaba cada tanto que la angustia es “ese sentimiento acá, en el pecho”; y en ESPN empieza Murray-Berdych: una decisión difícil. La actualidad le gana a la nostalgia y el monótono ruido del ir y venir de la pelota de tenis provoca que el televidente entre en un sopor que, como una arena movediza, se lo traga, inexorablemente, hasta el sueño; lamentablemente corto porque, a los minutos, suena el despertador, ese odiado invento que nos indica que es hora de levantarse.