Los argentinos sufren las consecuencias

El impacto de la inflación sobre el nivel de vida de los argentinos se refleja claramente en algunos indicadores muy elocuentes.

Por ejemplo, Argentina es el único país de Sudamérica en el que el PBI per cápita en dólares (que es la medida de la calidad de vida más utilizada) cae cuando se compara 2014 (12.500 dólares) con 1998 (14.700 dólares).

En ese sentido, la consultora Economía & Regiones estima que si se hubiera tenido la inflación de Chile, Perú o Colombia, Argentina tendría actualmente un PBI per cápita de más 25.000 dólares.

En el gráfico se observa la trayectoria del PBI per cápita efectivamente alcanzada (línea azul) y el valor del PBI per cápita medida en dólar blue.

En cambio según la consultora, se hubiera llegado a 25.000 dólares per cápita si se hubiera mantenido una tasa de inflación del 5% anual en ese mismo período, El argumento anterior se pone en evidencia al observar la inflación en los restantes países de la región y sus respectivas tasas de crecimiento.

INFLACION Y CRECIMIENTO

Las políticas que tienen como objetivo mantener baja y estable a la inflación promueven el crecimiento económico, mientras que altos niveles de inflación mantenidos en forma prolongada terminan atentando contra el crecimiento y el empleo.

Cabe destacar que tanto los valores del Indec, como del IPC Congreso muestran una misma tendencia: una primera mitad del año en que la inflación se acelera y una segunda mitad en que los precios avanzan a un ritmo más lento.

La inflación del Congreso y del INDEC se desaceleraron de 3.2% y 2.4% en el primer semestre del año pasado a 2.2% y 1.2% en el segundo semestre.

Este fenómeno se visualiza claramente cuando se mira el último dato del año que, en términos anualizados, asciende a 20% (IPC Congreso) y 15% (INDEC) anual; sensiblemente por debajo del 38% y 24% interanual de ambas mediciones

Esta merma se ve influenciada por los movimientos del tipo de cambio y por los cambios en la política monetaria, pero no con el mismo ritmo.

Por un lado, la devaluación se traslada a precios en forma inmediata. Por el otro, los cambios de política monetaria impactan con retardo sobre la inflación.