Afganistán confirmó que el líder de los talibanes murió en 2013

La principal agencia de inteligencia afgana afirmó ayer que el mulá Muhammad Omar, el esquivo líder talibán, murió en abril de 2013. EE UU calificó de “creíbles” las informaciones sobre la muerte del mulá, confirmada por el presidente de Afganistán, Ashraf Gani.

El portavoz adjunto de la Casa Blanca, Eric Schultz, precisó que la inteligencia estadounidense está revisando los datos y las circunstancias en que murió el líder talibán, que había perdido uno de sus ojos.

“El Gobierno de la República Islámica de Afganistán, basándose en información creíble, confirma que el líder de los talibanes, el mulá Omar, murió en abril de 2013 en Pakistán”, anunció ayer Gani en su cuenta de la red social Twitter.

FALLECIO EN PAKISTAN

Según autoridades afganas, la muerte del líder insurgente ocurrió en un hospital de la ciudad paquistaní de Karachi, en el sur del país. “El mulá Omar estaba enfermo de tuberculosis y fue internado hace dos años y cuatro meses en un hospital cercano a Karachi. Murió en el hospital y fue enterrado en algún sitio cerca de la frontera en el lado afgano”, relató un ex ministro talibán muy allegado a Omar y que prefirió mantener su identidad en reserva.

Los rumores sobre la muerte del jefe supremo de los talibanes, en el poder en Afganistán entre 1996 y 2001, se intensificaron en los últimos meses debido a la ausencia de mensajes sonoros y visuales de su parte.

El último mensaje atribuido a Omar es un comunicado escrito enviado a mediados de julio, justo antes del Aid el Fitr, la fiesta que marca el fin del Ramadán (mes de ayuno), en el que aprobaba implícitamente el diálogo con el gobierno. “El rumor de su muerte comenzó a circular la semana pasada en las filas de los talibanes cuando, por primera vez, su mensaje con motivo del Aid el Fitr nos llegó sólo por escrito”, explicó el ex ministro talibán que habló sobre su fallecimiento.

Cabe recordar que en abril, los talibanes difundieron a través de internet la primera biografía oficial de Omar, desmintiendo su muerte en un insólito gesto. Ahora, sin embargo, los talibanes han guardado silencio desde que se produjeron filtraciones del deceso de su líder y todavía no se pronunciaron al respecto.

El líder de los talibanes dio refugio a la organización terrorista Al Qaeda de Osama Bin Laden en los años previos a los ataques del 11 de septiembre de 2001 en EE UU y luego libró una insurgencia de una década contra las fuerzas estadounidenses que lo derrocaron en ese año. No aparecía en público desde que huyó de la invasión al vecino Pakistán.

UN MOMENTO DELICADO

La confirmación del fallecimiento se produce en pleno acercamiento entre el Gobierno afgano y el grupo insurgente tras más de 13 años de guerra. Para mañana viernes está prevista una nueva ronda de conversaciones entre el gobierno afgano y representantes del Talibán, a realizarse en Pakistán. Un alto funcionario del gobierno confirmó que tendrá lugar en Murree, al igual que la primera ronda.

La muerte de Omar podría complicar el proceso de paz ya que desaparecería una figura emblemática de los insurgentes. Estos han actuado de manera colectiva, pero se cree que están divididos en cuanto a continuar la guerra o negociar. Poner fin a la guerra ha sido una prioridad para el mandatario afgano Gani desde que asumió el cargo el año pasado.

Los insurgentes afganos extendieron la guerra desde sus baluartes tradicionales del sur y el este en la frontera con Pakistán al norte del país. Recientemente tomaron distritos puntos remotos de la provincia de Badajshan y siguen lanzando ataques masivos a distritos en la provincia de Kunduz, situada estratégicamente en la frontera con Tayikistán.

La estrategia está extenuando los recursos militares afganos, ya que las fuerzas estadounidenses y de la OTAN pusieron fin a su misión de combate en el país a fines del año pasado.