Colombia, ante el desafío de la paz

Luego de más de medio siglo de sangrientos combates y cuatro años de tensas negociaciones para llegar a la paz, ahora comienza el trabajo duro para Colombia. Los 7.000 guerrilleros que se estima tienen las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) entregarán sus armas durante los próximos seis meses a un grupo supervisado por la ONU.

Pero una vez en marcha el cese del fuego permanente, tocará abordar una cuestión sensible: la justicia y compensación de las millones de víctimas del conflicto. Parte del trato incluye que los rebeldes que confiesen sus crímenes evadirán penas en prisión y a cambio deberán realizar servicios comunitarios en las zonas más afectadas por el conflicto armado.

Este punto no cayó bien entre los colombianos y es el principal factor por el cual muchas personas anticiparon que votarán por el “no” en el plebiscito del 2 de octubre para refrendar el acuerdo. “La verdad yo sé que esos señores de las FARC son muy complicados, pero con tal de que no haya más muertos yo me aguanto cualquier cosa, incluso que esos señores no paguen con la cárcel”, afirma Laura Sánchez (24), una estudiante de enfermería que llegó a Bogotá en 2009 con su familia huyendo de la violencia de su natal departamento de Arauca.

Según las últimas encuestas el “sí” triunfaría por un amplio margen en la consulta popular de este domingo. “Como familia esperamos que pueda ser un real paso hacia la reconciliación entre los colombianos. Esperamos ansiosos cuál va a ser el veredicto del pueblo el próximo domingo”, señala Juan Sebastián Lozada. Lozada, su madre y su hermano fueron secuestrados en julio de 2001 por las FARC. Por entonces él tenía 15 años y su hermano 17. “La vida me cambió totalmente. Me tocó madurar a los golpes. Perdí en la selva los mejores años de mi vida”, recuerda emocionado. Los jóvenes estuvieron tres años secuestrados y fueron liberados tras el pago de un rescate. Su madre recuperó la libertad recién en 2008.

Las marcas de la violencia no sólo están en la memoria. También están en la tierra en miles de minas antipersonales plantadas en varias regiones del país que el gobierno y las FARC se han comprometido a extraer de manera conjunta.

Ayer, las autoridades informaron que mientras el lunes el presidente Juan Manuel Santos y el líder de las FARC Rodrigo Londoño, alias “Timochenko”, ponían su firma al acuerdo de paz, un niño murió en un alejado poblado del interior al pisar una mina antipersonal. El menor tenía seis años y estaba jugando al fútbol. Hay unos 700 poblados sembrados de minas y removerlas llevará cinco años y unos 320 millones de dólares.

Las fuerzas del Gobierno sirio y sus aliados atacaron ayer desde nuevos frentes el sector de Alepo que está en manos de la oposición, en su mayor asalto desde que lanzaron la semana pasada una campaña para recuperar toda la ciudad, acabando con el cese al fuego respaldado por EE UU.

Washington sostuvo que el ataque sobre Alepo es otra prueba de que el presidente Bashar Assad y sus aliados rusos y regionales abandonaron el proceso de paz internacional en busca de conseguir la victoria en el campo de batalla a casi seis años del inicio de la guerra.

EE UU, que en agosto acordó con Rusia el cese al fuego que colapsó la semana pasada, afirmó que Moscú y Damasco son culpables de cometer actos de “barbarie” y crímenes de guerra por lanzar ataques aéreos contra civiles, trabajadores sanitarios y caravanas con ayuda.

Se cree que unos 250.000 civiles están atrapados en el sitiado sector de Alepo en manos de los rebeldes, en una zona en la que solo quedan unos 30 médicos que deben atender a cientos de heridos al día en hospitales que ya no tienen insumos.

En tanto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) pidió que los heridos y enfermos en Alepo sean evacuados a través de corredores humanitarios para recibir tratamiento. Como parte de la ofensiva, las fuerzas del Gobierno avanzaron contra los insurgentes en la Ciudad Vieja de Alepo, dijo el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, un grupo que supervisa el conflicto.

Un importante funcionario rebelde de una facción con sede en Alepo señaló que hubo enfrentamientos pero no reportó ningún avance del Gobierno. La televisión estatal siria informó de un avance de las fuerzas oficiales cerca de la Vieja Ciudad. Las fuerzas pro Gobierno atacaron al mismo tiempo cerca del campo Handarat, al norte de Alepo; en las inmediaciones del área del Hospital Kindi, en el distrito Rashidin en el centro; y otra zona al sudoeste de la ciudad. El sábado, el Gobierno capturó brevemente Handarat pero volvió a perder el terreno en un contraataque rebelde pocas horas después.

REFUGIADOS

En tanto, EE UU aseguró que en la semana cumplirá su objetivo de recibir a 85.000 refugiados este año fiscal, entre ellos unos 12.500 sirios, y anunció otros 364 millones de dólares en ayuda humanitaria para los afectados por la guerra en Siria.

El próximo año fiscal, que comienza este 1 de octubre, el objetivo es acoger “todavía a más” refugiados sirios.