El Año Santo

Al cumplirse dos años de su asunción, el pasado 13 de marzo, el papa Francisco anunció, en la Basílica de San Pedro, la celebración de un Año Santo extraordinario. Este Jubileo de la Misericordia se iniciará el 8 de diciembre próximo y concluirá el 20 de noviembre de 2016. El tema de este Año del Jubileo fue tomado de la carta de San Pablo a los Efesios: “Dios rico en misericordia” (Ef 2,4). Antiguamente, para los hebreos el jubileo era un año declarado santo, que recurría cada 50 años, y durante el que se debía restituir la igualdad a todos los hijos de Israel, dando nuevas posibilidades a las familias que habían perdido sus propiedades e incluso la libertad personal. A los ricos, en cambio, el año santo les recordaba que llegaría el tiempo en que los esclavos israelitas podrían reivindicar sus derechos.

La Iglesia católica inició la tradición del Año Santo con el Papa Bonifacio VIII, en el año 1300. Este Pontífice previó la realización de un jubileo cada siglo. Desde 1475, para permitir a cada generación vivir al menos un Año Santo, el jubileo ordinario se espació cada 25 años. Un jubileo extraordinario, en cambio, se proclama por un hecho de particular importancia. Con el Jubileo de la Misericordia, Francisco pone en el centro de la atención al Dios misericordioso que invita a todos a volver hacia El. El encuentro con Dios inspira la virtud de la misericordia.