El copiloto del avión también tenía problemas en la vista

Alemania sigue de duelo por los muertos de la tragedia aérea en los Alpes, mientras continúan con las investigaciones para tratar de esclarecer los motivos que llevaron presuntamente al copiloto a estrellar de forma deliberada el aparato. Sin embargo, ayer se conoció que Andreas Lubitz también tenía problemas de visión, que conocía ampliamente la zona donde se estrelló y que aún los investigadores no descartan que la tragedia tenga por origen una falla en el avión.

Según el diario “Die Welt”, agentes de la policía hallaron en el registro del departamento en la ciudad Düsseldorf del copiloto del vuelo de Germanwings numerosos medicamentos para tratar un grave “trastorno psicosomático”. “El hombre de 27 años estaba siendo tratado por varios neurólogos y psiquiatras”, asegura un miembro de la investigación en declaraciones al rotativo, al tiempo que agrega que no se hallaron ni drogas ni nada que apunte a una dependencia a los narcóticos o al alcohol.

El copiloto, Andreas Lubitz, sufría un “síndrome subjetivo de sobrecarga” -lo que se conoce como “burnout” o estar “quemado” por estrés laboral- y tenía una fuerte depresión, según las notas personales que guardó”.

REVELACIONES

El diario estadounidense, The New York Times reveló que Andreas Lubitz quien piloteaba el avión de Germanwings cuando se estrelló, sufría problemas de visión que podrían haber puesto en peligro su trabajo. Según el periódico, que cita a dos investigadores, Lubitz buscó tratamiento para esas dificultades, sobre las que tampoco habría informado a la aerolínea.

Por ahora, no está clara la gravedad de los problemas o si podían estar vinculados a su situación psicológica, indicó el Times.

También se supo ayer que Lubitz, nutrió su pasión por la aviación cuando era un niño a apenas 35 kilómetros del lugar en el que se estrelló, según la Justicia. Esa es la distancia que separa el macizo de los “Trois Évêches”, donde se chocó el aparato, del aeródromo de Sisteron, donde el padre de Lubitz iba con la familia en verano para dar rienda suelta a su afición por el vuelo en planeadores. No hay registro de su paso por la escuela que hay en el aeródromo, pero los archivos comienzan en 2003.

Por su parte, el general Jean-Pierre Michel, jefe de los investigadores franceses, aseguró que aunque la investigación del siniestro está prestando una atención especial al rol y la personalidad del copiloto, no se han cerrado el resto de hipótesis, incluida la de una posible falla del aparato. “Aunque evidentemente hay que ser capaz de establecer prioridades en una investigación para darse el máximo de posibilidades de resolverla, no tenemos el derecho de descartar el resto de hipótesis, incluida la mecánica, hasta que no se haya demostrado que el aparato no presentaba ninguna dificultad”, indicó.