Fanáticos y extremistas: extraña psicología del terrorista suicida

Los kamikazes están convencidos de que irán al paraíso después de cometer un atentado, una convicción que los motiva pero que no se sustenta en ningún texto islámico, según los expertos. Para ellos el paraíso tiene carácter “existencial”, según explica el sociólogo Farhad Khosrokhavar, de la Escuela de Altos Estudios de Ciencias Sociales (Ehess) de París. “Creen ciegamente en él. Esta certeza les da una serenidad y una fuerza extraordinarias”. Los kamikazes creen que sus acciones abrirán la puerta de los cielos a decenas de familiares suyos por los que deciden sacrificarse.

Decenas de imanes (personas que predican la fe y dirigen el rezo colectivo en el Islam), de especialistas, de exégetas del Corán y de la Sunna (recopilación de las palabras y enseñanzas de Mahoma) desmienten que exista un paraíso esperando a los yihadistas y, por poderes, a sus parientes. Pero las desmentidas sirven de poco. De hecho, es frecuente que en los videos en que reivindican atentados suicidas, expresen que lo hacen “en nombre de Alá, para agradarle a Dios”.

“Estos tipos piensan: ‘No sólo voy a matar a gente, niños, sino que como es por una buena causa me van a premiar’.

El martes a la noche, en el aeropuerto de Estambul, un testigo, Oftah Mohamed Abdulá, vio a uno de los agresores suicidas: “Tenía una bufanda rosa, una campera corta y un fusil escondido. Salió y empezó a dispararle a la gente. Caminaba como un profeta”.

Los especialistas recuerdan los brutales atentados de París en noviembre pasado. “Algunos contaron que los asesinos del Bataclan, por ejemplo, debían estar drogados para estar tan tranquilos y determinados a cometer semejante masacre. Pero no fue así, porque no lo necesitaban”, indican. Varios sobrevivientes de la matanza en esa sala de espectáculos en la capital francesa afirmaron que los atacantes actuaban con calma, a veces con una sonrisa en los labios mientras ametrallaban a una muchedumbre indefensa. Se tomaron muestras de sangre en los cadáveres de los suicidas pero no se encontraron sustancias ilícitas.

Cabe preguntarse, entonces, de dónde viene esa creencia y cómo se las han inculcado.

En el informe “Soldados de Alá, difundido el 2 de mayo por la cadena francesa Canal Plus, el periodista Said Ramzi se infiltró en una célula de aspirantes a milicianos yihadistas en Francia. El emir del grupo, un joven francoturco que se hace llamar Osama, le contó las maravillas que les esperan tras una misión suicida, que finalmente no se realizará. “Hacia el paraíso, ese es el camino”, le murmuró sonriendo. “Vení, hermano, vamos al paraíso. Nuestras mujeres nos esperan allí, con ángeles como sirvientes. Tendrás un palacio, un caballo alado hecho de oro y rubíes”.

Además de estos placeres, los kamikazes creen que sus acciones abrirán la puerta de los cielos a decenas de familiares suyos por cuya salvación están dispuestos a inmolarse, pese a las voces calificadas del Islam que se manifiestan en contra. “Matar a personas para ir al paraíso no figura, desde ya, en ningún texto”, remarca el experto en Islam Ghaleb Bencheikh. “Los ideólogos, manipuladores, fanáticos y radicales manipulan esta idea de la yihad, que significa esfuerzo y no combate, agregando muchos elementos descriptivos de este paraíso, pero sólo es una construcción humana”.

Según Bencheikh, las famosas 72 vírgenes prometidas a los kamikazes, los favores que pueden reservar para sus familiares, los deleites sin fin, los caballos alados de oro y rubíes no son más que señuelos para engañar a los débiles, a los ingenuos o a los enfermos mentales. “Las huríes (vírgenes sumisas a las que se describe con gran sensualidad), los ríos de vino, de miel y de leche son descripciones alegóricas. Pero, lamentablemente, con una mente frágil se puede creer en ello a rajatabla”, destaca el experto, y describe: “Estos tipos piensan: ‘soy un delincuente, voy a pasar como militante de una causa y además me prometen un edén duradero. No sólo voy a matar a gente, niños, sino que como es por una buena causa me van a premiar’. Es la inversión total de los valores. También son casos para la psiquiatría”.