Fuerte guiño de la Unión Europea y cautela de EE UU

En una muestra de fuerte respaldo al acuerdo colombiano de paz firmado ayer en Cartagena, la canciller europea Federica Mogherini anunció que la Unión Europea (UE) eliminó de la lista de organizaciones terroristas a las FARC. “Estamos dispuestos a brindar nuestro apoyo político y a partir de hoy (por ayer lunes) suspendemos a las FARC de nuestra lista de terroristas”, señaló la funcionaria en un video grabado y subido a su cuenta de Twitter.

Por su parte, el secretario de Estado norteamericano John Kerry, que asistió a la firma en Cartagena, señaló que su país estudia una medida similar. “Evidentemente estamos listos para revisar y tomar las decisiones, una vez que los hechos se den”, señaló Kerry. “No queremos dejar gente en la lista si no pertenecen a ella, veremos cómo evolucionan los acontecimientos”, añadió. “Si ellos (en referencia a las FARC) se desarman, si se reintegran a la sociedad, son aspectos que se tienen en cuenta en la revisión”, explicó el jefe de la diplomacia estadounidense.

UN LARGO CAMINO

Formalmente, el camino que trajo a los colombianos a este punto del acuerdo comenzó a fines de 2012 cuando representantes de las FARC y el gobierno se sentaron a una mesa de diálogo inicialmente en Noruega y luego en Cuba. Sin embargo, el presidente Juan Manuel Santos dijo que los primeros sondeos informales comenzaron al menos un par de años antes.

El 2 de octubre los colombianos tendrán la posibilidad de rechazar o avalar en un plebiscito el acuerdo que busca terminar con la guerra interna. Según la última encuesta disponible de la firma Cifras y Conceptos, el 54% de los colombianos le dará su voto al “sí” en el plebiscito, frente a un 34% por el “no”. Para que el acuerdo de paz sea refrendado se necesitan poco más de 4,5 millones de votos de los 35 millones de ciudadanos aptos para sufragar.

Pero la paz en Colombia no estará completa mientras siga activo el Ejército de Liberación Nacional (ELN), alzado en armas desde 1964. Esta guerrilla guevarista y el gobierno anunciaron en marzo su intención de instalar una mesa formal de diálogos similar a la de las FARC, que aún no se ha concretado ante la reticencia del grupo armado a abandonar el secuestro, una condición impuesta por Santos.