Infidelidades y obsesiones de un joven depresivo

Desde que las sospechas cayeron sobre el copiloto como posible autor de la tragedia aérea en los Alpes franceses, la vida privada de Andreas Lubitz tomó estado público. Primero habló un colega. Dijo que Lubitz estaba muy deprimido porque había roto con su novia de hace más de siete años. Pero nunca se supo el nombre de la joven. El diario Bild publicó el sábado una entrevista con una azafata ex novia de Lubitz. Sin dejarse fotografiar y de espaldas a las cámaras de TV, esta chica decía que habían tenido una relación de unos meses durante 2014, que el copiloto de la tragedia siempre le repetía que “el mundo se iba a acordar de él”, que era un “obsesivo” y que terminaron porque él sólo hablaba de trabajo.

UNA MAESTRA Y UNA AZAFATA

El domingo, Bild publicó que la novia de Lubitz estaba embarazada. No era la azafata, sino Kathrin Goldbach, una maestra y la novia de “toda la vida” y con la que Lubitz se habría peleado el día previo a la tragedia. Según el diario inglés Mirror, Kathrin vivía con Lubitz en Düsseldorf y le había contado a sus alumnos que esperaba un bebé. La relación entre Andreas y Kathrin había tenido muchos vaivenes. Lubitz había comprado dos Audi (uno para cada uno) para intentar recomponer la situación pero ella lo había rechazado.

Además, también según Bild, la joven quería mudarse sola porque “Lubitz era obsesivo con su aspecto y con el de ella”. Fanático del deporte (le gustaba mucho correr), Lubitz había participado en varias carreras y maratones. Kathrin se habría enterado del affaire de Lubitz con la azafata y eso habría causado la ruptura.

SIEMPRE LA MISMA PIZZA

La obsesión por los detalles de Lubitz era tal, que en la pizzería de la esquina del departamento que compartían, el dueño Habib Hassani lo recuerda como una persona “muy detallista con los gustos de la pizza”. El hombre dijo a Bild que a Lubitz no le importaba el menú y siempre pedía pizza con paprika (pimentón dulce), jamón, cebolla y brócoli.