La salida de la moneda única, en el centro del escenario

El “No” de los griegos en el referendo de ayer deja planteada, con toda crudeza, la pregunta de si Grecia se verá forzada a abandonar la unión monetaria, escenario que nunca contemplaron los fundadores de la moneda única. “Está en discusión si el ‘Grexit’ (la salida de Grecia del euro) es posible legalmente”, señalan fuentes comunitarias, y subrayan que “no hay disposiciones específicas en los tratados que digan que el acceso a la zona euro es reversible”.

En la práctica, si un miembro insolvente de la eurozona se queda sin la cobertura del Banco Central Europeo (BCE), como le está pasando a Grecia, se puede ver obligado, para salvar su sistema financiero, a introducir la moneda nacional de forma temporal o definitiva. Pero desde lo jurídico no están en claros los procedimientos, derechos y obligaciones que tendría respecto a sus antiguos socios y viceversa, por lo que Grecia entraría en un auténtico limbo legal. El Gobierno griego ya adelantó que usará “todos los recursos legales” para evitar una salida del euro. Pero Bruselas advirtió que un “No” equivale a salir del club de la moneda única.

El euro, la moneda oficial para 19 de los 28 Estados miembros de la Unión Europea (UE), es un proyecto político y económico que sus socios se plantearon como algo irreversible, y como tal quedó plasmado en los Tratados de la Unión Europea (TUE) y de Funcionamiento de la Unión Europea (TFUE). Esta es su primera crisis de envergadura desde que se introdujera en los mercados financieros mundiales como moneda de cuenta el 1 de enero de 1999 y entrase en circulación también el 1 de enero de 2002 en 12 países, entre ellos Grecia, mientras que hoy ya son 19 y es utilizada a diario por más de 330 millones de europeos.

En el Tratado de Lisboa, que entró en vigor en diciembre de 2009, se contempla por primera vez que un Estado miembro se retire voluntariamente de la UE, pero no se mencionan la posibilidad de salir del euro. Al contrario, los países que cumplan con las condiciones macroeconómicas requeridas (finanzas públicas y moneda saneada, estabilidad de precios y balanza de pagos sostenible) deberán -es una obligación, no una opción- acoplarse a la unión. Sólo Dinamarca y Reino Unido obtuvieron el beneficio de acceder a la moneda única si lo deseaban, y no por obligación.

(*) Analista de EFE