Las razones de un voto que rompe la Unión Europea

Las razones de un voto mayoritario en favor de la salida de la Unión Europea hay que buscarla, quizá, en el desencanto y la frustración de un ampio sector de la sociedad inglesa. Son muchos los que creen que, así como están, las cosas no han sido beneficiosas para la clase media. Lo mismo creen muchos en otros países de Europa y en Estados Unidos. Quizá sea la explicación al surgimiento de fenómenos como el de Le Pen en Francia o Donald Trum en EE UU.

¿Por qué la mayoría briánica se quiso ir de Europa? Hay varias respuestas:

*) Sostienen que Reino Unido está siendo frenado por la Unión Europea, con la imposición de muchas reglas a los negocios y el cobro de miles de millones al año en tarifas de membrecía a cambio de poco retorno. Y aseguran que eso ha trabado el crecimiento económico de su país.

*) También quieren que el país recupere el control absoluto de sus fronteras y reducir el número de migrantes que llegan a trabajar.

*) Se oponen a uno de los más importantes principios de la UE que es la llamada “libertad de movimiento”, por lo que no se necesita una visa para vivir en otro país miembro.

*) Reclaman más independencia. Rechazan la idea de una “unión más estrecha” y cualquier intento de convertir el bloque en unos “Estados Unidos de Europa.

El Reino Unido no es Grecia. Su salida de la Unión Europea genera un descalabro financiero de magnitud terminal. Pero aún peor, para muchos analistas el Brexit promete un efecto imitación impulsado en todo el continente europeo por la legión de nacionalistas y neofascistas que hoy están festejando de un punto al otro del mapa europeo. Son los espectros que este grave episodio esta despertando.

Desde Francia a Holanda y Alemania, Austria y Suecia crece desde hace tiempo un movimiento contrario a la UE. Muchos lo ven como un extraordinario retroceso hacia un nacionalismo que parecía ya sepultado pero que está enterrando los mayores ideales cosmopolitas que ha enarbolado Europa desde la posguerra.

Un analista de la BBC acumulaba en la madrugada tres elementos para intentar explicar la decisión final del electoral a favor de la insularidad: la inmigración; el temor por el terrorismo que promueve xenofobia y la recesión. El último es, en verdad, la madre de todos estos males. Gran parte del voto rupturista, el del llamado Brexit, se alimentó de un amplio sector de trabajadores también laboristas, cuya calidad de vida se ha deteriorado. Y asumen la inmigración como un peligro adicional a esas calamidades.

Como la crisis no ha hecho más que crecer, fue el propio David Cameron, quien impulsó este referéndum para arrebatar el discurso de sus propios euroescépticos. Repetía así una maniobra que en 1975 llevó adelante el gobierno laborista de Harold Wilson, tambien muy presionado en su momento por una corriente contraria a la unión. Pero aquella consulta acabó con una victoria de 67,2% a favor de la permanencia. Eran otros tiempos y había otro optimismo.

La crisis económica iniciada en 2008 y que no ha desaparecido, pese a los discursos de los optimistas, ha producido un cambio radical a nivel social en el mundo. El proceso arremete además con éxito sobre los restos del Estado Benefactor. En ese contexto, votaron los ingleses.