México llora la muerte de un bebé a manos narcos

México está en shock por el crimen de un bebé a manos del narcotráfico. Se llamaba Marcos Miguel Pardo Colón, tenía 7 meses y fue ultimado a balazos el 29 de enero pasado junto a sus padres en el marco de un ajuste narco en la ciudad de Pinotepa Nacional, estado de Oaxaca. Junto al pequeño, cuya imagen conmocionó a todo el país azteca, estaban su mamá, Alba Isabel, de 17 años, y su papá, Juan Alberto, de 24. A Marcos ya lo llaman el Aylan mexicano, porque su imagen recuerda tristemente la del niño refugiado sirio de tres años que se ahogó el año pasado mientras su familia intentaba cruzar el mar rumbo a Europa. Y es que las imágenes son similares, quizás por la postura de los pequeños cuerpos de las víctimas.

Marcos, al igual que Aylan, no había hecho nada para merecer este final. Simplemente, vivir en Oaxaca, en un México atravesado por la violencia. Eran dos niños inocentes. Aylan se convirtió en un símbolo, removió conciencias. Ahora, Marcos está haciendo lo mismo en México.

La foto es dramática, la injusticia hecha imagen. Los mexicanos inundaron internet de indignación, compartiendo miles de veces la imagen del pequeño muerto, con su espalda y cabeza sangrando, junto al cadáver de sus padres también acribillados. Y viralizaron además un dibujo en el que están los dos chiquitos fallecidos. Quieren que la opinión pública se solidarice, igual que con el pequeño Aylan, y que cambien las cosas.

UN AJUSTE DE CUENTAS

Según las autoridades, el triple crimen fue un ajuste de cuentas de una banda rival de narcos. El mismo día de las muertes, un traficante identificado como Isidoro González Gerónimo, alias “El Isis”, fue asesinado en la zona. Hay quienes afirman que la pareja trabajaba para este narco. Pero a Marcos le arrebataron la vida y él no entendía de drogas ni de armas. Hoy es un muerto más de los 150.000 que, se estima, ha provocado el terror narco en México. En un país de impunidad casi total, el caso de Marcos hubiera pasado inadvertido, de no ser por la bofetada de realidad que supone ver esta imagen.

De acuerdo a la Fiscalía del estado de Oaxaca, el sábado 30 (un día después de la masacre) cuatro personas fueron detenidas en conexión con los asesinatos.

Pero la muerte del bebé inocente encendió la polémica y el repudio de parte de los mexicanos. Uno de los primeros en hacer público lo que había sucedido fue el filósofo mexicano Octavio Martínez Michel: “¿Podemos imaginar algo más injusto que un asesinato a sangre fría de una familia que carga a su bebé en brazos? Gracias a que la creatividad humana para la crueldad parece infinita, me puedo imaginar un gran número de barbaries que quizás puedan resultar mucho peores, y aunque el grado de crueldad pueda ser mucho mayor, la injusticia de un asesinato así me sigue resultando incuestionable”.

La bronca de la gente se multiplicó en internet. “El bebé asesinado a tiros no es sirio, es mexicano. No se llamaba Aylan Kurdi, se llamaba Marcos Miguel Pano”, dice uno de los miles de mensajes que inundan la redes sociales. “Así se parte el cielo cuando los más indefensos sucumben ante la codicia y la adversidad. Aylan mexicano reloaded”, sentencia otro mensaje sobre las dos fotos, la de Aylan y la de Marcos, que duelen hasta el infinito.