Túnez salió a las calles en contra del terrorismo

Al grito de “libertad para Túnez, fuera el terrorismo”, miles de personas salieron ayer a las calles de la capital norafricana para protestar contra el terrorismo yihadista, “un fenómeno mundial” que el pasado 18 de marzo dejó su huella en el museo tunecino del Bardo.

Convocada por el gobierno y los imanes de la mezquitas, la marcha popular arrancó de la histórica puerta de Bab Saadum en dirección a la puerta del museo, lugar del atentado que días atrás se cobró la vida de 22 personas, 21 de ellas turistas extranjeros.

Los llamamientos para que fuera, además, una muestra de unidad nacional, se esfumaron por la decisión del Frente Nacional de izquierdas, cuarta fuerza en el Parlamento, de no participar en un evento de dimensión internacional.

Desde la caída del régimen dictatorial de Zine el Abedin Ben Alí, en enero de 2011, el terrorismo ha golpeado con fuerza en Túnez buscando dividir al país durante la transición política. En la marcha, los manifestantes exigieron al Gobierno no ser condescendientes con las líneas radicales del islam político tunecino”.

De la marcha participó el presidente del país, Beyi Caid Essebsi, acompañado de líderes árabes y europeos fuertemente escoltados, como su colega francés, Francois Hollande, y el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas. Hollande afirmó que “el terrorismo ha querido golpear un país, Túnez, involucrado en las primaveras árabes y que tiene una trayectoria ejemplar en materia de democracia, pluralismo y defensa de los derechos de las mujeres. Debemos luchar todos juntos para derrotar ese terrorismo”. Asimismo, se comprometió a “fortalecer la cooperación en materia de inteligencia y seguridad” con Túnez “para estrechar la solidaridad e impedir los actos de terrorismo de los grupos fanáticos”.

También estuvo el canciller español José Manuel García-Margallo, quien aseguró que su presencia respondía al deseo de su Gobierno de homenajear a las víctimas del atentado al museo y de respaldar la transición democrática en el país norafricano. Una vez concluida la manifestación, Essebsi descubrió una placa conmemorativa en la puerta del museo, donde cientos de personas elevaron al cielo pancartas con los nombres de los 21 turistas fallecidos.

El atentado del Bardo se produjo cuando una grupo de tres terroristas entró al estacionamiento del museo y mató a 21 turistas y una empleada tunecina antes de ser acribillados por la Guardia Nacional.

Aunque el ataque fue reivindicado por los yihadistas del Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés), las autoridades tunecinas culpan a una célula del grupo radical local Ansar al Sharia, acantonado en la región de Kasserine, una zona montañosa cercana a la frontera con Argelia.