Un cielo muy congestionado

Los cielos de Siria tienen cada vez más tráfico y más peligro. Las fuerzas aéreas de varios países realizan ataques en el territorio, a menudo con objetivos contrapuestos en la guerra civil siria y en ocasiones sin coordinación. Ahora parece que corren el riesgo de un conflicto involuntario. El último país que entró en juego es Rusia, que dice estar bombardeando al grupo yihadista Estado Islámico (ISIS) en línea con las prioridades de EE UU. Sin embargo, Washington acusa a Rusia de atacar sobre todo a rebeldes contrarios al gobierno para apoyar a su aliado, el presidente Bashar Assad. Algunos medios señalan que los rusos, que no se coordinan con la aviación de EE UU, también atacaron al menos a un grupo rebelde apoyado por EE UU. Eso abre la posibilidad, aunque sea lejana, de que estadounidenses y rusos puedan chocar involuntariamente.

Por su parte, Turquía emprendió a fines de agosto los ataques aéreos en Siria como parte de una coalición contra el ISIS liderada por EE UU. Los aviones turcos están integrados en los planes de ataque de la coalición, al igual que los de Australia, que comenzó sus misiones en septiembre. También Francia bombardea desde septiembre. Asimismo, la fuerza aérea siria ataca objetivos dentro de sus fronteras, tanto del ISIS como de rebeldes contrarios al gobierno, que los considera a todos ”grupos terroristas” sin distinciones.

Responsables de Defensa de Rusia y EE UU celebraron una videoconferencia la semana pasada sobre formas de gestionar el espacio aéreo sirio y evitar incidentes aéreos accidentales, pero todavía no se alcanzó ningún acuerdo. La situación empeoró el lunes cuando el gobierno turco prometió proteger las fronteras del país, después de que un caza ruso entrase en el espacio aéreo turco desde Siria durante el fin de semana para atacar blancos del ISIS en Siria, hecho que volvió a repetirse ayer y que complica el panorama.