Un juicio político a Dilma se ve cada vez más cercano

Si la crisis económica más grave en una década, sumada a un enorme escándalo de corrupción en su partido gobernante y a un bajísimo índice de aprobación no fueran problema suficiente para la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, ahora tiene que enfrentar a un duro rival que controla la posibilidad de iniciarle juicio político. Eduardo Cunha, el poderoso presidente de la cámara de Brasil, enemigo jurado de Dilma, ha sido acusado por la procuraduría general de aceptar millones de dólares en sobornos en el creciente escándalo de corrupción de Petrobras.

También es la persona que podría someter a votación el que se adelante un juicio político contra la mandataria en la Cámara de Diputados, algo que tendría el apoyo dos tercios de los brasileños de acuerdo con recientes encuestas.

“Dilma está caminando sobre la cuerda floja sin red”, dijo Eliane Cantanhede, una de las analistas políticas más reconocidos de Brasil. “Nadie sabe lo que Cunha va a hacer. Como es una figura debilitada, se convierte en un terrorista suicida político, porque nadie sabe lo que va a decir los fiscales”, agregó. “Nadie sabe lo que él sabe”.