A tres meses, el caso Nisman sigue sin respuestas

La muerte de Alberto Nisman pareciera ir en camino a convertirse en un caso más de los muchos pendientes de resolver. Al cumplirse tres meses, la investigación judicial ha sido aún incapaz de determinar si el fiscal que denunció a la Presidenta se suicidó o fue asesinado.

Lo único cierto es que Nisman, que investigaba el atentado contra la mutua judía AMIA, fue encontrado en un domicilio con un disparo en la cabeza el 18 de enero, cuatro días después de denunciar a Cristina Fernández por presunto encubrimiento de los sospechosos iraníes.

LA PELEA FISCAL-QUERELLA

En medio de los pocos avances en la causa, está el enfrentamiento abierto entre la fiscal del caso, Viviana Fein, y la ex pareja de Nisman y madre de sus dos hijas, la jueza Sandra Arroyo Salgado.

Fein no ha podido avanzar en aspectos clave, como el peritaje a los teléfonos de Nisman o a las cámaras de seguridad del edificio de Puerto Madero, y continúa llamando a declarar, por segunda o tercera vez, a personas relacionadas con el caso.

Perdida en un mar de pistas que no la han llevado a ninguna parte, Fein no puede concretar si Nisman se mató o fue asesinado, tal como sostiene Arroyo Salgado, que ha contratado un grupo de prestigiosos peritos para avalar su hipótesis del homicidio.

La jueza de San Isidro, que ha fracasado en dos intentos por sacar a Fein de la causa, asegura además que Nisman fue asesinado un día antes de lo que indica la investigación oficial.

En el ojo del huracán, mientras, quedó Diego Lagomarsino, colaborador informático de Nisman y el único imputado porque le entregó el arma que acabó con su vida, una pistola calibre 22 encontrada junto al cadáver.

Lagomarsino, que inicialmente describió su relación con Nisman como meramente laboral, apareció como co-titular de una cuenta del fiscal en Estados Unidos, compartida con su madre y su hermana, y denunció que su antiguo jefe le obligaba a entregarle la mitad de su sueldo.

LA MADRE, EN ESCENA

También cuanto menos llamativo ha sido, para los investigadores, el comportamiento de la madre de Nisman, Sara Garfunkel, que vació las cajas de seguridad de su hijo en el banco tras su muerte y ocultó a la Justicia la existencia de cuenta alguna en el exterior.

La última sorpresa de Garfunkel saltó en la semana, cuando reveló que guardaba en su casa un arma de su hijo, también calibre 22.

Una revelación que derivó en el allanamiento de su vivienda y en unas explosivas declaraciones del jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, quien llegó a decir: “Si yo hubiera sido fiscal, la hubiera detenido”.

En plena campaña electoral, y superado ya el alto impacto que provocó el caso en la imagen de Cristina, el Gobierno carga contra el ex jefe de Operaciones de Inteligencia, Jaime Stiuso, en paradero desconocido.

Stiuso, estrecho colaborador del fiscal, ha sido denunciado por el Gobierno por ocultar documentación. Su testimonio, y sobre todo la información que maneja, podrían ser claves para avanzar.

DENUNCIA QUE PUEDE CAER

En tanto, la denuncia de Nisman contra la Presidenta por encubrimiento, basada en el memorándum de entendimiento firmado con Irán de 2013, ha sido desestimada por dos instancia judiciales por falta de pruebas, aunque el fiscal Moldes, que ha asumido el caso, espera una decisión definitiva desde Casación.

En medio de esta maraña judicial, el presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, advirtió esta semana que “es momento de tomar definiciones concretas”, ante un proceso judicial enredado y por el cual aún se esperan respuestas.