El juego de las diferencias

Pidió que abrieran el portón que da a Villate, una de las calles que rodea la quinta de Olivos, y salió a saludar a la gente que se había congregado en su apoyo. Para diferenciarse de su antecesora, Macri también dedicó unas pocas palabras a la prensa. El presidente electo va dejando claro, con actos simples, que apuesta al juego de las diferencias con el estilo K.

Tanto, que sus colaboradores deslizaron que lo ideal hubiera sido que se abriera la sala de prensa de la residencia, que permanece clausurada desde hace años. Cristina Kirchner, por su parte, decidió que la reunión de transición fuera privada, sin testigos, y por ende no abrió la quinta presidencial a los medios que, como EL DIA, acudieron a cubrir el acontecimiento.

En manos de Cristina queda ahora que su salida sea ordenada. La despedida sería el 9 de diciembre en la Plaza de Mayo, pero no faltan los que quieren hacer una demostración de fuerza el mismo 10

Macri llegó a la cita con la Presidenta saliente un par de horas después de haber anunciado que la Cancillería quedará en manos de Susana Malcorra, una diplomática con pergaminos pero una perfecta desconocida para la política argentina. Así, el futuro Presidente ratificó su idea de armar un Gabinete sin estrellas aunque con solidez técnica para motorizar la gestión.

Es que en el PRO, la fuerza sobre la que gira la coalición Cambiemos, consideran que el Gobierno nacional está prácticamente paralizado desde hace un par de años. Por eso también se confirmó la designación de gran parte del equipo económico y de Rogelio Frigerio como ministro del Interior, un economista con perfil político que apuntará a dinamizar la relación entre la Nación y las Provincias (ver página 6).

La transferencia del poder de las manos de Cristina a las de Macri implica también un reordenamiento interno en el Frente para la Victoria, que en pocos días pasará del campo oficialista al de la “resistencia” opositora. En ese contexto, la mandataria recibirá hoy en Olivos a los bloques de diputados y senadores, en cuyas filas hay amagues de rebelión interna.

Un punto de discusión pasa por determinar a quién se propondrá para suceder al radical Leandro Despouy al frente de la Auditoría General de la Nación, que dejará ese cargo después de trece años. Según trascendió, la Presidenta quisiera que el control a la gestión de Macri lo hiciera Aníbal Fernández, pero los gobernadores del PJ proponen al jujeño Eduardo Fellner.

La falta de acuerdo entre el kirchnerismo duro y los máximos referentes justicialistas es tan profunda que un gobernador del PJ se habría comunicado con Sergio Massa para negociar el apoyo del Frente Renovador a Fellner, quien viene de perder el Gobierno jujeño con el radical Gerardo Morales. Habrá que ver cómo se zanja ese diferendo interno en los próximos días.

Por su parte, el radicalismo enfrenta su propia discusión tras la negativa de Ernesto Sanz de sumarse al Gabinete de Macri como ministro de Justicia. Además, el mendocino está por dejar también la presidencia de la UCR, que elegirá a su sucesor el 4 de diciembre. Entre los candidatos se encuentran Julio Cobos y el formoseño Luis Naidenoff, según fuentes partidarias.

Pero el propio Cobos echó al ruedo el nombre del cordobés Oscar Aguad, el radical más cercano a Macri. El ex vicepresidente advirtió, en el mismo acto, que la UCR no tiene ahora un interlocutor institucional con el presidente electo por la declinación de Sanz. No se trata de un asunto menor, dado que Macri no contará con mayorías propias en el Congreso nacional.

Las presiones sobre el todavía alcalde porteño son intensas. Ayer por la tarde, cuando salió de la quinta de Olivos para saludar –y de paso repudiar la negativa de Cristina a permitir una imagen de la reunión- Macri pudo ver unos carteles con la leyenda “Campagnoli procurador”. El mismo pedido que, un día antes, había hecho en público su socia política Elisa Carrió.

Antes, las personas que se acercaron a la residencia le habían gritado a un hombre “andate a Venezuela”, porque portaba un cartel con la frase: “Si devalúan, salimos a la calle”. En manos de Cristina queda ahora que su salida sea ordenada. La despedida sería el 9 de diciembre en la Plaza de Mayo, pero no faltan los que quieren hacer una demostración de fuerza el mismo 10.