Un hombre clave en la estructura del poder K

Su nombre, seguramente, no resulta familiar para la mayoría. Pero José López fue, desde que Néstor Kirchner asumió el poder, uno de los hombres más poderosos del Gobierno nacional. Hasta el último día de Cristina Fernández como Presidenta, manejó la estratégica secretaría de Obras Públicas. Por sus manos pasaron todos los proyectos de obra pública, desde los más grandes hasta los más chicos, durante doce años. Era, además, la mano derecha de Julio De Vido.

El kirchnerismo se ocupó, como en el caso de De Vido, de no dejarlo a la intemperie. Fue candidato a legislador del Parlasur y resultó electo para esas controvertidas bancas que todavía no son operativas pero que prometían dieta y fueros desde la elección.

López es ingeniero civil de origen tucumano, aunque se lo puede considerar “un pingüino”. Vivió muchos años en Santa Cruz y desarrolló allí su carrera de funcionario. Desembarcó en la secretaría de Obras Públicas por exclusiva decisión de Néstor Kirchner: el ex Presidente lo puso allí para repartir el poder y evitar que todo quedara en manos del ex ministro y actual diputado del Frente Para la Victoria; por una razón similar sumó a Ricardo Jaime, hoy condenado y preso por corrupción.

López tuvo una enorme influencia en el manejo de la obra pública durante toda la era kirchnerista y era uno de los tantos ex funcionarios del gobierno anterior que están bajo sospecha de enriquecimiento ilícito.

El ex secretario de Obras Públicas tenía un gran conocimiento de esa área porque antes de ser el número 2 de Julio de Vido ocupó diversos cargos relacionados con esa temática.

Se inició en la gestión pública en el año 1991: durante tres años fue vocal del directorio de la Administración General de Vialidad Provincial de Santa Cruz.

De 1992 a 1993 representó al mismo distrito ante el Consejo Interprovincial de Ministros de Obras Públicas. Y luego -entre 1994 y 2003- se convirtió en presidente del directorio del Instituto de Desarrollo Urbano y Vivienda de Santa Cruz.

En 2015, tras el cambio de gobierno, López igualmente logró acomodarse en la política: fue elegido diputado del Parlasur por el FpV. Ahora deberá enfrentar una investigación judicial.

En su última declaración jurada, López, informó un patrimonio de casi 2.000.000 de pesos, en la que, además, no adujo tenencia de dólares.

En tanto, el funcionario tampoco manifestó tener bienes en el exterior ni deudas. Entre otros detalles, dio a conocer cinco lotes (tres en Santa Cruz y dos en Tucumán), dos casas en Río Gallegos y un bote.

López lleva ocho años denunciado en la Justicia federal por supuesto enriquecimiento ilícito. El abogado porteño Ricardo Monner Sans, titular de la Asociación Civil Anticorrupción, recordó que ya en 2008 denunció a López, junto a De Vido, y la causa recayó por sorteo en el juzgado federal número tres de Daniel Rafecas con el número 12441/2008.

Allegados recuerdan que cuando llegó a Río Gallegos, López vivía en una pensión con baño compartido. Lo único que tenía era una guitarra, y no contaba con un abrigo adecuado para el frío patagónico. Sus ex compañeros de pensión recuerdan que no le alcanzaba el dinero para llevar la ropa a un lavadero y la lavaba en su habitación. Luego su vida cambió de la mano de la política.