Adiós a una voz fundamental del nuevo tango

“De los nuevos me impresionó un platense, Roberto Paviotti, quien tiene lo que hay que tener: coraje para imponer el texto, además de afinación y buen color”. La afirmación es de Héctor Stamponi, quien en 1986 vio en Paviotti a “Caracol”, ese intérprete de tangos y canciones de voz profunda, presencia en escena y original fraseo que brilló desde muy pequeño y que el jueves dio su último aliento.

Su hermana, Chela, concuerda: “Era un cantor excepcional, distinto, totalmente distinto: era muy creativo. Roberto tenía una voz hermosa, pero además interpretaba muy bien, se comunicaba con el público: transmitía”, destaca en diálogo con EL DIA. Y recuerda que , que “cantar era un placer” para “Caracol”, apodado así, de muy tanguera manera, por un amor irrealizado de la juventud (era 10 años mayor: el la vendió como su novia y cuando sus amigos lo vieron con otro quedó sellada su suerte: baboso, cornudo, arrastrado, “Caracol”)

TALENTO PRECOZ

Es que, evidentemente, “Caracol” había nacido para cantar: “Desde muy chiquito cantaba: cuando tenía cinco años mi papá lo llevó al conservatorio de Fermín Favero (el mítico instituto Beirot). En un primer momento el profesor Favero no lo quería tomar, decía que era muy chiquitito, que le iba a dar mucho trabajo. Pero cuando lo escuchó cantar, no sólo lo tomó sino que lo integró a una orquesta de niños”, recuerda Chela.

Niño precoz del tango y la canción, Paviotti, “un chico normal” que “siempre hacía un show”, como acostumbraría sobre el escenario, siguió su formación y su carrera en Buenos Aires. “Fue a estudiar a capital, pero todavía era chico, mi papá lo tenía que llevar y traer”, dice su hermana. Allí, Paviotti se establecería y edificaría su carrera: en 1998 grabó su primer disco, “Compás de espera”, convencido, cuenta la historia, por Raúl Carnota para entrar al estudio. Desde entonces, se encadenaron grabaciones y giras que lo llevaron lejos de nuestros pagos, aunque, afirmaba “Caracol”, “sigo viviendo en el lugar donde nací, aunque ya no es un arrabal, sino zona residencial”. Y con sus palabras confirmaba lo que cantaba su voz: “Los nuevos tangos me dan más trabajo, los viejos, como nací en un arrabal, tienen más que ver conmigo”.

LA SALUD

Pero mientras vivía el éxito, la desazón del tango se hizo carne con él: en los últimos años, Paviotti sufrió varios síncopes cardíacos y, aunque los médicos no podían señalar la causa, fue operado en cuatro ocasiones.

“Fueron años de mucho sufrimiento, no estaba bien de salud, pero cada vez que pasaba una operación trabajaba. Siempre estaba con un proyecto a mano. Estoy segura que pensaba salir de esta y seguir grabando”, relata Chela. “Si me ofrecen otra vida, diría que no”, decía en una entrevista de 2013 a La Nación “Caracol”, confirmando la pasión inquieta descripta por su hermana.

La cuarta operación terminó por vencerlo y “Caracol”, una de las voces esenciales del nuevo tango, cargada del encanto de lo nuevo y la profundidad de los desencantos tangueros del pasado, se despidió del mundo terrenal para ser leyenda.