Desde Chile, con más dudas que certezas

Joven cantautor chileno, considerado como una de las voces de mayor resonancia de la nueva tradición musical del país vecino, Nano Stern visita nuevamente nuestra ciudad, esta vez, con un puñado de canciones nuevas que forman parte de “Mil 500 vueltas”, un disco de “búsqueda” que anima a convivir con la incertidumbre y rescatar su belleza.

Nacido en Santiago de Chile bajo el nombre de Fernando Stern Britzmann, a los tres años comenzó a estudiar violín. Lustros después, convencido de que la música era su camino, se anotó en el Conservatorio, una enseñanza académica que abandonó a los veinte años cuando encaró un viaje experimental que le enseñaría todo lo que no se aprende en una escuela.

De Alemania, Holanda y otros soñados destinos de Europa por los que trotó, atesoró sonidos que luego, a su regreso a Latinoamérica, no dudó en mestizar con la tradición musical chilena que encolumna su perfil artístico.

Por eso sus discos son, según su propia definición, “una conversación de sonidos y universos”, vinculando su trabajo al canto popular, la trova, el folk y el rock.

A los treinta y un años, con seis discos de estudio y dos DVD en vivo, Stern es uno de los artistas más convocantes de Chile y su figura se podría emparejar con el argentino Lisandro Aristimuño, con quien comparte el perfil emergente y alterno.

Amante de Charly García, el año pasado llegó por primera vez al monstruoso Viña del Mar, incluso, hasta fue jurado. De aquel festival, que en Chile significa dar un paso al mainstream, dijo que salió ileso gracias a su intransigencia artística: es lo que es, le guste a quién le guste, y así seguirá.

“Por suerte, soy un artista independiente, entonces, por más que me pidan, indiquen o aconsejen (utilizar sonidos más comerciales, por ejemplo) la decisión es mía, y en ningún momento tuve la intención de hacer nada que no fuera lo que tenía ganas de hacer”, aseguró Stern, en diálogo con EL DIA, en relación al momento en el que editó “Mil 500 vueltas”, meses después de haber debutado en Viña del Mar, con toda la repercusión, exposición y presión que eso conlleva.

Sobre su nuevo material -que incluye colaboraciones del uruguayo Jorge Drexler, los argentinos Pedro Aznar y Beatriz Pichi Malen, la colombiana Marta Gómez, la peruana Susana Baca, y desde Estados Unidos, la voz de Joan Báez- aseguró que “viene de alguna manera a sintetizar muchas búsquedas que he hecho en discos anteriores, de una manera más orgánica. Creo que las diferentes influencias que a mí me nutren no están tan evidentes, sino que se han convertido de a poquito en un lenguaje más personal”.

A nivel discursivo, remarcó, el álbum “tiene mucho más de incertidumbre que de certezas. No trata de decirle a nadie cómo tienen que ser las cosas, ni yo te vengo a contar un cuento. Simplemente, intenta plantear muchas preguntas, y abrirse a la belleza de la incertidumbre, que es algo que quizás culturalmente es un poco tabú, pero creo que es importante tomar conciencia sobre la belleza de la duda”.

“El disco intenta plantear preguntas, y abrirse a la belleza de la incertidumbre, que es algo que quizás culturalmente es un poco tabú, pero creo que es importante tomar conciencia sobre la belleza de la duda”

En relación a la gira que lo traerá esta noche a nuestra ciudad -con una presentación desde las 21 en 43 entre 7 y 8 en la que además de las canciones nuevas repasará sus otros cinco discos-, Stern se sinceró con honestidad brutal.

-¿Por qué te presentás en formato voz y guitarra?

-Es un formato que me encanta pero, para ser honesto, no es una cosa que yo elegí. Son las circunstancias de cómo está la escena de la cultura en la Argentina, que está muy resentida, sobre todo, por lo que ha pasado en los últimos años a nivel político. Es un formato de guerrilla. Me parece que es importante ser honesto, y no andar vendiendo bobadas al respecto, ni contando cuentos.

María Virginia Bruno