El secreto del matrimonio Clooney

George Clooney está disfrutando a pleno de su matrimonio con Amal Alamuddin. En una reciente entrevista con el Daily Mirror, el actor explicó que “Nuestro acuerdo es que ninguno de los dos puede estar más de una semana fuera y hasta el momento, por lo general, eso ha funcionado bastante bien”.

El actor asegura estar más feliz que nunca y haber encontrado la fórmula para poder compatibilizar las complicadas agendas de los dos. Amal, de 37 años, es abogada, “lo que significa –explicó Clooney- que puede hacer su trabajo en distintos sitios, así que tratamos de mover las agendas para que encajen”. A poco de su boda, la letrada pudo asistir al rodaje de un anuncio de su marido en una villa italiana. Recientemente, la pareja también ha decidido trasladarse a Nueva York, donde el actor graba una película junto a Julia Roberts –dirigida por Jodie Foster- y Alamuddin ejerce como profesora en la reconocida Universidad de Columbia. Juntos también han asistido a los grandes actos sociales, y la pareja ya se dejado ver en las alfombras rojas de los Globos de Oro, los Oscar y la última gala del Met. Su última aparición fue en el estreno de la nueva película del actor, “Tomorrowland”, a principios de mayo en California.

“Desde el momento en que la conocí hasta ahora, pasar el resto de mi vida con ella ha sido lo más importante y lo que me da la mayor felicidad del mundo”, asegura el intérprete en la entrevista, que recoge El País, de Madrid, en la que añade que aunque no buscaba casarse tomó la decisión al saber que había encontrado a la persona indicada. “Desde que oficializaron su relación, han sido muchas (hay quien dice que demasiadas) las ocasiones en las que uno de los galanes de Hollywood, de 54 años, ha dado rienda suelta a sus sentimientos declarando su amor y admiración por su pareja casi a la mínima ocasión. Y esta ha sido una más. Pero no solo ha dicho que ella es más inteligente que él, sino que ha desvelado algunas de sus intimidades. Amal Clooney no tiene estilista, no cree ser una celebridad y lleva muy bien la nueva presión de la prensa a la que se ve sometida”.

CERCANIAS

Dicen que la distancia es el olvido”, avisa el inolvidable bolero de Roberto Cantoral. Y gran parte de las discusiones sobre el amor, inútiles e inagotables, descansan en esa opción: permanencia o distancia. Hay quienes creen que de lejos se observa mejor el objeto amado; que la rutina agota, que tenerlo tan cerca y tan seguido achica el encanto. Pero también es cierto –sostienen otros- que el exceso de apego crea otro tipo de lazos entrañables y que los enamorados siempre quieren más y lo necesitan todo y cada rato del otro.

Los famosos viven en esa duda. La agenda de ellos no es como la nuestra. Rodajes, encuentros, compromisos. Todo eso es parte del juego. Por eso las cláusulas se encargan de ir enfrentando antes de tiempo las celadas que puede imponer ese estilo de vida. Hay quienes pactan de antemano y ajustan tarifas culposas ante una eventual infidelidad. Otros se atajan ante un eventual divorcio. Los nuevos reglamentos matrimoniales no sólo se reparten los bienes, sino también los recuerdos.

Clooney Amal han puesto su matrimonio a resguardo de la lejanía. Su plan –al menos hasta ahora- es compartir lo más posible y darle cada uno a su carrea la chance de poder incorporar al otro. Hasta hora, el acuerdo parece haber dado buenos y dulces frutos ¿La clave será no estar una semana fuera de casa?

El escritor Vicente Verdú no comparte esa idea. El cree que la lejanía, en lugar de complicar al amor, lo ayuda: “Es decir, igual que el pintor que no se separa del cuadro para contemplarlo, juzgarlo y enmendarlo, para conocerlo y enajenarse de él, el amor sometido a la asidua cercanía, aplasta. La distancia es el deseo y, viceversa, el deseo es la distancia. No su consecuencia, tan solo, sino además su esencia. ¿Parejas que comen, pasean, van al cine y, a continuación, se lavan los dientes juntas, se desnudan juntas y duermen en el mismo lecho? Poco a poco el deseo tiende a escapar, falto del lugar donde expandirse”.

Por suerte la vida enseña que el amor no depende las fórmulas, sino de los enamorados.

Alejandro Castañeda