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Espectáculos |ARTE EN LA PLATA

Homenaje al Maestro: Lido Iacopetti

Así se titula la muestra que hoy se inaugura en el Mumart, en reconocimiento a la trayectoria del pintor y ex profesor del Colegio Nacional

29 de Septiembre de 2016 | 02:35

“Yo no me autotitulo ni siquiera artista”, aclara, de entrada, con su humildad característica Lido Iacopetti, a quien hoy el Museo Municipal de Arte le rendirá reconocimiento con “Homenaje al Maestro”, la muestra en su honor que se podrá visitar desde hoy con entrada libre y gratuita.

A punto de cumplir los 80 años, el oriundo de San Nicolás de los Arroyos elige, sin embargo, otra calificación para definirse. “Soy pintor porque pinto, eso no se puede negar”, dice, en diálogo con EL DIA, aunque no muy convencido de las etiquetas en general.

Para Iacopetti -un pionero en llevar la pintura a la calle, entendiendo que el arte “no es negociable”, algo que le valió más de una tarjeta roja en las principales galerías porteñas-, los títulos -sean buenos o malos- vienen de afuera, y uno no debería cargarse esas mochilas, ni para tirarse abajo, ni para creerse el mejor del mundo.

“Vibrar, conmocionar, transmitir connotaciones muy importantes” es lo que debería provocar con su pintura un maestro, para Iacopetti, el último grado que se logra en alguna actividad. “En el caso del pintor, un maestro sería cuando su obra se transforma en color, atmósfera, luz, espacio. Cuando pintás no es el color en sí, sino que ese color tiene una vida que va más allá de la materia: tiene espíritu”. El cree, “con sinceridad, no con falsa modestia”, no estar en ese grado”, y anhela: “Ojalá lograra acercarme lo más que pueda a ese estado”. Todavía tiene tiempo.

Convencido de que la misión del artista debe ser la de mejorar y embellecer la condición humana, algo que pregona desde 1965 con su “Nueva Imaginación”, reniega de aquellos que, como hobby, toman un curso de pintura y “se creen artistas”. “Con honestidad lo digo, me molesta”. Para Lido, el hecho artístico no pasa “por la técnica” porque entiende que cualquiera puede aprender a pintar. “Hay mucha gente que habla bien pero el discurso está lleno de palabras vacías. Lo mismo pasa con nosotros: podés pintar muy bien y hacer una cosa hueca. El arte, más que una profesión, es profesar; es una actividad eminentemente espiritual”.

PINTURA POPULAR Y RECONOCIMIENTO

El año pasado, el Concejo Deliberante local lo reconoció como “personalidad destacada del arte y la cultura de la Ciudad”, una distinción que, si bien agradeció y recibió, dijo que “no cuadraba” con su objetivo humano, y pidió que se la cambiaran por una de “pintor popular”. Años antes, por el mismo motivo, rechazó una propuesta para nombrarlo ciudadano ilustre.

¿Y qué lo lleva, ahora, a aceptar este reconocimiento? “Este es un homenaje que, veinte años atrás, no habría aceptado -explica-. Y ahora lo acepto porque estoy con el pie en el estribo… Uno está ya al final de un recorrido y digo que sí porque me consolida la pintura. A mí no me interesa que me respeten a mí, me interesa que mi pintura trascienda. Yo invertí toda una vida esto: arrastré a toda la familia en esta locura y no quiero que se pierda. No lo hice con el objetivo de ganar dinero, ni fama, ni estatus. Lo hice con el objetivo de transmitir un mensaje”.

¿Cuál? El no se cansa de decirlo. Nunca. “Mi pintura tiene un mensaje subliminal: es un canto a la libertad, a la vida, al amor, a la justicia, a la dignidad. Luché toda mi vida por eso, pero ¿sabés qué me pasa? Yo me muero amargado, porque veo cómo se derrumba la sociedad, y sufro. Yo sufro. Pero, ¿qué puedo hacer? Yo hice actividad pública toda mi vida, a pesar de que durante mucho tiempo fui rechazado e ignorado. Pero nadie me puede criticar a mí de que fui un aficionado, que lo hice de taquito los domingos, porque yo me lo tomé muy enserio”.

Formado en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Nacional de La Plata con maestros como Héctor Cartier, Martínez Solimán y Angel Osvaldo Nessi, en 1966 Lido se graduó en el profesorado de Historia de las Artes Plásticas, siendo parte de la primera camada de profesores de esta materia en América Latina. Fue, durante cuarenta años, el profesor Iacopetti, recordado por sus sandalias de cuero y las corbatas de lana que Teldy, su fiel compañera, le tejía con cariño.

“Tengo el recuerdo más lindo de todos de la docencia. A diferencia de otros profes, yo le inyectaba mi subjetividad, no iba y vomitaba el librito”, recuerda sobre su faceta docente, en la que, en sus cuarenta años, enseñó a más de diez mil alumnos. Y tren en nostálgico, agrega: “Rompí un molde muy importante que era el estatus. Cuando yo entré al Colegio Nacional, los chicos se paraban y coreaban el saludo para el profesor que hablaba a la distancia. Yo me acerqué, me hice amigo de los chicos. Nunca amonesté, ni aplacé a nadie. Pero, ojo, ¡no me pasé para el otro lado!”.

Siempre con respeto, Lido lograba con sus métodos que los pibes estudiaran, y si no lo hacían, él los sermoneaba, pero de par a par. “Los agarraba en el recreo y les decía ‘che, boludo, vos por qué no estudiás, cuál es tu problema’, y me pasaba ratos y ratos hablando. Les tomaba examen y nadie se copiaba, porque les decía ‘el que se copia es un estafador, y el que se estafa a sí mismo, es un pelotudo’”. Claro que sus “formas” llegaron a oídos de otros profesores, y le han recriminado más de una vez por las “malas palabras” que se escuchaban en su aula. Pero él se defiende. “Yo nunca dije una mala palabra. La mala palabra es emplear una palabra que no es la correcta en ese momento”, dice, con gran verdad. Y se queja de los métodos actuales: “Ahora no podés ir a la escuela, darle café con leche al alumno, y promoverlo sin que estudie. Eso es un daño moral. Al chico hay que enseñarle a que se supere, que sea digno, un hombre de bien. Eso es lo que hacía yo”.

“Lido Iacopetti: homenaje al Maestro”, que se podrá recorrer hasta el 16 de octubre, se desplegará en tres salas del museo ubicado en el Pasaje Dardo Rocha. En total, se expondrán treinta grandes obras del pintor -la más chica mide 1.20 x 1.40-, elegidas al azar, incluyendo una pieza de 3 x 5 metros, realizada en quince paneles de chapadur, llamada “Apocalipsis”.

 

PARA AGENDAR
QUE: Homenaje al Maestro: Lido Iacopetti
CUANDO: Desde hoy y hasta el 16 de octubre
DONDE: Mumart, 7 esquina 49

 

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