Incondicionales, el show de las fans

MARIA VIRGINIA BRUNO

En uno de los sectores más exclusivos de GEBA, con entradas que superaban los dos mil pesos, algunas fans se resignaban: “No es lo que era pero es él y lo amamos igual”. Incondicionales, sin dudas, las seguidoras del Rey Sol fueron las verdaderas protagonistas del show que el mexicano ofreció el sábado ante 15 mil personas en el estadio porteño, ochenta minutos de sonrisas, baile sexy y poca interpretación, con el que cerró su corta gira por el país.

“Me siento estafada, no cantó ‘La Incondicional’”, se quejaba una fan cuando el mexicano terminó de “interpretar” ese hit, dejándole el micrófono íntegramente a una platea mayoritariamente femenina que, desaforada, entonaba, casi metafóricamente, “la que no espera nada…”. Una modalidad que se repitió incansablemente durante toda la noche, y en la que el mexicano, en lugar de cantar, se dedicó a hacer cantar.

Pero a Luismi, sus fans, le perdonan todo. Aún los 45 minutos de retraso con los que subió al escenario, tras un video que resumía una carrera de más de treinta y cinco años, motivo que enmarca el tour “Deja Vu” con el que pasó por Argentina, tras las polémicas cancelaciones en México.

“Qué nivel de mujer” y “Tú sólo tú” fueron los tanques que el artista eligió para abrir la velada, enfundado, como siempre, en un impecable traje negro, y con un bronceado casi dorado que hacía recordar a su colega Julio Iglesias.

Flanqueado por dos pantallas gigantes, que fallaron durante casi todo el recital con una imagen pixelada en la que el artista lucía llamativamente delgado en contraste con la figura que se veía en el escenario, Luismi no dejó de hidratarse y secarse la transpiración durante todo el show, al tiempo que disimulaba una tos crónica, síntomas que confirmarían el mal estado de salud del cantante que llegó al país tras abandonar, literalmente, dos recitales en marcha por sentirse mal físicamente.

De todos modos, para sus seguidoras, que habían llegado desde diferentes puntos del país, el reencuentro con Luismi fue perfecto, con un set list que incluyó perlas como “Suave”, “Sólo arena y mar” y “Dame”, todas canciones de la faceta más bailable del Rey Sol y que lo hicieron, sin embargo, recorrer el escenario con énfasis y buena energía.

Acompañado por un gigante guardaespaldas que lo tenía del cinturón cada vez que se acercaba al borde del escenario para tocarle la mano a alguna fan y así evitar alguna caída, Luismi se metió a la platea en el bolsillo cuando les tiró rosas blancas; protagonizando el primer contacto directo con la gente, con la que apenas había intercambiado un “Buenas noches, Buenos Aires”.

Para el final, tras un cambio de vestuario en el que se sacó el saco por primera vez en toda la velada, interpretó una enérgica versión de la viejita “Cucurrucucú Paloma”, para darle paso a su exitosa “Labios de miel”, el broche del recital que incluyó el lanzamiento de los infaltables papelitos plateados.

Tras su salida del escenario, las fans, que entonaban el clásico “una más”, no se movían de sus lugares. Las esperanzas de que el Rey Sol retorne se hacían mayores con el mantenimiento del estadio a oscuras. Sin embargo, sólo se trató de una estrategia para mantener al público en el lugar mientras Luismi era retirado de GEBA en un auto de lujo. Recién ahí, las luces se prendieron y se dio final a una velada que dejó sabor a poco para los más exigentes, que sí destacaron la notable actuación de su banda y la calidad del sonido.

Tras sus recitales en Argentina, Luis Miguel seguirá con su gira por Chile, con dos presentaciones a partir de esta noche en el Movistar Arena, y una más en la Quinta Vergara de Viña del Mar.