Un Cavalli con estética pop

“La Calisto”, una pequeña fábula erótica que el italiano Francesco Cavalli compuso en 1651, llegará a La Plata por primera vez después de 365 años, con una historia inoxidable basada pura y exclusivamente en las relaciones humanas, con una actualización desde la puesta que se fue configurando a partir de ideas surgidas del cómic y del cine policial de los años 30/40.

Con libreto de Giovanni Faustini (inspirado en el Libro II de “Las metamorfosis de Ovidio”), la pieza barroca se ofrecerá gratis hoy a las 20 y el domingo a las 18 en la Sala Piazzolla, en el marco del Opera Estudio, el programa de perfeccionamiento de cantantes líricos que cuenta desde este año con la dirección del experimentado Pablo Maritano.

Al igual que el trabajo de desestructuración y reflexión que viene encabezando en el Instituto del Teatro Colón donde dicta clases, Maritano justificó la elección de esta ópera para relanzar este programa pensando básicamente en el entrenamiento de los artistas. “Elegimos comenzar por un siglo XVII italiano para descorrer a los cantantes de todo lo que ellos conocen y llevarlos a un lugar en el que se los pone a pensar. La idea, precisamente, es esa: sacarlos de esos lugares transitados y enfrentarlos directamente con esta situación que a veces es extraña, pero siempre muy bella, de la música barroca”, manifestó, en diálogo con EL DIA.

El director escénico aseguró que el objetivo está puesto en la concientización de los artistas, en “llevarlos a los lugares donde ellos tienen que tomar elecciones estéticas, vocales, escénicas, y que los pone de alguna manera con un material con el que tienen que empezar a concientizarse sobre quiénes son”.

Con dirección musical y clave a cargo de Manuel de Olaso y dirección escénica de Pablo Foladori, además de la preparación musical de Rosa Domínguez, Maritano destacó “el serio trabajo logrado”, sobre todo teniendo en cuenta las limitaciones escénicas propias de la Piazzolla, un espacio que, sin embargo, se presta ideal para mostrar este material que implica un canto más cercano al de cámara que al de gran sala.

LA MUSICA

Manuel de Olaso, en una pausa del ensayo general, explicó a EL DIA que uno de los principales desafíos a los que se enfrentó con este proyecto estuvo puesto en el abordaje. “El contexto del programa para el cual se produce esta ópera requería que la obra durara dos horas, entonces tuvimos que hacer un trabajo de edición bastante difícil, sobre qué se saca y qué se deja, para que se mantenga la historia. Algo que no siempre tiene que ver con las mejores melodías o con las mejores arias”.

El hecho de ser una pieza de siglo XVII no representa para él una presión extra porque lo que busca, en general, es que la obra funcione hoy. “La gente tiene que emocionarse, alterarse, enojarse, alegrarse, y si fuera una obra actual buscaría exactamente lo mismo”, remarcó.

En las piezas de Cavalli -a quien el músico ubicó “entre las primeras obras de Caccini y las óperas de Handel”-, De Olaso contó que “siempre hay mucha frescura, momentos ariosos y de recitativos que no son siempre iguales, que tienen gracias armónicas melódicas... es muy rico en elementos, y muy versátil. Creo que la gente que venga a escuchar se va a entretener mucho”.

Sobre “La Calisto”, el joven clavecinista aseguró que se trata de “una joya” y contó una de sus particularidades más interesantes. “En el texto, Júpiter quiere seducir a Calisto, para lo cual, bajo el aspecto de Júpiter, no le funciona, entonces decide, por sugerencia de su amigo Mercurio, transformarse de Diana… En la producción original, Diana, es decir, Júpiter disfrazado de Diana, lo cantaba la misma soprano que hacía Diana. Pero lo que nosotros hacemos, que es lo mismo que hacía René Jacobs en la versión grabada de la ópera, es que el barítono cante en falsete esa parte, lo que representa un gran desafío para nuestro Júpiter (Gabriel Carasso), y le agrega un componente bastante entretenido a la producción”.

Por último, y en la misma línea que Pablo Maritano, el director musical destacó el intenso trabajo pedagógico que implicó para los integrantes de Opera Estudio esta producción porque había algunos cantantes que nunca habían hecho música barroca. “Este repertorio te enfrenta con el problema de la declamación, de cómo colocar la voz, la interpretación del texto...y realmente fue un trabajo muy interesante, y que ha rendido muy buenos frutos”.

EL PROCESO DE TRABAJO/PUESTA

Pablo Foladori, el joven director de escena de quien mucho se ha escuchado hablar en los últimos años por su interesante proyecto de intervención urbana, llevando óperas a lugares no convencionales como subtes, galpones o canchas de básquet, por ejemplo, le contó a EL DIA que trató de actualizar el texto desde una estética contemporánea, casi pop.

“Trabajé el imaginario del policial, sobre todo el policial más canónico de los años 30 y 40 en el cine, cierta estética también de Hard Boiled, y de las publicaciones del pulp fiction”. De todos modos, aclaró que no está situada en un espacio preciso sino que trabajó más con la idea de “tratar de abrir preguntas respecto de la ubicación espacial”, que también incluye alguna que otra referencia futurista.

Acostumbrado a trabajar en intervenciones de espacios no convencionales, el hecho de pensar una puesta para un espacio chico como la Piazzolla no le pareció una limitación. “Traté de manejar todas las posibilidades que me daba la sala, con entradas, escaleras y puertas, además de seguir manteniendo cierta idea de proximidad entre cantante y espectador, que es algo que me sigue despertando curiosidad y ganas de ver cómo funciona”.

Para Foladori, el principal reto de “La Calisto” estuvo puesto en “despegar de la literalidad del texto, y trabajar cierta búsqueda poética”, haciendo todo esto a la par de los intérpretes. “Trabajé mucho con lo que cada cantante traía, con la que cada voz y cada cuerpo me daba. Sobre todo también por esta idea de proceso de trabajo/puesta, que es el marco de Opera Estudio”, concluyó.