“Uno ve la realidad cuando te golpea”

El año que viene se cumplirá un cuarto de siglo desde su debut en la ópera, cuando el Argentino funcionaba en el viejo Cine Rocha. La Musetta que interpretó en aquella “Bohème” de Puccini, dijo, la marcó para siempre: inmediatamente saltó al Colón, en donde cantó junto a Alfredo Kraus, y después siguió forjando una carrera internacional, que la llevó a brillar en los mejores escenarios de Europa y Estados Unidos. Con tanta agua bajo el puente, Paula Almerares celebra hoy su vigencia, se siente respetada como artista y, aunque elige quedarse con las formas y tratos del pasado lírico, sigue girando la rueda aunque preservando más “aquellas pequeñas cosas”.

“Hoy elijo cuidarme la vida”, aseguró la soprano platense, en diálogo con EL DIA, sobre las decisiones que en estos tiempos opta por tomar, como cancelar alguna presentación por enfermedad, algo que en otras circunstancias no se hubiera permitido jamás.

“Lamentablemente, vemos la realidad cuando nos golpea. Y cuando eso pasa, con el tiempo se van reacomodando las piezas y, aunque duela, empezamos a ver la vida de otra forma”, reflexionó la artista, en relación al duro golpe que implicó hace ya dos años la muerte de su madre, Leonor Baldassari, primera bailarina del Teatro Argentino, y quien la acompañó siempre durante el crecimiento de su carrera, esperándola “con el agua al lado de las bambalinas”, función tras función.

Entre presentación y presentación, Almerares cultiva un perfil social y benéfico no tan conocido y que, desde el anonimato, le “llena el corazón”. Junto a su marido, el tenor Rubén Martínez, va a cantar a hospitales, escuelas y geriátricos, en un “intento por devolver todo lo que la vida” le ha dado. “Siento que de alguna forma tengo que retribuir todo lo que esta carrera me dio, todas las posibilidades que me sigue ofreciendo”, contó la cantante, quien, sin temer a las críticas de los líricos más conservadores, que lo considerarían un “pecado mortal”, se lleva el “aparatito con la pista en un CD” y abre la boca y canta como si estuviera en el teatro. “Es exactamente la misma Paula, con la misma entrega”, aclaró.

AGENDA CARGADA

El año pasado nutrió la temporada del Colón con “L’elisir d’amore”, puesta para la que fue convocada por el fallecido maestro Sergio Renán, con quien mucho trabajó y quien ahora “estará haciendo sus puestas en otra parte”. Y este año fue la Donna Anna del “Don Giovanni” que abrió la actividad lírica, bajo la dirección musical de Marc Piollet y escénica de Emilio Sagi. Del elenco internacional se destacó el uruguayo Erwin Schrott, con quien no se veía desde 1996 cuando juntos en Washington interpretaron la ópera cómica de Donizetti, ella como Adina y él como Dulcamara.

En el primer coliseo nacional tiene programadas tres actividades más para este año, entre las que se destaca una actuación en agosto con la Filarmónica de “Las cuatro últimas canciones” de Strauss, que acaba de interpretar en el Auditorio de San Pablo, Brasil, bajo la dirección de Isaac Karabatchevsky; y en noviembre, también con la Filarmónica, realizará “La octava sinfonía” de Mahler.

“Está muy bueno que me sigan convocando para el Colón. Lo que rescato de mí es que con veinticuatro años de carrera sigo vigente”, manifestó la ciudadana ilustre.

Sin embargo, y en tren de confesiones, la soprano dijo sentirse “dolida” por no haber sido programada para esta temporada en el Argentino, un teatro al que considera su casa y al que no volvió tras la trunca “Traviata” de la que se bajó por los problemas de salud que le causó un cruce con el régisseur Willy Landín.

“Yo me ofrecí para hacer la Musetta en la última producción de ‘La Bohème’, porque me parecía que era un gran aporte, teniendo en cuenta que fue el papel con el que debuté en este teatro, y con el que he tenido las mejores críticas”, reconoció la cantante, sobre la propuesta que llevó al primer coliseo bonaerense este año y que no fue tenida en cuenta.

“Entiendo que el teatro no esté pasando un buen momento pero es algo que me duele porque yo soy platense, amo mi ciudad y siempre es grato cantar para mi público, que me ha apoyado siempre en todo”, agregó la artista, quien lamentó, además, “que se hagan tan pocos títulos” durante esta temporada.

De todos modos, Paula volverá al Argentino el próximo 7 de julio, de la mano de una fecha que ella misma ofreció y programó, y que se dará en el marco de las celebraciones patrias por el 9 de Julio. Junto al pianista Juan Pablo Scafidi, en la Sala Piazzolla, interpretarán obras de autores argentinos, franceses y alemanes, además de rendir homenaje a Borges con una obra inédita.

“Yo siempre voy a estar ofreciéndome porque el Argentino es mi casa”, añadió Almerares, un poco desencantada con las formas y los tratos actuales.

Recordando una presentación que hace más de un año encabezó en Río de Janeiro convocada por Karabatchevsky, reflexionó acerca del comercio que hay detrás de la lírica actual.

“Ahora son los managers los que manejan los contratos, y los que deciden todo. Hay como una onda de que el cantante sólo dura cinco años y después se tiene que tirar. Ha cambiado todo muchísimo desde que yo empecé. A mí me gusta más lo antiguo, recibir el llamado directamente del director. Algo que por suerte me sigue sucediendo. Pero ya no hay más estrellas o grandes divas, salvo la Netrebko que yo adoro, pero son cosas muy específicas”.

De todos modos, rescató el “respeto” que se le tiene dentro del mundo lírico. “En ese sentido, yo estoy muy contenta”, manifestó.

Con una fecha programada para el año próximo en Estados Unidos, en donde interpretará por primera vez en formato ópera “La rondine”, la cantante aseguró que en su intento por sumar nuevo repertorio le gustaría probar suerte con una Mimí en “La Bohème”, y repetir papeles como el que tuvo en “Romeo y Julieta”, por ejemplo, o en “Fausto”, en donde cantó, de muy jovencita, junto a Plácido Domingo.

“Todos los papeles te dejan algo, por eso los volvería a hacer una y otra vez”, concluyó la platense, “bendecida y agradecida” por su presente personal y profesional, que la encuentra por fin “en paz” después de un largo tiempo de padecimiento.

María V. Bruno